Por Roberto Patiño
Podemos enfrentar tanto la
emergencia nacional como los profundos problemas que de manera crónica han
venido afectando al país. Para ello debemos dar un primer paso desde el apoyo y
la solidaridad. Es prioritario reconocer la fuerza, la capacidad de
transformación y los logros que podemos consolidar cuando nos vinculamos entre
muchos, organizándonos en lo local de manera efectiva.
Una expresión de esto lo
vivimos el pasado sábado 18 de febrero. Para ese día habíamos pautado en El
Carmen de la Vega, en Caracas, una jornada de salud y asesoría legal para la
comunidad, con la participación de médicos voluntarios de la UCV y la Clínica
Jurídica UCAB. La actividad se realizaría en el Colegio Fuenmayor de la zona.
Pero el viernes en la tarde
las autoridades del plantel recibieron una llamada, desde el Ministerio de
Educación, en la que se les ordenó cancelar el evento. ¿La razón? Que esta
actividad, unas jornadas de salud y asesoría legal, había sido organizada por
“escuálidos”.
Ese fue el argumento empleado
por el representante de una institución del Estado para cancelar una actividad
de servicio público organizada por la comunidad: que era de “escuálidos”.
Por supuesto, la medida causó
consternación en El Carmen, así como en el personal del colegio Fuenmayor.
Migdalia, vecina y líder destacada, que junto con nosotros había estado
organizando la jornada desde hacía días, expresó su indignación e impotencia
frente a las acciones de un gobierno que, guiado por intereses sectarios y
mezquinos, saboteaba el esfuerzo que personas como ella realizaban en provecho
de su gente.
Junto con los vecinos de El
Carmen y profesores del colegio nos reunimos ese mismo viernes en la noche a
buscar soluciones para poder continuar las jornadas. Una de las maestras del
Fuenmayor propuso una solución: si no podíamos usar las instalaciones del
colegio, ¿por qué no utilizar las mismas casas de los vecinos?La idea fue
discutida y aprobada entre la gente de El Carmen. Se escogieron hogares y espacios
que, por sus características, los hacían los más idóneos para el desarrollo de
las consultas.
La mañana siguiente se llevó a
cabo la jornada de Salud y Asesoría legal en el callejón La Trinidad de El
Carmen. En la casa de Yolanda se hicieron las consultas de traumatología. En la
de Cruz, medicina interna. En la de Rosneidi se hicieron las consultas
pediátricas y en la de Betsimar las de dermatología.
Se atendieron unos 65 casos y
se prestó ayuda en temas jurídicos, así como en la redacción de documentos. Los
médicos voluntarios de la UCV, además de chequeos generales, pudieron
suministrar medicinas y derivar algunos casos al Hospital Clínico Universitario
para una atención más completa. Se preparó un sancocho comunal en casa de
Migdalia, en el que pudimos comer tanto los vecinos como los voluntarios,
líderes comunales y miembros de las organizaciones participantes en la jornada.
Allí celebramos los logros obtenidos y la victoria que representaba para las
personas el haber generado un espacio de alivio frente a la durísima situación
del país y el haberse impuesto a la intransigencia y el prejuicio gubernamental
que había intentado suprimir la jornada.
Para nosotros, uno de los
recuerdos más fuertes de ese día, fue el de las distintas expresiones de orgullo
y satisfacción de la gente de El Carmen, al reconocer su propio esfuerzo,
constancia y capacidad de superación, para “salvar” la actividad. Cómo se había
forjado un vínculo entre ellos a partir de este éxito que significaba tanto
para su bienestar.
Los intentos de obstaculizar
las jornadas son una muestra más de las políticas del gobierno madurista:
empobrecedoras, sectarias y generadoras de violencia. Actúan, de forma mezquina
y brutal, en contra de las personas. Es prioritario volver a las vías democráticas
y constitucionales que Nicolás Maduro y quienes lo acompañan han secuestrado.
Pero tan importante como esto
lo es también el organizarnos a nivel local, a través de vínculos y necesidades
comunes, para articularnos con el resto de los actores sociales. Esto nos
brinda maneras efectivas y nuevas de participación, dando una fuerza enorme y
un alcance insospechado a nuestras acciones e iniciativas. Podemos abordar,
desde la convivencia, el apoyo y la solidaridad, los rigores de la crisis y los
embates de urgencia diaria que esta genera. Este es, sin duda, uno de los
mayores retos que enfrentamos los venezolanos y es nuestra creencia que podemos
lograrlo.
Lo vivimos en el callejón de
La Trinidad, en el Carmen. Tenemos la certeza de que así podemos empezar a
transformar la realidad del país.
Coordinador de Movimiento Mi
Convive
Miembro de Primero Justicia
27-02-17
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