Por Jorge Giordani
A la reciente medida del
cambio ministerial se le vieron las costuras, como las que espera un buen
bateador ante la amenaza de un lanzador con la bola de nudillos. Nada que ver.
Más de lo mismo, mientras más cambios se realizan, más sigue siendo lo mismo. Este
gobierno no aprende acerca del tamaño ni la dimensión de la crisis hegemónica
en que se encuentra, ni mide las consecuencias que ello produce para el pueblo
venezolano que continúa pasando las de Caín, para poder sobrevivir en un
ambiente de inseguridad personal, de disminución de la calidad de vida, y la
falta de perspectivas para el futuro de las próximas generaciones.
Ensimismado como se encuentra
entre las mieles del supuesto poder del Estado, y el cada vez menos eficaz de
la organización política, el PSUV, para no hablar de los movimientos y partidos
conglomerados en el cada vez menos visible Polo Patriótico. Lamentablemente las
cosas van mal y no hemos tocado fondo ahora que ya hasta ha decidido el
gobierno endeudarse más en sus compromisos del gobierno central, aparte las
capacidades que todavía quedan dados los altos volúmenes de reservas de
hidrocarburos por debajo de la corteza terrestre, o la obscena entrega de más
del 10% del territorio nacional a las empresas transnacionales y al mejor postor
que desee aprovecharse de dichos recursos sin importarle las consecuencias a la
naturaleza y lo que le ocurrirá a las próximas generaciones de venezolanos, con
aquello del ¨Arco Minero del Orinoco¨. El gobierno actual ha terminado por
perder hasta la vergüenza de ser venezolanos, a costo de mantenerse en el
supuesto poder hasta finales de un período que concluiría en el 2018, a dos
años de distancia apenas.
Se le vieron las costuras del
enroque ministerial al repartir entre los distintos grupos que se pelean por
mantener un liderazgo personalista e individual, luego de la siembra del
Comandante Chávez a ya casi cuatro años del 5 de marzo de 2013. Figuras que se
mueven de un puesto al otro, en una suerte de ¨barajeo¨ de la mano, tratando de
satisfacerlos a todos con un pedazo de la torta de la renta de hidrocarburos
con la ilusión de un aumento de precios que cada día que pasa tiene menor poder
de compra en el exterior, sin decir lo que le ocurre a la mayoría de los
venezolanos con ingresos en relación a la moneda extranjera que se encuentran
cerca del nivel de pobreza absoluta, a pesar del cinismo expresado por algunos
funcionarios que siguen manipulando cifras, sin una publicación dado que han
terminado por desmontar los sistemas que venían rigiendo al Instituto Nacional
de Estadísticas (INE), y al Banco Central de Venezuela (BCV), en una suerte de
esconder el sofá, para mentirle al país en algo que la mayoría de los
venezolanos que viven de un ingreso salarial, que no alcanza para cubrir sus
necesidades básicas de salud y alimentación.
Pero es que el reparto no se
dio solamente en el campo de las personalidades de lo civil, sino que alcanza
también a miembros de la institución armada, en una suerte de dar para
comprometer, quién sabe para tratar de minimizar el impacto de la posible
reacción de dicha institución, muy lejos de lo que vino a llamarse la unidad de
la Fuerza Armada y el pueblo venezolano. Cómo llegó a afirmar una vez el Moro
de Tréveris, la ¨burocracia es un círculo del que nadie puede
escapar¨. En una suerte de desmoronamiento gubernamental, junto con el aumento
de un proceso de burocratización que culmina en una mayor ineficiencia, a lo
cual se agregan los acuerdos con un sector privado cada vez más ansioso de
hacerse de las pocas divisas que produce nuestra mermada industria de los
hidrocarburos.
Acompañada a la ¨movida
ministerial¨ la salida de una serie en términos del más puro baseball criollo,
de una serie de ¨bates quebrados¨, los cuales sin aportes intelectuales menos
en el arreglo de los ingentes problemas que atormentan a la mayoría de la
población venezolana.
En síntesis, reparto entre
grupos civiles y militares de los cargos ministeriales, con descarga de una
serie de funcionarios que servían de emergentes de última instancia, con los unos
y los otros, en un intento por alargar la agonía de un gobierno que en su sano
juicio debería estar preparando las maletas para dar paso a un nuevo gobierno
de carácter popular revolucionario que pueda continuar lo que ocurrió en el
país bajo la dirección del Comandante Chávez desde 1999 hasta finales del año
2012. Tan sencillo como eso, lo demás son ilusiones, pura fantasía, o
simplemente ¨patadas de ahogado¨, ante una derecha con caracteres fascistoides
que tiene como mejor aliado de su gestión al actual gobierno en funciones,
mientras más tiempo dure le será más fácil llegar al gobierno, es cuestión de
esperar y ver pasar el cadáver de su enemigo. Por lo tanto, no hay que
facilitarle la tarea.
Por tanto, no hay tiempo que
perder en la construcción de una alternativa que pueda modificar ese pronóstico
reservado que nos muestra la crisis de hegemonía, agravándose con el pasar de
los días.
Repetiremos hasta la saciedad
sin que nos llegue el cansancio la necesidad de resistir con fortaleza,
consolidando lo avanzado, refundiendo el Estado, la República, el gobierno, el
pueblo y la Fuerza Armada Bolivariana, junto a las organizaciones políticas y
sociales revolucionarias, bajo un liderazgo político colectivo, como la vía
necesaria para poder construir un bloque hegemónico que permita salir del
laberinto en que nos encontramos.
07-01-17
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico