Por Margarita López Maya
Mientras avanzamos hacia las
parlamentarias del 6-D, los escenarios se han ido nublando por acciones
temerarias del gobierno de Maduro buscando que sus candidatos logren la mayoría
en la próxima AN.
Viene haciendo uso sin
restricciones de recursos mediáticos, materiales y represivos del Estado,
desobedeciendo las leyes. Inventa ardides lamentables, como la xenofobia contra
nuestros vecinos, o la sentencia contra López. Su más reciente estrategia son los
estados de excepción, que ya afectan a 23 municipios y colocan escenarios de
pronóstico reservado en las elecciones de nueve circunscripciones electorales.
¿Llegaremos al 6-D? ¿Será
que el gobierno juega a suspenderlas, alegando condiciones peligrosas en esos,
y quizás otros territorios, que no permitirían el libre ejercicio de sus
derechos a un porción significativa de venezolanos?
Una suspensión tendría alto
costo político para Maduro, incluso podría precipitar su caída. Otro escenario
sería suspender las elecciones solo en esos municipios. ¿Aseguraría con eso una
AN a su favor? Este escenario crearía también una situación políticamente
comprometida para la continuidad legítima del chavismo en el poder.
Maduro y otros funcionarios
chavistas han dicho que no suspenderán las elecciones. Pero sus acciones
demuestran que no creen poder ganarlas. Cabe entonces el escenario en el cual
las parlamentarias se realicen en todo el territorio, pero en las zonas de
excepción, o en otras controladas por militares y colectivos armados chavistas,
la oposición no cuente con condiciones mínimas para hacer campaña o para
garantizar la presencia de sus simpatizantes y testigos en las mesas. ¿Cómo
darle credibilidad así a los resultados?
Nuestra democracia agoniza.
El gobierno carece de voluntad, capacidad o lucidez para entender lo importante
que es que el 6-D la soberanía popular se exprese clara, libre y nítidamente,
ayudando a conjurar tanta violencia y empobrecimiento que nos asola. Los
ciudadanos debemos estar prestos para participar y confrontarlo, exigiendo
observancia electoral independiente, nacional y externa. También cuidando
nosotros mismos, junto a partidos y ONG, de la pulcritud del proceso. Es una
lucha difícil y desigual, pero crucial para nuestro porvenir.
21-09-2015
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