Por Oscar
Bastidas Delgado.
La participación como proceso organizacional tiene sus
variantes, ellas van desde solo opinar e incidir en posibles decisiones o coinfluencia
hasta la autogestionaria en el otro extremo. Con ellas podría construirse una
tipología según sus incidencias en los niveles o esferas organizacionales,
desde los inferiores u operativos a los superiores o estratégicos así:
1) Participación en la esfera operativa. Acá la participación se inscribe en el esquema de la
subordinación, pues las decisiones dependerán de una instancia superior: coinfluencia,
participación en las actividades, dirección por objetivos, círculos de calidad,
control obrero en lo operativo, son algunas formas entre otras.
2) Participación en la esfera gerencial. Impulsa el compartir entre representantes del capital
como gerencia general, y medias y sectoriales con los trabajadores: codecisión
o codeterminación, algunas formas de organización matricial, algunas formas de
control obrero, participación en la junta directiva, cogobierno, y la cogestión
como la de mayor trascendencia, entre otras.
3) Participación en la esfera estratégica. Son las de mayor importancia y trascendencia pues en
esas esfera se toman las decisiones que dan vida o muerte a la organización:
participación accionaria que permite tomar decisiones proporcionales al
porcentaje de capital invertido en acciones como en las compañías anónimas y la autogestión propiamente, que no funciona
con base en el capital sino en la condición humana sobre el principio de “una
persona, un voto”.
Existen otras modalidades participativas pero de carácter
financiero generalmente establecidas por convenios laborales como la
participación en los beneficios netos o brutos de la organización: otras para
reconocer pecuniariamente el aporte de los actores y para el desarrollo de
planes sociales.
Es de subrayar que para que un proceso sea considerado
como participativo, debe ser voluntario; seguidamente se reseñan las más
utilizadas a partir de la más sencilla.
- Coinfluencia. Fácil de
instrumentar y directa, permite que cualquier stakeholder —los individuos, grupos u organizaciones que tienen
influencia en una organización o son influidos por sus decisiones— repercuta en
la organización mediante sugerencias o propuestas, pudiendo o no recibir
compensaciones; una herramienta ilustrativa es el buzón de sugerencias.
- Participación en actividades. Está referida a la injerencia que a manera de valor agregado pueda
realizar cualquier asociado o trabajador en la esfera operativa de la organización;
por depender su aplicación de la anuencia de la gerencia o coordinación, se
clasifica como subordinada, puesto que puede ser modificarla o eliminada.
- Grupos Autónomos de Trabajo. Son equipos con delegación de poder suficiente para decidir con
respecto a las normas, métodos y procedimientos que rigen la orientación y ejecución
del trabajo asignado, funcionan en los niveles operativos. Sus miembros adoptan
roles con flexibilidad suficiente de acuerdo con las necesidades de avance
hacia las metas en un clima de respeto y confianza. Estos grupos pueden
encontrarse en organizaciones con diversas estructuras, incluyendo las horizontales,
la experiencia de mayor renombre fue la de la Volvo, fabrica sueca de automóviles.
- Círculos de calidad. Fue iniciada y desarrollada por empresas japonesas en los 60s. Es en sí misma una técnica de trabajo grupal
integrada por voluntarios de una misma área de trabajo que persiguen
identificar y solucionar dificultades vinculadas a la productividad, las condiciones
de trabajo y las situaciones contingentes formulando propuestas que finalmente deben
ser aprobadas por los directivos. Los participantes varían entre siete y
quince, pudiendo participar el respectivo supervisor o coordinador; su
implantación obliga a un estilo participativo de dirección.
- Control obrero. Se
entiende por tal una intervención de los obreros organizados en la gestión
parcial o total de las empresas. Puede aparecer como: 1) derecho de observación
de los trabajadores sobre aspectos operativos, gerenciales o estratégicos de la organización; 2.- derecho a verificar los
estados financieros; y 3.- como consecuencia de un proceso conflictual o
huelguístico que arranca concesiones al sector patronal mediante, por ejemplo, la
toma de la empresa y hasta su puesta en marcha sin consentimiento patronal.
Ha tomado auge en la recuperación de empresas mediante
cooperativas como en Argentina y otros países como en España con las sociedades
anónimas laborales (SALs); y también como medida de presión a gobiernos como el
venezolano a fin de que declare de utilidad pública ciertas empresas y
estatizarlas como en el caso de la Compañía Anónima Venezolana de Pulpa y Papel
(Venepal C.A.). En la historia de las luchas obreras, esta modalidad ha asumido
formas de cuestionamiento grave al poder patronal, por lo que algunos actores y
teóricos la han catalogado como de avance hacia la autogestión, sin que en la
amplia mayoría de los casos se llegue a este extremo.
Los consejos de gestión socialista de los trabajadores
y trabajadoras de empresas públicas como el intentado en la Empresa Eléctrica
Nacional (Corpoelec) y en la misma Venepal, y el supuesto “control obrero”
impuesto en las industrias básicas y minería por la presidencia de la
Corporación Venezolana de Guayana, no trascendieron pues se quedaron en la
etapa de los ejercicios retóricos y el de las reuniones de personas
seleccionadas a dedo por niveles superiores; finalmente no pueden calificarse
como modalidades participativas porque la participación no se impone; tan poco
interés tenía el gobierno central en impulsar esa participación laboral que, fracasados
esos intentos, la casi totalidad de esas empresas son dirigidas por militares.
