Por Adriana
Vigilanza, 25/02/2017
Cada vez parece
más claro que en Venezuela, al que menos se consulta para elegir su destino y
autoridades, es al pueblo. Las elecciones se dan cuando ya están controlados
los resultados. O los candidatos. En este momento, por ejemplo, presenciamos un
macabro proceso de “legitimación express” de los partidos políticos, con lo
cual el régimen va a decidir quiénes participarán en la próxima comparsa. Muy
seguramente, después de haber “cuadrado” ciertas posiciones, con ellos. Luego
vendrá la disputa por quién será el candidato opositor, para el año 2019. Y el
régimen decidirá esto, también, entre los representantes de los partidos que
hayan acordado seguir legitimándolo. Porque ¿qué sentido puede tener llamar a
votar, sin importar las condiciones y con el mismo Consejo Nacional Electoral?
Además, llamar a votar ahora, a destiempo Constitucional. ¿En espera de qué? Los niños seguirán muriendo de hambre y los
enfermos, de falta de medicinas. Suplir comida y abastecer hospitales se
convirtieron en competencias exclusivas del Poder Ejecutivo Nacional, a raíz de
la sanción de otra serie de leyes inconstitucionales, en 2008. Y Maduro se
las cedió, después, a sus militares.
El Estado del
Vaticano evidentemente ignora esta realidad. Vuelve a proponer a la oposición que
“dialogue” para conseguir unas elecciones que ya están en la Constitución, bajo
idénticas condiciones desventajosas y controladas por quienes vienen manipulándolas,
todas ¿Ignora el Vaticano nuestra historia reciente? Se la contamos. La
reticencia del régimen Castro-chavista en convocar oportunamente aquél RR de
2004, se tradujo en 293 fallecidos, 818 heridos, 68 artefactos explosivos y 108
atentados[1]. Mantener a este
régimen en el poder, está lejos de significar mantener la paz. Los asesinatos
tal vez más emblemáticos, fueron los de Maritza
Ron[2] (ama de casa que
falleció a causa del disparo de un oficialista, un día después del RR, el
16-08-2004, cuando protestaba por los resultados) y Evangelina Carrizo, dirigente del partido Acción Democrática,
abaleada en Machiques por un guardia nacional obedeciendo órdenes oficialistas,
durante otra protesta que se realizó el 4 de marzo del 2004. Su nombre fue dado
a un galardón que las mujeres de este partido otorgan a otras que hayan
destacado en defensa de la democracia. A mí me lo otorgaron en 2012, gracias al
reconocimiento de mi compañera de luchas,
Aixa López. Por eso, le debo a
Venezuela este relato.
Desde el
Referendo Revocatorio de 2004, el régimen comenzó a usar toda clase de ardides
y argumentos baladíes para evitar medirse, porque las encuestas reales no le daban
el triunfo. En el proceso de 2004, a quien escribe, por ejemplo, le anularon la
firma con la que pretendía convocar la consulta, porque la estampó en una forma
equivocada, que el propio CNE proporcionó a su centro de votación[3]. El RR se hizo, al
fin, cuando el régimen ya tenía cómo controlar los resultados. Lo que hacen
hoy, por tanto, no es nada nuevo.
