miércoles, 22 de febrero de 2017

Experiencias Políticas de la Sociedad Civil, @Ismael_Perez





Por Ismael Pérez Vigil, 17/02/2017

He venido insistiendo en el papel que le toca jugar a la sociedad civil y sus “oeneges” en el proceso de construcción de paradigmas del nuevo país que todos los venezolanos como nación deseamos, merecemos y defenderemos, rescatando el valor de ciudadanía.

Entre muchas actividades y tareas, he señalado cuatro en las que nos debemos involucrar: (Ver “Resistencia Ciudadana.” Noticiero Digital, 10 de febrero de 2017): Ayudar a desenmascarar y denunciar la estrategia de intimidación del Gobierno en todos los ambientes en los que actuamos; participar activamente en apoyar a las organizaciones políticas en su proceso de validación ante el CNE; ayudar en el proceso de reorganización de la MUD y en la contraloría social de los partidos, para que surjan estructuras verdaderamente democráticas y se consolide la renovación de la dirigencia política; y participar activamente en las acciones de movilización de calle para el rescate y la defensa del voto, exigiendo la fijación de las fechas para elegir gobernadores y alcaldes.

En ese sentido, es bueno reflexionar sobre algunas experiencias previas del accionar de la sociedad civil en el campo de la política, particularmente en materia electoral.

En julio de 1999 se realizaron las elecciones para elegir los representantes populares de aquella infausta Asamblea Constituyente, que inventó Hugo Chávez Frías para conformar el marco jurídico de lo que sería su régimen de oprobio que ahora continua Nicolás Maduro y que ya dura 18 años. Fue también la primera incursión electoral, al menos desde que se instauró la democracia en 1958, de lo que desde esa época se comenzó a conocer como sociedad civil.

No se logró ningún cargo y los resultados fueron modestos, pero las cifras de participación y resultados obtenidos, para una primera vez resultaron importantes, sobre todo si pensamos que fueron el producto de un inmenso esfuerzo individual, y de pequeños grupos de personas que creyeron en esa incipiente sociedad civil que se involucraba en política, en sus ideas democráticas y en su forma de encarar la actividad política. Además, había un merito adicional y es que es sabido que esa sociedad civil que irrumpió en la actividad electoral de 1999 no contó con el apoyo de nadie, ni de los partidos, ni de los empresarios, y mucho menos del Gobierno. Pero no defraudó. La sociedad civil entró en la escena política para nunca más salir de ella.  Con los años han cambiado los nombres y los actores concretos, pero no el estilo, las ideas, los principios y la forma de conducir las luchas cívicas.

De este proceso, los que lo vivimos, los que conocimos de cerca a algunos de sus actores, es una experiencia que vale la pena dar a conocer y reflexionar sobre ella, pues aprendimos muchas cosas sobre la política como es realmente y no como se estudia en los libros o se contemplamos desde lejos, sino como actores, como protagonistas comprometidos con el país y su destino.  Esa experiencia servirá de mucho para la tarea que viene ahora: construir una verdadera opción política, democrática, transparente y plural, que tenga como centro el respeto a la persona humana. Esa es la enseñanza práctica que se sacó de ese proceso y a lo que muchos han dedicado buenos esfuerzos.

Probablemente se tuvo poca capacidad de comprensión del momento político que vivíamos, pero ahora estamos conscientes de que se estaba enterrando todo un ciclo de la vida política venezolana; se encaraba una realidad que se imponía y una historia, un pasado, del cual no denigramos, ni desconocemos, pero tampoco lo damos por completamente bueno, asumiendo y diseñando país, mirando al futuro.  Quizás debamos sorprendernos de la ingenuidad y de la poca visión que en ese momento se tuvo, pero no es para estar decepcionados ni frustrados; podemos decir que se hicieron las cosas en las que se creía, y aunque también algunos persiguieron objetivos individuales, no fueron oportunistas, dieron su mejor esfuerzo y creo que demostraron a los que los acompañaron en esta aventura, a sus hijos, amigos, al país en general, que si es posible hacer política de otra manera; o mejor dicho, que esa es la manera de hacer política, a la que aspiramos.

Ahora nos toca continuar, con menos inocencia e ingenuidad, con muchas lecciones aprendidas, con un largo recorrido lleno de obstáculos pero con la misma tenacidad, el mismo estilo y los mismos ideales y principios, para contribuir como protagonistas a construir la impostergable y urgente opción política que el país necesita y demanda, aquella que mantenga los 7 millones y pico de votos que se obtuvieron en diciembre de 2015, que los incremente con los descontentos y hastiados que provienen de las filas del chavismo-madurismo y que mueva de sus casas a votar con entusiasmo, esperanza y confianza por un nuevo país, a los millones de venezolanos que no lo hicieron en la última oportunidad. El país así lo exige y demanda.

@Ismael_Perez

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