- Cogestión. Esta
modalidad se refiere a la participación de los asalariados en la gestión de la
empresa con base en el reconocimiento mutuo del capital y del trabajo, en ella,
ambas partes comparten decisiones relativas a la gestión de manera total o
parcial, para que exista, es necesario un poder efectivo de intervención de los
trabajadores en las decisiones que supere los derechos de información y
consulta; un país que ha basado su estrategia de desarrollo en la cogestión es
Alemania, gracias a ella superó las consecuencias de la segunda Guerra Mundial
y hoy se mantiene como real potencia económica.
En Venezuela, el Gobierno ofreció desarrollar una
supuesta cogestión en el más del centenar de empresas estatizadas como Venepal
C.A pero nada más lejos, la confundió con una también supuesta participación
accionaria pues finalmente los trabajadores organizados en cooperativas como en
este caso tampoco recibieron el 49% de las acciones recibidas.
- Participación accionaria o en el capital. Permite influir en una organización gracias a la
posesión de títulos de capital (acciones, certificados u otros, dependiendo de
la forma jurídica) y, dependiendo de la proporción de capital poseído,
trascender a los beneficios y a la gestión. Para algunos empresarios, el eje
central de esta modalidad es involucrar a los trabajadores en la obtención de
resultados de calidad; ejemplos interesantes de participación de no asociados
en el capital se observan en Canadá, país en el que las cooperativas de trabajadores-accionistas
permiten a los trabajadores financiar la compra de acciones de la empresa en
que laboran para salvarlas o fortalecerlas financieramente y así conservar sus
empleos.
En España sucede algo similar con las
Sociedades Anónimas Laborales (SALs) y con las cooperativas mismas que para fortalecerse en lo económico con motivo de la
incorporación de ese país a la Unión Europea, aceptaron inversiones de no
asociados con participación en las decisiones siempre que estos no rompiesen el
funcionamiento democrático. Esa iniciativa española influyó en la nueva redacción
del principio de la Gestión Democrática al cambiar la redacción “una persona,
un voto” para señalar que las cooperativas se organicen “de forma democrática”.
- La autogestión. Aunque
este término se ha convertido en comodín para explicar innumerables actividades
y procesos que numerosas veces no tienen que ver con su esencia, ya en 1977,
Yvon Bourdet, de la Escuela de Altos Estudios de Ciencias Sociales de París,
advertía acerca de su indiscriminado uso, pues servía tanto para referirse a
planteamientos teóricos sobre un socialismo posible, pasando por procesos como
el de la Yugoslavia de Tito y la Argelia poscolonial, hasta un comunismo. Otro
error frecuente es confundirla con autofinanciamiento, sin negar que una
organización autogestionaria pueda recurrir a empréstitos o recibir donaciones
siempre que no le altere el principio de la autonomía e independencia.
Para que la participación sea considerada como
autogestionaria debe cumplir ciertas condiciones: 1) ingreso y retiro
voluntario; 2) ingreso por selección de personas del mismo nivel que ocupará
quien ingrese; 3) objetivos claramente compartidos; 4) en lo posible, aportes
económicos similares para ingresar; 5) régimen de propiedad variado; 6) identidad
fortalecida por valores y principios; 7) aporte en trabajo como determinante; 8)
relaciones personales basadas en conocimiento y condición humana y social, no
por el capital o bienes aportados; 9) gestión democrática con descentralización
extrema: una persona, un voto; 10) “asamblea de todos” como espacio democrático
de decisión; 11) decisiones por consenso en lo posible, buscando la unidad
dentro de la diversidad de posiciones.
Continúa: 12) quienes deciden también ejecutan, no existe
la burocrática división jefes-subordinados; 13) rotación horizontal en lo
posible, es decir, rotar entre actividades y tareas de un mismo nivel rompiéndose
así la división taylorista tradicional del trabajo; 14) rotación vertical en lo
posible entre los niveles jerárquicos de la organización: estratégico,
coordinación y operativo, lo que disminuye o elimina jerarquías; 15) comunicaciones
en todas direcciones: sin fronteras, fluidas, directas, por medios masivos en
lo posible; 16) normas y procedimientos flexibles aprobados por la asamblea
como instrumentos orientadores y no fines en sí mismos; 17) reparto de
excedentes con base en el valor de la equidad: quien más aporta más percibe, y
con aprobación de la asamblea; y 18) trascender a la sociedad buscando
generalizar la autogestión.
Si se observa esta modalidad a la luz de las
características weberianas del modelo burocrático, la autogestión se opone en su
totalidad a los mecanismos burocráticos de funcionamiento. Su carácter variará
según el ámbito, jamás sería igual en una organización que en una comunidad o
país. De ese nivel dependerán los términos: 1.- Micro-autogestión o autogestión
organizacional si se desarrolla en una organización; 2) autogestión local o
regional; y 3) autogestión propiamente si se trata de un país. Para algunos
autores y actores, incluyendo al de estas líneas, la autogestión optima es a
nivel de un país ya que la autogestión necesita expandirse y más autogestión
para desarrollarse.
En siguientes artículos profundizaremos en estas
modalidades así como en los Planes de Participación de los Empleados en el
Capital (Employee Stock Ownership Plans
(ESOPs) de USA.
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