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viernes, 6 de enero de 2017

Estrategia industrial en el Reino Unido, por @XavierFerras




Theresa May, Primer Ministro del Reino Unido
Por Xavier Ferras, 26/12/2016

El Reino Unido inició antes del Brexit un profundo debate sobre el modelo de competitividad que necesitaba para la era global. Ya en la etapa post-Brexit, uno de los más firmes propósitos de la nueva Primera Ministra, Theresa May, es diseñar y desplegar una estrategia industrial que sitúe al Reino Unido en el liderazgo mundial de la economía del conocimiento.  May sabe que para ello necesita una industria digitalizada, tecnificada e impregnada de ciencia. Una industria, en definitiva, innovadora. Y también sabe que construirla no es un proceso de generación espontánea. Lejos quedaron los tiempos en que “la mejor política industrial es la que no existe” que espetó el Premio Nobel Gary Becker, profesor en la Universidad de Chicago, en 1985. El Reino Unido y Estados Unidos le hicieron caso, quizá seducidos por el purismo ideológico y la belleza dogmática de sus enseñanzas. El Sur de Europa también le siguió (a fin de cuentas, no hacer nada es siempre lo más cómodo, y mejor todavía si lo prescribe un Premio Nobel americano). Alemania, Finlandia, Israel, Corea del Sur, Singapur, Taiwan o China tomaron otra dirección. El resultado está a la vista.

Ahora, May pretende recuperar el tiempo perdido. Una de sus primeras decisiones ha sido crear un departamento de “Empresa, Energía y Estrategia Industrial”. En un reciente discurso (vale la pena leerlo íntegramente), May afirmo “Disponemos de universidades de élite, la mayor productividad científica entre las naciones avanzadas, una industria creativa vibrante, y somos líderes en las finanzas globales. Tenemos más premios Nobel que cualquier otro país excepto EEUU, pero demasiado a menudo las grandes ideas desarrolladas en el Reino Unido son comercializadas en otras partes. Disponemos de una de las mejores capitales mundiales de las finanzas, pero las empresas de alto potencial no acceden al tipo de capital paciente, de largo plazo, que necesitan, y han de ser vendidas a inversores extranjeros para acceder a los instrumentos financieros que precisan. Disponemos de excelentes clústers en cada parte de este país, pero nuestro resultado económico no está balanceado, y se concentra en Londres y el Sudeste. Tenemos grandes universidades, pero no somos suficientemente fuertes en disciplinas STEM (Science, Tech, Engineering and Maths), y nuestra educación técnica no es del todo buena. Y, aunque la recuperación del Reino Unido tras la crisis es una de las mayores del G7, nuestra productividad es baja. Si queremos incrementar nuestra prosperidad, y compartirla con más población, si queremos mejores salarios y más oportunidades para nuestros jóvenes, tenemos que incrementar nuestra productividad. No se trata de sostener sectores quebrados, ni adivinar los sectores ganadores del futuro, sino de crear las condiciones para que esos ganadores puedan emerger y crecer. Se trata de apoyarlos para que inviertan en el futuro a largo plazo del Reino Unido. Se trata de crear empleo y crecimiento económico en cada rincón de nuestro país.” May continúa refiriéndose a la investigación: “Esto significa no sólo invertir más en I+D, sino asegurar que esta inversión es inteligente. Significa soportar tecnologías y sectores que tienen el potencial de generar beneficios en el largo plazo. Hemos protegido el presupuesto de ciencia básica, pero nuestros competidores invierten fuertemente en desarrollo tecnológico. Nos comprometemos a incrementar substancialmente la inversión pública en I+D, aumentando en 2.000 millones de libras anuales el esfuerzo para conseguir situar el Reino Unido post-Brexit en la frontera de la ciencia y la tecnología


Espectacular. Cómo quisiera oír este tipo de discursos más cerca. Lástima que este impulso renovado en estrategia industrial tenga lugar en el marco de una ruptura con la UE. Si toda la Unión hubiera adoptado este tipo de políticas hace una década, otro gallo nos cantaría. Por el momento, UK (ya desde antes del Brexit), está desplegando una red de centros tecnológicos (centros “Catapult”) similares a los Fraunhofer alemanes. También ellos se han dado cuenta de que Alemania es el modelo de innovación a seguir. Una red de institutos de soporte a la innovación en la pequeña y mediana empresa, que operan bajo el paradigma de la innovación abierta. Centros abiertos a la cooperación con la PYME, que tienen como objetivo único hacerla más innovadora, más tecnificada y más competitiva.

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