En protesta por
el “trabajo sucio” del CNE en 2003-2004, todos los más conocidos partidos
opositores[4] se plegaron a la
voluntad de los electores y no llamaron a votar por la Asamblea Nacional de
2005. Como resultado, hubo un enormemente
significativo 75% de abstención[5], la mayor en la
Venezuela del Siglo XXI. Más tarde en ese año 2005, fueron realizados enjundiosos estudios, conducidos por
venezolanos y extranjeros, que probaron
que, efectivamente, los resultados del RR 2004 no cumplieron la incuestionable
ley matemática de Newcomb-Benford, con la cual en 2003, un contador público
había logrado probar el mega fraude que llevó a la cárcel a ejecutivos de
Enron, que habían inventado los números de los Estados Financieros de esa
empresa. La publicación de los estudios de los venezolanos fue retenida hasta
2011, porque según algunos opositores “no convenía que se conocieran”, para no
crear desánimo de la población, en votar. Por fin, en 2011, fueron publicados
en Statistcal Sciences, una de las más prestigiosas revistas científicas en
materia estadística. El voto electrónico, elemento introducido en el sistema
aquél 2004, obviamente fue lo que facilitó la rápida manipulación de la data en aquél RR, dado que funcionarios del CNE impidieron que fueran efectuadas las auditorias
que podrían haberlo detectado. Años más tarde, el Dr. Quiróz Corradi,
personaje emblemático encargado por la oposición de resguardar aquél proceso,
me lo expresó claramente. “Adriana, si se hubieran hecho las auditorías que, como garantía para empleo
de las máquinas, habíamos acordado llevar a cabo, oposición y régimen, en
presencia de la OEA y del Centro Carter, el RR sí estaba blindado”. El régimen
–particularmente, Jorge Rodríguez- se burló de todos. Y ninguno de esos dos
entes, cuestionó unos resultados a todas luces sospechosos, a pesar de que en
el Informe Carter[6] se admite que sólo
fue auditada una mesa, de la muestra acordada de 199, en su presencia,
La situación con
el Consejo Nacional Electoral parcializado no mejoró. Más bien, se tornó cada vez más grave,
empezando por la designación fraudulenta, en 2005, de Jorge Rodríguez, actual precursor del “diálogo”, como Presidente del ente electoral, cuando Rodríguez
había sido el encargado dentro del CNE de organizar técnicamente el Referéndum Presidencial
de 2004. Otra cachetada para la inmensa mayoría de los electores Al poco tiempo,
Rodríguez dejó el ente electoral. Pero en 2007, reapareció en la palestra
pública, para convertirse, nada más y nada menos, que en el segundo después de
Chávez, cuando éste lo nombró Vice
Presidente de Venezuela[7]. Hay que aclarar
que ni el nombramiento de Rodríguez como
Jefe del CNE, ni ninguno de los demás nombramientos de esa jefatura,
obedecieron a la Constitución, no sólo porque siempre han estado vinculados
con partidos políticos, sino porque desde la sanción de la Constitución de
1999, el Consejo Nacional Electoral viene siendo nombrado por el Tribunal
Supremo de Justica, ente que se ha impuesto inconstitucionalmente, sobre la
Asamblea Nacional, desde hace tiempo (la propia Asamblea chavista se quejó de
eso, en 2007[8]), aunque la cosa
haya empeorado en el último año.
Sabiéndose
vencido en el terreno electoral, empezó a quedar muy en evidencia, a partir de la
propuesta de Reforma Constitucional de 2007, la premeditada intención del régimen que ocupa el poder, de eliminar el
voto universal, directo, libre y secreto, en elecciones periódicas, como lo
ordena la Constitución vigente y los Art.
21(1) de la Declaración Universal de Derechos del Hombre y Art. (23.1.a) de la
Convención Americana de Derechos Humanos o “Pacto de San José”. Establecía el
artículo 136 de aquella propuesta, que el poder (soberanía) popular “...no nace del sufragio ni de elección
alguna…”[9]. El régimen abonaba
su tabla de salvación para cuando ni con la manipulación electrónica de la data
pudiera con una evidente pérdida de popularidad, que era inevitable para quién
estaba decidido a destruirlo todo en su país, especialmente, las fuentes de
empleo digno y la producción en el campo. Había que controlar al pueblo, de
todas las formas. Siendo su único patrón. Armando a civiles como fuerzas de choque.
Controlando tribunales. Siendo el único abastecedor de los alimentos. Pero principalmente,
eliminando el derecho a elegir. En
Venezuela votamos, pero hace años que no elegimos.
