Leonardo Fernández 21 de septiembre de 2015
Durante
el recorrido en las comunidades en esta época electoral, se puede notar un
cambio de actitud en los ciudadanos. En medio de una de las peores crisis que
ha vivido Venezuela, la desesperación y angustia han dado paso a la esperanza,
en sectores donde tradicionalmente el oficialismo ha dominado, pues la gente
está recibiendo con mucho agrado las propuestas de cambio y renovación.
A pesar de las duras circunstancias que golpean a nuestra patria, la incorporación de los ciudadanos independientes y de los partidos a esta cruzada por el rescate de Venezuela es masiva. Cada día son más quienes sin ningún interés particular, se suman al trabajo de las bases para la conquista de una mayoría sólida en la Asamblea Nacional, que nos permita equilibrar la actuación de los poderes públicos, hasta ahora en manos del gobierno.
A
través del trabajo organizado de nuestros insignes dirigentes, hemos logrado
con éxito, resultados que muchos no se esperaban en zonas donde el madurismo se
creía vencedor, pero el peso de la crisis y el trabajo cara a cara con las
comunidades ha sido decisivo para despertar una sed de cambio, que será saciada
este diciembre.
Desde
el gobierno pretenden imponer una agenda de xenofobia y belicismo, mientras los
ciudadanos están buscando quien le lleve planteamientos coherentes que
vislumbren un mejor país donde contemos con supermercados abastecidos,
medicamentos y donde los choferes del transporte público no tengan que gastar
más de lo que ganan en un caucho. Quienes vivimos en un estado fronterizo no
nos comemos el cuento de que Colombia tiene toda la responsabilidad de la
crisis nacional. La credibilidad de quienes nos han engañado por 16 años es
nula y por eso el pueblo busca nuevos horizontes.
No
debemos jugar al triunfalismo, la organización para defender el voto va a ser
un factor determinante para lograr el triunfo. Sabemos que la preciada divisa
electoral está en manos de los factores democráticos, razón que instará al
oficialismo a fraguar sucias jugadas. Sin embargo, con todo un pueblo como
contralor electoral, la trampa no podrá pasar sobre la voluntad soberana.
El
camino por transitar es duro y lleno de dificultades, muchos serán los
obstáculos que ponga un gobierno autoritario para no perder el control del
poder legislativo, pero en la calle se respira un ambiente de esperanza que nos
motiva a seguir trabajando para que la salida a la crisis deje de ser
Maiquetía.
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