Por Arnaldo Esté
Es bien posible que los
historiadores terminen por ubicar al presidente Trump como un fenómeno, como
una curiosidad.
La cultura occidental, desde
sus orígenes en la Florencia renacentista de los Medici, no ha hecho sino
crecer y expandirse hasta llegar no solo a lo que hoy es Estados Unidos, sino a
buena parte del mundo. Una simbiogénesis social y cultural tiene ahora lugar,
con importantes hibridaciones y mestizajes que se incrementan en velocidad y
profundidad con lo digital. Un mundo cada vez más rico y pacífico, más
interesante para vivir, pero con dolorosos contrastes: para muchos ese mundo
resulta difícil de alcanzar. Contrastes que se hacen ahora más perceptibles por
las que ocurren, como siempre, migraciones. Unos migran buscando, otros lo
hacen huyendo. Pero, en todo caso, se continúa esa manera humana de ser:
migrante.
Trump, en su afán de gerenciar
los votos, quiere cerrar su país. Muros y cercos de muy diferente nota figuran
un imperio que quiere enclaustrarse. No pueden dictaminar, como hicieron los
romanos, la existencia de ciudadanos superiores, patricios. Pero bien le
gustaría proclamarlo, pareciera estar en sus modos escénicos, pero el propio y
profundo mestizaje y las leyes, también mestizas, se lo impiden.
Los venezolanos estamos
tocados por esos contrastes, sentimos que el país se nos hace extraño,
apresados en un temor que resulta no tanto por la represión gubernamental, como
por la incertidumbre de no saber qué va a pasar, de no poder interpretar las
miradas de extraños, de no encontrarles sentido a los estudios, de no poder
calcular ni hacer presupuestos, de saturarse con discursos oficiales huecos,
mal pensados y definitivamente mentirosos.
La presidencia o, mejor,
el team presidencial (cada vez es más estrecho) hay que ceñirse al
juramento prerreferendo: conservar el poder como sea y no ir a ningún juego
electoral.
Pero el resto del país navega
en esa incertidumbre, por lo que no resulta fácil hacer proposiciones
políticas. No obstante, está tomando cuerpo una actitud propositiva que va más
allá del simple impulso de cambiar al gobierno. De elaborar proyectos
ampliamente incluyentes sin dejar fuera a los ahora partidarios del chavismo.
Sin tonos retaliadores y con gran acento constructor.
arnaldoeste@gmail.com
25-02-17
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