De aquella
explícita negación de toda elección, pasamos a la inconsulta sanción, a fines
del año 2010, de un conjunto de leyes que se conocieron como “Leyes del Poder Popular”, en las que quedó eliminado el voto universal y secreto
de todos los vecinos, para selección de Juntas Parroquiales, así como dentro de
las Comunas. Y los procesos electorales de octubre de 2012 y abril de 2013,
fueron el sumun de las violaciones de derechos humanos, para torcer la voluntad
popular, al punto que al candidato opositor no le quedó más remedio que cantar
fraude, bajo la presión que ejercimos varios grupos de la sociedad civil que
también lo demandamos[10], aunque de nuevo el candidato opositor agregó un
elemento disonante para su electorado, con aquel inexplicable llamado a que, en
vez de reclamar, fuéramos a bailar salsa.
Por eso, los
resultados del Referendo para aprobar o no la propuesta de reforma
constitucional de Chávez, el 2 de diciembre de 2007, había sido tan sorpresivo.
El “imbatible” chavismo sufría su primera derrota electoral. Chávez,
sencillamente, no lo podía creer. Lleno de rabia, la denominó “victoria de
mierda”. Pero bastó y sobró esa derrota, para que todos afirmáramos que sí se
le podía ganar una elección a Chávez. Pasábamos por alto que el CNE anunció el
“Primer Boletín” de resultados, a la una
y cuarto de la madrugada del lunes 3 de diciembre y aún después de tantas
horas del cierre de mesas y con el sistema computarizado más veloz del planeta para
el conteo de votos, quedaban sin contar 1.8
millones de votos, la mayoría de los cuales correspondían, para colmo, a
mesas automatizadas (había algunas mesas de voto manuales) repartidas por todo
el territorio[11]. Faltando un
porcentaje tan alto del padrón electoral, por contar, Tibisay Lucena dijo que
la tendencia a favor del “NO” a la reforma constitucional, era “irreversible” y
jamás fueron contados esos 1.8 millones faltantes. ¿Por qué dijo Tibisay Lucena
semejante disparate? La respuesta
ingenua, es obvia: porque de haberse contado todos los votos, aumentaría el
margen de la derrota chavista y eso dejaría muy mal a Chávez. Pero no había
sido por eso. No podemos extendernos en este punto, pero para muchos de
nosotros las “descabelladas” prisiones que
sufren hoy el General Baduel y Yon
Goicochea, tienen que ver con esos resultados. De todos modos, al año siguiente
Chávez impuso, por la vía de otra “elección”, su reelección indefinida, joya de
la corona de su proyecto de Reforma Constitucional, que le había sido rechazada
apenas un año antes. En esta ocasión, supo extender el mismo inconstitucional
“beneficio” a todos los que optaran por cargos de elección popular.
La gigantesca
falta de transparencia electoral que viene dándose en Venezuela no la conoce el
mundo. En cualquier programa de opinión que uno sintonizaba se advertía que
Venezuela podía ir muy mal “pero el chavismo ha ganado 17 de 19 elecciones”. Pero
lo que es peor, no la sabe ni siquiera
Venezuela, pues la propia oposición ha enterrado las inadmisibles inconsistencias,
a pesar de las denuncias, algunas de las cuales lograron colarse a la prensa,
gracias a la labor de periodistas defensores de la verdad. La oposición ha esquivado atender el fondo de
nuestro problema. Lo que es más triste, defendió y continúa defendiendo, el uso
del voto electrónico, en manos de seres totalmente faltos de escrúpulos. Horst
Schoenbohm, Magistrado Alemán, y quien fuera observador por parte del Centro
Carter, afirmó (refiriéndose al RR 2004) que: “Una votación electrónica facilita
manipulaciones si la misma no se protege rigurosamente, lo cual no fue el caso
en esta elección”[12].
