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viernes, 16 de septiembre de 2016

¿Hablamos? Por @felixseijasr


Por Félix Seijas Rodríguez


Durante algunos días la opinión pública centró su atención en comentarios sobre supuestos encuentros entre gobierno y oposición. El martes pasado las dudas quedaron despejadas: los encuentros eran ciertos y los nombres de los protagonistas se conocieron.

Para que Venezuela pueda salir del hoyo en el que se encuentra, sin traumas adicionales a los que ya padece, es imperativo que gobierno y oposición se acerquen a través de un diálogo que allane el camino a soluciones democráticas. Adicionalmente, cerca de 80% de la población identifica el diálogo como un elemento que, más allá de lo que cada quien piense que deba suceder con la Presidencia de la República, puede brindar soluciones inmediatas a los problemas más agudos que les aquejan. Es decir, estos intentos de encuentros no solo son necesarios, sino que además responden al clamor de la mayoría, por lo que no se puede sino celebrar que los mismos se estén llevando a cabo.

Entonces, ¿por qué la noticia sobre reuniones entre las principales facciones de la política nacional causó tanto revuelo? Pues, porque las mismas eran secretas y su divulgación ocurrió de manera no planificada y con intenciones innobles, en un país que atraviesa una situación social y económica de gran sensibilidad, y en el cual 60% desconfía de la clase política.


Puede que haya sido precisamente el conocimiento sobre tal desconfianza lo que llevó a la MUD a mantener, en un principio, los acercamientos alejados de la opinión pública, para que estos no fuesen mal interpretados. Sin embargo, tal decisión colocó en manos de su adversario la oportunidad de asentar un nuevo golpe a la imagen de la Unidad. Y es que hay dos cosas que le hacen mucho daño a la MUD. Una es transmitir a la población falta de cohesión, y la otra es emitir señales que activen alarmas de desconfianza. Estas reuniones secretas le han servido al gobierno para atacar ambos flancos. Por un lado, al no estar informados todos los actores de la coalición opositora sobre tales acercamientos, resultaba sencillo crear un ambiente de zozobra, al menos por unas horas, que pusiera en entredicho la solidez de la Unidad. Por otra parte, ya que la opinión pública no conocía sobre estas reuniones ni sus propósitos, a representantes oficialistas les bastó con soltar algunas frases para sembrar la duda sobre cuáles eran los puntos tratados en los encuentros, y las intenciones que estos perseguían. Y todo esto sucede estando aún fresca en la memoria la experiencia de las reuniones en Santo Domingo.

Estamos a las puertas de eventos cruciales en el desarrollo de la agenda política del país. Se acerca la decisión sobre la fecha y las condiciones para la recolección del 20% de voluntades para la activación del referendo Revocatorio. Este evento representa en sí mismo un riesgo enorme para el gobierno, quien deberá minimizarlo a toda costa. Así, las condiciones que colocará el CNE para la recolección de firmas serán las peores para el propósito opositor. También, en algún momento quedará claro que el referendo no se realizará en 2016, con las consecuencias que esto supone. Con todo esto a la vuelta de la esquina, el trabajo del oficialismo es debilitar a la MUD como representante de la masa opositora; mermar su capacidad de movilizar a millones como lo demostró el pasado 1° de septiembre; restarle fuerza como ente canalizador de una energía latente que hoy se muestra dispuesta a manifestar su molestia. Por eso busca confundir. Por eso busca dividir. Por eso hace creer a la población que en reuniones exploratorias se están negociando cosas a espaldas de la gente.

La oposición debe evitar facilitar el trabajo al gobierno. El foco debe estar en el evento del 20%, en lo que él representa y puede originar. Existen más de 10 millones de almas que dicen querer el referendo. Esa motivación hay que cuidarla. Ese ánimo hay que potenciarlo porque las trabas que se avecinan así lo requieren. En enero advertíamos que la estrategia comunicacional jugaría un papel vital en el desarrollo de los acontecimientos durante este año y que de ella dependería el éxito o fracaso de la cruzada opositora. Ahí precisamente pareciera estar la debilidad de la MUD en la actualidad.

15-09-16




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