Por Luis Manuel Aguana, 02/09/2016
Es muy difícil separar el comportamiento del verdadero sentimiento
opositor de los venezolanos que se manifestó mayoritariamente el 1S en las
calles, y que desea un cambio constitucional, pacifico y electoral al desastre
que nos azota, y su dirección política, ante un régimen que no cree en
elecciones, ni en la manifestación palpable de esa mayoría en las calles.
Es por esa razón que si uno se pronuncia en relación al comportamiento
de la dirigencia opositora durante el 1S pareciera que se intentara empañar la
gigantesca presencia del pueblo en las calles. Por eso lo primero que debo
señalar es que no existe relación alguna entre una cosa y la otra. El hecho que
la gente se haya volcado masivamente a las calles, no a acompañar consignas,
sino a manifestar un rechazo rotundo al régimen castro-chavista-madurista, no
guarda relación alguna con la calidad de la dirigencia política que convocó ese
evento.
Es por eso que 6D la población voto masivamente sin distingo de partido
ni de color político por la única tarjeta que ofreció salir del régimen
inmediatamente. El 1S la gente salió a la calle en la misma proporción del 6D,
a exigir lo mismo: un cambio inmediato de la situación política del país. Dos
fechas diferentes buscando de su liderazgo el mismo resultado. Pero de nuevo,
la gente volvió a sentirse decepcionada de sus conductores, al esperar un
desenvolvimiento diferente de los hechos ese día.
En el fondo creo que la decepción radica en que algunos esperaban un
nuevo 11A-2002. Ciertamente se anunció que la marcha sería mayor que la de
aquel histórico día pero no se dijo que habría los mismos resultados. Eso fue
una esperanza de la gente. Y tal vez con esa aspiración en el fondo, la marcha
siguió las pautas y no hubo confrontación ni violación de los límites
establecidos. El descontento se volcó a las calles pero sin que nadie buscara
salidas “fast-track”, como era la esperanza de algunos.
Sin embargo, como en el 6D, de nuevo la oposición oficial ganó las
indulgencias con el escapulario ajeno del descontento popular, y otra vez la
gente se quedó esperando más de aquellos que conducen los destinos opositores.
A las 2pm y aun sin haber arribado todos los convocados a la gran “Toma
de Caracas”, la dirigencia de la MUD cerró el acto, mandando de nuevo a la
gente a “tocar cacerolas” y “bailar salsa”, dejando a la población con los
crespos hechos esperando más. Otra vez la gente se retiró frustrada con un
nuevo programa de citas de calle anunciado, que incorpora -esta vez sí-
movilizaciones en las principales ciudades del país.
En otras palabras, la MUD se vistió como Superman, primero los
pantalones y después los interiores. Convocaron primero a la gente del interior
a una gran marcha en Caracas, -que al final no atendieron porque no pudieron
entrar- y después al resto del país. Las regiones siempre de último en las
prioridades políticas, cuando son ellas las que están llevando la peor parte de
esta crisis humanitaria.
La MUD perdió una extraordinaria oportunidad de encarar al régimen y
roncar la mayoría en las calles amenazando con no salir de ellas hasta que
dejaran entrar a Caracas a la gente del interior, que hizo esfuerzos
sobrehumanos y extraordinarios para llegar a la capital, enfrentando toda clase
de atropellos y violencia de las hordas armadas del régimen, incluyendo el
hostigamiento a los manifestantes y el asesinato de un joven dirigente
político. Esa fue una actitud desconsiderada que olvida de nuevo a los
venezolanos del interior que creyeron en su mensaje; y muy propio de aquellos
que se negaron a marchar al CNE en Caracas aquel lamentable 17A-2013 y que
todavía pareciera que siguen el guión del régimen.
Se demostró en las calles lo que ya sabíamos el 6D pero con mayor
contundencia y actualidad presencial. Somos mayoría. Pero ¿qué hará la
oposición oficial con eso? ¿Qué está dispuesta a hacer? Esa es la frustración
que se sintió en las calles el 1S. Tener la certeza de que somos mayoría y no
poder cambiar el estado de cosas es muy frustrante, lo que hace más grande la
responsabilidad de quienes tienen el compromiso de dirigir esa mayoría.
En atención a esa mayoría que antes se expresó el 6D, algunos hemos
solicitado que la Asamblea Nacional destituya al Presidente de la República.
Hemos indicado que tienen suficientes bases para eso y no lo han hecho. Esa fue
la primera frustración. La frustración de ayer no fue tanto que no se
desbordaran los ánimos y se cayera el gobierno como el 2002, sino que la
dirigencia opositora no haya hecho nada para hacer valer esa mayoría de alguna
manera.
Pudieron hacer una vigilia hasta el otro día a la espera de la gente
que llegaba a Caracas del interior, por los muertos de la violencia del régimen
y los presos políticos, como lo sugirió Diego Arria. Pudieron hacer mil cosas,
la gente estaba allí. ¿Por qué seguir obedientemente el guión de un régimen que
previo a la marcha encarceló y violó los derechos humanos de dirigentes de la
oposición, y todavía amedrenta a la población por manifestarse en contra de
ellos? Esa tal vez es la mansedumbre que se le reclamó a la dirigencia política
el 1S. Esperamos que esa actitud cambie radicalmente en los próximos encuentros
dadas las amenazas del Ilegitimo el 1S.
Pero ahora los retos de la oposición oficial se incrementan
significativamente. La gente elevó la apuesta porque de alguna manera la MUD se
jugó a Rosalinda el 1S. Después de esa manifestación es imposible ir para
atrás. La gente espera masivamente el Referendo Revocatorio este año y así lo
demostró en las calles. ¿Qué les dirán cuando el régimen de Tiby los desengañe?
¿Qué tendremos elecciones de Gobernadores en lugar de Revocatorio? Vayan
buscándose otra excusa.
A partir del 1S no se puede abandonar las calles e ir “in crecendo” el
sentir de un pueblo que quiere cambios inmediatos porque así lo demostraron
quienes mayoritariamente marcharon ese día. Si la oposición oficial no se pone
a la altura de eso se verá rebasada. La agenda de presencia en las calles
comenzando en el interior es un buen inicio pero debe terminar con la salida de
Maduro de Miraflores en un futuro cierto y previsible, así no sea en un día, ni
con una réplica del 11A-2002.
A la MUD le corre el reloj del 2016. No es suficiente con ganar
indulgencias con escapulario ajeno. Tienen que probar que esa estrategia de
“demostración” de algo que no les pertenece, y que ya conocemos desde el 6D,
tendrá resultados concretos este año. Para ello les ofrecemos sin cargo alguno
que asuman nuestro ofrecimiento “Tres Días Dos Firmas para el Cambio” (http://ancoficial.blogspot.com/2016/08/tres-dias-dos-firmas-para-el-cambio.html)
para el inicio de un proceso Constituyente.
Esa fuerza que se demostrara el 6D y ahora el 1S, no es de ellos, es
del Soberano pueblo de Venezuela. Solo si lo entienden así, la marcha del 1S y
las que vengan después tendrán sentido. De otra manera los venezolanos veremos
siempre los mismos resultados, con un régimen que se prolongará indefinidamente
y con una oposición que le sigue el juego manteniendo sus propios intereses. De
ser así tendríamos que darles la razón a aquellos que esperaban que el 1S-2016
se convirtiera en otro11A-2002…
Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter: @laguana
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