Por supuesto que
esta incongruencia ocasionó las primeras fracturas entre la dirigencia
opositora y un sector de los opositores de a pie, cada vez más grande, que sabe
de los fraudes y nunca compartió la idea de ocultarlos. Eso le creaba una gran
desconfianza. La insistencia opositora por seguir acudiendo a elecciones
amañadas y desestimar los elementos de evidente fraude, que se desató a partir
del 2005, seguramente encuentra explicación en el desestimulo que causaba a
políticos, no acceder a cargos de poder. Chávez también lo entendió así. Su
estabilidad política dependía de hacer partícipe, en algo, a los partidos. De
hecho, en 2005 los había criticado con dureza, por la abstención, acusando de
paso a Estados Unidos de haber sido quien les ordenara ese
comportamiento, para desestabilizar al país por medio de un supuesto "golpe
electoral"[13]. Desde entonces,
en Venezuela nunca más “dos más dos” volvieron a sumar cuatro. A pesar de que
no existe posibilidad real de competencia limpia, la oposición insistió siempre
en seguir asistiendo a esas elecciones controladas. Claro que aunque el
chavismo invariablemente se imponía, se cuidaba de dejar algunas plazas a sus
contrincantes.
Hoy, cuando ya
el régimen tiene una muy bien ganada impopularidad, estando Venezuela por el subsuelo,
en términos de todos los indicadores de bienestar y desarrollo y cuando no sería
creíble una encuesta que dé (falsamente) como ganador al partido de gobierno
(como de hecho, las hubo), el CNE se las
jugó completas y ya eliminó definitivamente el derecho constitucional a revocar
por el voto a Nicolás Maduro. Para esto se sustentó en la decisión de 4
Jueces penales de inferior nivel (regionales) y sin competencia en la materia
electoral. Aprovechó y de una vez, eliminó
también las elecciones de Gobernadores y
Alcaldes, que está claramente establecido en la Constitución (Artículos 160
y 174) que ocurran cada cuatro (4) años (lo cual correspondía a ese año 2016),
argumentando crisis económica.
Sin querer o
queriéndolo, el Vaticano jugó en el 2016, el rol de las Smartmatic, en 2004. Logró,
no sin la ayuda de algunos partidos opositores, que Maduro no fuese revocado en
el momento en que podía haber habido un llamado a elecciones Presidenciales, en
principio, únicas capaces de lograr una real presión para devolvernos la paz
que perdimos con el advenimiento del chavismo. No conforme con tan brillante resultado,
vuelve a insistir ahora el Vaticano en un diálogo que ya había sido abortado, incluso
por esos mismos partidos opositores. Pretende darle vida a un feto. Y con tal
aberración, lo único que está logrando es mantener en suspenso la aplicación al
régimen de la Carta Democrática Interamericana,
suerte de inseminación artificial, única a partir de la cual sí podría gestarse
y nacer la nueva y sana bebé
“Democracia”, en Venezuela. Si el Estado del Vaticano no se ha enterado de lo
inútiles que son para el venezolano común, unas elecciones regionales o locales,
creemos habérselo explicado. Pero refresquemos la memoria con los casos de los
Alcaldes presos, como Ledezma, Ceballos y Guárate, Todos opositores. Todos, sin
debido proceso. Ganan, pero los destituyen.
Ciertos líderes de
algunos partidos políticos pretenden seguir evadiendo toda esta realidad. Por
lo mismo, no explican al pueblo ni al mundo, que la falta de elecciones auténticas es la causa de la violación sistemática
de todos los demás derechos humanos consagrados en la Constitución y en los
Tratados Internacionales que Venezuela ha suscrito, violaciones que aquí, son
“nuestro pan de cada día”. El derecho a la vida, a no ser torturado, a la
salud, a la educación de calidad, a la vivienda, al agua, a la libre expresión,
a no ser aprehendido sin orden judicial en fin, todos esos derechos, devienen del derecho fundamental de poder
elegir, periódicamente y sin coacción de ninguna naturaleza, a las autoridades
que se encargarán de conducir los destinos de los ciudadanos.
