Por Roberto Deniz
Los empresarios continúan
alertando la imposibilidad que tienen de abastecer el mercado con normalidad
por la falta de insumos
Los anaqueles de los
supermercados en Venezuela han quedado grandes. Los estantes vacíos contrastan
con las colas de personas a las afueras de los establecimientos comerciales de
todo el país. Muchos de los productos que habitualmente consumían la mayoría de
los venezolanos han desaparecido progresivamente y el desabastecimiento se
tornó en un problema crónico.
El vicepresidente del Área
Económica, Miguel Pérez Abad, promete que en seis meses podrá revertirse esa
tendencia. “Hemos planteado seis meses para estabilizar todo el sistema de
producción y distribución”, dijo recientemente en rueda de prensa.
Pero la crisis no dejó de
agravarse y se fueron sumando productos a la lista del “no hay”. Los
empresarios continúan alertando la imposibilidad que tienen de abastecer el
mercado con normalidad por la falta de insumos, el freno en liquidación de
divisas o la distorsión causada por el control de precios, entre otros
problemas. A finales de abril la Cámara Venezolana de la Industria de Alimentos
(Cavidea) indicó que algunos de esos obstáculos están “afectando severamente la
continuidad de la producción”.
Cerveza:
Tomar cerveza también será
complicado en Venezuela. Empresas Polar paralizó indefinidamente las cuatro
plantas en las que produce la popular bebida tras quedarse sin cebada,
principal insumo para la producción. De acuerdo a la compañía, el Gobierno no
ha aprobado divisas para la importación de la materia prima y se ha quedado sin
alternativas. La parada de Polar impactará a los consumidores, ya que las
distintas cervezas de la empresa representan 80% del mercado. El 20% restante
lo abastece Regional, que actualmente está produciendo, pero al 50% de su
capacidad, de acuerdo a fuentes ligadas a la empresa.
Harina de maíz:
La tradicional harina para
las arepas tampoco escapa a la crisis. Empresas Polar informó recientemente que
los inventarios de maíz llegan hasta finales de mayo y que el Gobierno debe
garantizar la venta del maíz importado para continuar produciendo. “Para seguir
operando con los actuales niveles de producción, las plantas harineras de
Alimentos Polar requieren 17.500 toneladas de maíz blanco todas las semanas”,
aseguró Manuel Felipe Larrazábal, director de la empresa. La oferta de Polar
representa alrededor del 50% de la harina precocida que demanda el mercado. Al
menos existen otras 12 marcas del producto, en su mayoría en manos del Estado,
pero la oferta es casi inexistente, en las redes privadas de supermercados. La
regulación de precios también ha afectado la oferta del producto. Durante meses
el Gobierno obligó a vender el kilo de harina de maíz precocida en 19 bolívares
por kilo, pero recientemente la Sundde aprobó un nuevo precio de 190 bolívares
por kilo, que de acuerdo a los cálculos de Polar aún implica perder 30
bolívares por cada kilo que producen.
Pan:
Las colas se han trasladado
a las panaderías. Los clientes se agolpan en los establecimientos a la espera
del pan “canilla” y los propietarios se han visto obligados a racionar la venta
del producto. El problema fundamental es la falta de “trigo panadero”, producto
cuya importación depende de la estatal Corporación de Abastecimiento y
Servicios Agrícolas (CASA). En una información reciente Cavidea indicó que el
“trigo panadero” es uno de los insumos con un nivel de inventarios “crítico”,
pese a que finales de abril el ministro de Alimentación, Rodolfo Marco Torres,
garantizó el abastecimiento de la materia prima para las panaderías. Juan
Crespo, presidente de la Federación de Trabajadores de la Harina (Fetraharina),
señaló recientemente que los inventarios de harina de trigo están en su “mínimo
histórico”, que varios molinos se han paralizado y que seguramente en los
próximas semanas “las colas se multiplicarán”.
Refrescos:
La Asociación Nacional de
Bebidas Refrescantes (Anber) informó el 9 de mayo que la causa por la cual se
ha visto afectada la producción de refrescos es por la falta de azúcar, cuya
importación también depende de la empresa estatal CASA, en un año en que los
productores han denunciado un descenso en la cosecha nacional. “Estamos
experimentando importantes fallas en el suministro de materias primas
–fundamentalmente azúcar- que han impactado severamente nuestra producción y
abastecimiento pleno del mercado nacional”, indicó Anber. En el texto se
señaló, además, que “no tenemos la certeza de cuándo su abasto se normalizará
en cantidad y oportunidad”.
La embotelladora venezolana
de Coca-Cola paralizó su producción de bebidas endulzadas tras consumir los
inventarios de azúcar industrial. “El sistema Coca-Cola de Venezuela informa
que se han agotado los inventarios de azúcar refinada de uso industrial en
nuestras plantas”, informó la compañía.
