Por Vladimir Villegas
Son absolutamente
comprensibles las aprehensiones que existen con respecto al diálogo como
mecanismo que permita resolver en paz las diferencias entre los venezolanos y
abrir caminos a la solución de los graves problemas que padecemos en Venezuela.
No es para menos. Las
experiencias que hemos tenido han sido cuando menos frustrantes. En lo
personal, participé junto a Henri Falcón, Hiram Gaviria, Pedro Pablo Fernández
y otros venezolanos no identificados con el actual gobierno en la iniciativa
promovida por el presidente Nicolás Maduro denominada Conferencia de Paz a la
cual, por razones absolutamente respetables, no quiso sumarse la Mesa de la
Unidad Democràtica. Esa iniciativa no dio resultados, a excepción que de alguna
manera sirvió de antesala a la recordada reunión gobierno-oposición en
Miraflores, en la cual voceros de ambos sectores se dijeron de todo, pero no se
escucharon.
Después del 11 de abril de
2002 el Centro Cárter y la OEA también impulsaron, junto con otros factores
nacionales e internacionales, un proceso de diálogo que si bien de alguna
manera abrió las puertas al referéndum revocatorio de agosto de 2004, tampoco
zanjó definitivamente el grave conflicto político existente en el país. Es
decir, no hemos tenido suerte con el bendito diálogo. Para qué negarlo. Pero
ello no implica que no sea una mejor alternativa que la confrontación violenta.
Son numerosos los países que primero fueron a la guerra civil y luego, sobre
inmensas montañas de muertos, terminaron sentándose a la mesa las fuerzas en
conflicto, vencidos y vencedores. Ejemplos sobran.
Les confieso que luego de
haber participado de una iniciativa que naufragó básicamente por la falta de
interés real de la partes por un diálogo franco y realmente productivo, también
tengo mis reservas, mi buena dosis de escepticismo con respecto a lo que puedan
lograr los ex presidentes José Luis Rodríguez Zapatero, Leonel Fernández y
Martín Torrijos, y con respecto a que podamos, mediante el diálogo, encontrar
vías para acuerdos mínimos, siempre en el marco de la Constitución.
Ese escepticismo aumenta
cuando de lado y lado, cada quien con su argumento, se escuchan voces contrarias
al diálogo, y cuando el Vaticano anuncia que la visita del canciller a
Venezuela se suspendió o canceló por razones ajenas a la máxima representación
de la Iglesia.
¿La negativa del gobierno de
Venezuela a recibir al canciller del Estado Vaticano es la respuesta a la carta
que le envió el papa? ¿Se rechaza de plano la posibilidad de que su santidad
Francisco apoye activamente un eventual proceso de diálogo en Venezuela? La
respuesta a ambas preguntas es muy importante, porque permitiría valorar la real
disposición del presidente a sentarse con la oposición venezolana, e incluso
con otros sectores de la vida académica, económica, cultural y social.
El viernes pasado, junto con
Eduardo Fernández, Hiram Gaviria, Luis Fuenmayor Toro, Giuseppe Gianetto, Manuel
Torres, Segundo Meléndez y Armando Gaviria, participé en una reunión con el ex
presidente Leonel Fernández, y cada quien expuso allí sus puntos de vista sobre
este tema del diálogo. En lo particular le manifesté mi temor de que una vez
más se pretenda utilizar el diálogo como una treta para ganar tiempo lo cual, a
mi juicio, sería una peligrosa manera de perder el tiempo, tan valioso en estos
momentos de crisis y gran crispación social y política.
Los ex presidentes Rodríguez
Zapatero, Fernández y Torrijos están al tanto de la gravedad de la crisis en el
país. Seguramente son los primeros en entender que no es tiempo de correr la
arruga y tratar de marear al adversario. El diálogo, así lo veo yo, es una
puerta a la paz y a la justicia, categorías que no pueden marchar por separado,
y que en el caso de nuestro país están asociadas también al respeto a la
voluntad popular y al sagrado contenido de la carta magna .Si dejamos que se
cierre esa puerta corremos el riesgo de que siga escalando el conflicto en nuestro
país. Y las cosas en Venezuela no están para juegos. Ojalá que por el bien de
la nación, tengan éxito.
Jesús Ramírez
El pasado viernes falleció
el profesor y dirigente magisterial Jesús Ramírez, padre de nuestra querida
compañera de estudios universitarios Ling How Ramírez. A ella y a sus hermanos
Lizmar y Raúl, así como a todos los familiares del profesor Ramírez, nuestras
condolencias .Paz a sus restos.
24-05-16
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