Tristemente,
el Vaticano se está prestando para prolongar un sistema perverso, donde lo
menos que importa, es la voluntad del elector. Los “triunfos”
electorales son negociados entre gobierno, cierta parte de la oposición y
ciertos miembros de la FAN. El propio triunfo opositor del año 2015, corrobora
nuestra tesis. Tibisay Lucena y sus secuaces, pararon las Smartmatic (máquinas que
cuentan nuestros votos, por nosotros) a las 8pm. Cuando la suma de votos daba
90 diputados a la oposición. Una mayoría
simple, insignificante para producir cambios de envergadura porque permitiría
depurar a las instituciones que nos mantienen en este inhumano estado de cosas.
De ahí en adelante, la población electoral tuvo que desvelarse, como de
costumbre, para saber los resultados finales. Toda clase de rumores, corrieron.
Días después, el periodista Rafael Poleo insinuó que el General Padrino López
era quien había hecho “respectar” los resultados. Pero fueron unos resultados que
permitieron a la oposición sólo 112 diputados, justo lo necesario para una
mayoría calificada. Ni un diputado más, ni uno menos, lo cual en sí es muy
sospechoso. Como muchos nos imaginábamos, menos de un mes más tarde, el tribunal
supremo de justicia chavista, eliminó esa mayoría calificada. Ganan,
pero los destituyen.
Está más que claro
que las elecciones en Venezuela no llenan los estándares mínimos para ser
tenidas como “auténticas”. Pocos saben que los procesos de “auditoría” del
sistema electoral son diseñados exclusivamente por el ente electoral, o sea,
por el ente a ser auditado y que cuando han sido “aprobados” por la oposición, han
sido únicamente ciertos representantes de algunos partidos políticos, los que
acuden a dar tal “aprobación”. Para colmo, los técnicos electorales que nombra
la oposición y han ocultado gravísimas inconsistencias, han sido los mismos por
lo menos durante los últimos 12 años. La
transparencia en esta materia es nula. Y sin embargo, lograr unas
elecciones absolutamente inocuas dado el desbarajuste institucional que impera
en este ex país, no es el clamor de los partidos opositores, ni ante el pueblo,
ni ante la comunidad e internacional.
Venezolanos: Ya
es hora de que entienda que es
sencillamente IMPOSIBLE una AUTENTICA VICTORIA electoral, que permita un cambio
positivo y de raíz en este ex país (como dice el Profesor Blanco Muñoz),
mientras siga vigente el sistema que hemos descrito. El mismo ente electoral.
Las mismas opacas condiciones (de las cuales una es el voto electrónico). Los
mismos ambiguos actores de la oposición, negociando por nosotros lo que no es
negociable. Los mismos técnicos electorales, algunos contratistas del propio
régimen.
Por eso, la
lucha de nosotros, los ciudadanos de a pie, los que sufrimos de verdad la
inseguridad, porque andamos sin escoltas; la inflación, porque nadie nos da acceso a dólares y menos,
preferenciales y la escasez, debe ser por el todo: Aplicación de la Carta Democrática, que conlleve severas sanciones o
presiones a las cabezas de los poderes en Venezuela, con miras a unas
elecciones auténticas, o incluso, a una Asamblea Constituyente, pero que
esas elecciones gocen de garantías: sean conducidas con fuerte presencia de
actores internacionales serios, con voto manual, pero principalmente, que no se
le dé rol decisorio a actores vinculados al socialismo del Siglo XXI o al Foro
de Sao Paulo, que en definitiva, es a quiénes se les estaría imponiendo la
Carta Democrática. A las FAN, la comunidad internacional debe advertirles que habrá
sanciones si no colaboran en la solución, lo cual implica no solamente que
permitan a la gente votar en paz, sin
coaccionarla, sino que protejan a los electores de los colectivos chavistas que
operan armados. Mecanismos de presión importantes, como “alertas” en el sistema
bancario mundial, por violaciones a derechos humanos, a quienes obstaculicen o
no defiendan las elecciones auténticas, una de esas posibles presiones.