Leche:
La industria láctea
atraviesa varios obstáculos. Desde la Asociación de Procesadores de Leche
(Asoprole) y la Cámara Venezolana de la Industrias Lácteas (Cavilac) han
advertido que el precio regulado por el Ejecutivo nacional impide a las
empresas comercializar el producto. “Si tenemos una apertura de precios, da una
bocanada de oxígeno a algunos productos que no se están produciendo en el
país, como es el caso de la leche, que no aparece porque está a muy
bajo costo y nosotros tenemos que pagar por los empaques y el procesamiento”,
declaró recientemente Roger Figueroa, presidente de Cavilac. El 24 de mayo la
Superintendencia Nacional para la Defensa de los Derechos Socio Económicos
(Sundde) autorizó los nuevos precios del producto, tras una congelación de
precios que se remontaba a 2014. La leche pasteurizada oscilará entre los 100 y
los 676,96 bolívares, dependiendo de la presentación.
La falta de empaques,
especialmente los suministrados por la empresa Tetra Pak, es otro de los
factores que ha impedido que el producto llegue con normalidad a los comercios.
La deuda de la compañía con sus casa matriz asciende a 70 millones de dólares
debido a los retrasos de las autoridades a la hora de aprobar las liquidaciones
de divisas. Recientemente el ministro de Alimentación, Rodolfo Marco Torres, se
reunió con la directiva de la compañía, y aseveró que se garantiza la
producción de 50 millones de envases mensuales para leche y jugos.
Atún:
Desde el año pasado la
industria atunera enfrenta problemas por la falta de materia prima. Para la
producción de marcas como Eveba, Margarita, El Faro, El Peñero y Arrecife,
entre otras, se requieren alrededor de 90 mil toneladas de atún entero, pero la
oferta de la pesca nacional no llega a 40 mil toneladas. El déficit debe
compensarse con importaciones de atún entero, pero las empresas procesadoras
han tenido retrasos en las aprobaciones de los permisos necesarios para la
importación. Este año algunas empresas han logrado reactivar la producción,
pero a un ritmo muy por debajo de la capacidad instalada. El producto ha
llegado a los anaqueles con precios que rondan los mil bolívares para las
presentaciones más pequeñas y que supera esa cantidad para las presentaciones
más grandes.
Café:
Buena parte de la producción
de las torrefactoras está en manos del Estado. Sindicatos de varias de esas
compañías han reportado paralizaciones en la producción tras agotarse los
inventarios del grano de café verde, importado desde Brasil por el Gobierno
nacional, así como una mala administración de esas empresas. La producción
nacional a su vez ha caído por diversos factores, entre ellos los cortes
eléctricos y el control de precios, que ha empujado a los productores a
dedicarse a otros cultivos en los que puedan obtener mayor rentabilidad. Carlos
Andrade, secretario general del sindicato de Café Venezuela, declaró a Globovisión
que la empresa está produciendo al 10% de su capacidad y que tienen “serias”
dificultades con la materia prima. “La producción nacional cayó en 80% (…). La
Corporación Venezolana del Café (CVC) importa de Brasil y Nicaragua, pues dicen
que es más económico, pero acaba con la producción nacional”, declaró el
dirigente sindical.
Productos de cuidado
personal:
Conseguir jabón de baño,
desodorante, crema dental o champú también se convirtió en una rareza en el
mercado venezolano. Los fabricantes han tenido problemas para importar insumos,
al igual que las empresas de alimentos, pero han estado afectados
principalmente por el control de precios. Recientemente, en un comunicado
interno Colgate Palmolive explicó a sus trabajadores que no podía sostener la
producción con “pérdidas permanentes”. Esa compañía, como las otras del sector,
estaba comercializando sus productos con precios fijados por el Gobierno en
septiembre de 2014. Recién el pasado 21 de mayo la Sundde emitió la providencia
en la que fijó nuevos precios de venta para productos como la crema dental,
pañales, papel higiénico o jabón de baño.
Productos limpieza del
hogar:
Con los productos para el
aseo del hogar ocurre igual que con los de cuidado personal. El control de
precios ha obligado a las empresas a parar la producción y, en algunos casos,
como el de Clorox, a cesar sus operaciones en Venezuela. Clorox era la
responsable de producir marcas como Nevex y Mistolín, pero a finales de 2014
tomó la decisión de abandonar el mercado venezolano tras acumular años con
pérdidas ocasionadas por el control de precios. La situación se repite en otras
compañías que se mantienen, pero han reducido al mínimo la diversidad de marcas
y presentaciones de productos para el cuidado del hogar. También enfrentan dificultades
para importar insumos como el sulfato de sodio y cebo, necesarios para la
producción de detergentes y jabones en barra.
Pasta y Arroz:
El trigo y el arroz son dos
de los insumos con los que las empresas productoras tienen problemas, de
acuerdo a la información de Cavidea. Pero la pasta y el arroz también han
desaparecido de los anaqueles por el control de precios. El precio oficial del
arroz es de 25 bolívares el kilogramo y el de la pasta es de apenas 15
bolívares por kilogramo, lo que hace atractivo estos productos para luego ser
revendidos en el mercado informal por los “bachaqueros”. A comienzos de año,
Cavidea planteó que de acuerdo a las estructuras de costos de las empresas, el
kilo de arroz debería costar 102 bolívares, mientras que el de pasta 141
bolívares. De esa propuesta han pasado varios meses y en el sector aún esperan
por el ajuste de precios.
29-05-16
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