La oposición debe
ser obligada por nosotros, los electores, a entender que ya en Venezuela la
enfermedad es terminal. El régimen ya se negó a contarse. Ya debe salir del
juego. A quienes insistan en mantenerlo en el poder bajo la excusa de unas
elecciones para Gobernadores y Alcaldes que, si llegan, no sólo ya no se
hicieron cuando correspondía y con la participación de todos los partidos que
venían operando, sino que no cuentan con ninguna garantía de que sean
auténticas, pues entre otros, los candidatos los habrá elegido el propio
régimen, no se les debe dar ningún apoyo. O nada,
absolutamente nada, va a mejorar, para nosotros.
[1] Eugenio Martínez: “Van 53
muertes”. El Universal. Artículo
consultado por Miguel Ángel Martínez Meucci, en julio
2008. Hoy, desaparecido del internet. Recuérdese que El Universal fue vendido a
una misteriosa empresa española, en contravención a normas venezolanas sobre
inversiones extranjeras, en julio de 2014. A partir de entonces, desaparecieron
de la web muchas de sus reseñas periodísticas anteriores.
[2] Ver: http://www.hableconmigo.com/2010/09/03/el-caso-maritza-ron/
[3]Ver sentencia que recayó sobre este
reclamo, planteado ante el Tribunal Supremo de Justicia, en: http://historico.tsj.gob.ve/decisiones/scon/agosto/2482-050805-04-1545.HTM.
[4] Ver
https://es.wikipedia.org/wiki/Elecciones_parlamentarias_de_Venezuela_de_2005
: “… Acción Democrática decidió retirarse de la
contienda electoral alegando falta de confianza en el Consejo Nacional Electoral y
faltas de garantías para el voto secreto, a lo cual se sumó el retiro de Copei (que había solicitado posponer las elecciones, lo cual fue rechazado por
el Consejo Nacional Electoral) y Primero Justicia. Proyecto Venezuela también decidió no
participar en las elecciones, retirando sus candidaturas por considerar que el
árbitro, en este caso el Consejo Nacional Electoral (CNE),
no ofrecía las condiciones mínimas para garantizar el voto secreto en el país y
por especulaciones de fraude…Por su parte, el gobierno presidido por Hugo Chávez criticó con dureza esta actitud de la oposición y acusó como principal
responsable al gobierno de Estados Unidos, que, en su opinión, ordenó a la
oposición a no ir a las elecciones, por su deseo de querer desestabilizar al
país por medio de un "golpe electoral".
[5] Según cifras del propio CNE, de los 14. 272.964 electores
inscritos, solamente votaron 3.604.741.
[6] Ver: https://www.cartercenter.org/documents/2020.pdf
[7]Hoy, Rodríguez es Directivo del Partido de
gobierno, Alcalde del Municipio Libertador de Caracas e impulsor del “diálogo”
con la oposición.
[8] Ver queja, en formato de Acuerdo: http://www.embavenez-us.org/news.spanish/comunicado_AN.htm
[9] Ver explicación gráfica de esta propuesta en:
https://www.youtube.com/watch?v=mdMxHKK0IZk
[10] El recurso nuestro puede
leerse en: http://esdata.info/pdf/201304-Recurso-VMAGS.pdf
[11] Ver: http://www.noticias24.com/actualidad/noticia/14752/un-escandaloso-reportaje-sobre-los-resultados-del-2-d-acorrala-al-cne/
[12] Ver: https://esdata.info/pdf/Reporte-de-Horst-Schoenbohm.pdf
[13] Ver Nota al pie No. 5
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