Por Ibsen Martínez
La Acaldía Mayor de Caracas
fue creada en 2000 por la Asamblea Constituyente con jurisdicción sobre el
llamado Distrito Metropolitano de Caracas. El primer Alcalde Metropolitano
chavista tomó posesión en Termidor del Annum II de la Revolución Bolivariana. Para
2009 ya había abandonado el país y era buscado activamente por Interpol por
malversación de fondos. Murió en el exilio.
Su sucesor en el cargo fue
otro chavista, electo en 2004 y quien al final del mandato de cuatro años fue
imputado ante el Ministerio Público, también por corrupción, ¿qué cosa, no? Que
se sepa, no ha prosperado juicio alguno y, así, este exalcalde es hoy un alma
en pena que anda suelta por ahí, en plan “disidente” y francotirador.
Con lo que llegamos al alcalde
cautivo, Antonio Ledezma. Su caso ejemplariza los métodos con que el chavismo
logró ganar numerosas elecciones democráticas, solo para minar, envilecer y, en
últimas, destruir las instituciones republicanas.
Ledezma, veterano congresista
socialdemócrata que alcanzó a ser el Senador más joven del Parlamento bicameral
borrado del mapa en 1999 por la Constitución Bolivariana, fue dos veces
Gobernador del desaparecido Distrito Federal, y en otras dos, alcalde del
populoso municipio caraqueño Libertador. Cumplió toda esta brillante hoja de
servicios en lo que podríamos llamar el ancien regime.
En 2008 se disputaron de nuevo
las elecciones regionales en las que los candidatos del dedazo de Chávez
recibieron un verdadero varapalo a manos de las fuerzas opositoras y su
estrategia de unidad.
Los cinco Estados donde ganó
la oposición concentran más de la mitad de la población del país, la mayor
parte de la industria petrolera y el grueso de la actividad industrial del
país. Pero el resultado de mayores consecuencias políticas fue, sin duda, el
triunfo de la oposición en la zona capital, al alzarse con la Alcaldía Mayor de
Caracas y con la gobernación del vecino Estado de Miranda, uno de cuyos
municipios, el de Sucre, forma parte de la zona metropolitana de Caracas y es
el más poblado del país, con más de millón y medio de habitantes.
¿Qué hizo Chávez ante esa
derrota? Algo que todavía no ha dejado de ser la estrategia del chavismo ante
cada derrota electoral: desconocerla y despojar a la entidad opositora de todas
sus atribuciones y, muy especialmente, del dinero.
Fue así como el Alcalde Mayor
más votado en tiempo chavistas se vio de manos atadas cuando,
característicamente, Chávez ignoró el triunfo de Ledezma y, entre gallos y
media noche, mientras Ledezma se declaraba en huelga de hambre ante la sede
local de la OEA (Organización de Estados Americanos), los áulicos de Chávez
sacaron de la chistera una Autoridad Única del Distrito Capital. Algo parecido
fue dispuesto para disminuir las potestades del Gobernador Henrique Capriles:
le fue nombrado una especie de gauleiter, un “protector regional” cuya misión
es embarazar la gestión de líder opositor.
Despojado a la brava de su
investidura, imposibilitado hasta de ocupar la sede de la Alcaldía Mayor,
Ledezma vio llegar las nuevas elecciones regionales de 2013 y las ganó con
mayor número de votos que la vez anterior. De nuevo fue desconocido. Dos años
más tarde, los esbirros bolivarianos apresaron a Ledezma y le acusaron de
¡fraguar un magnicidio!, el duodécimo que denuncia Maduro. Desde entonces se halla
privado de libertad, sin cargos verosímiles ni debido proceso.
Junto a Leopoldo López,
Ledezma es el preso político más conspicuo cuya libertad exigimos los
demócratas, junto con la de más de un centenar de prisioneros políticos. Pero
¡a no desesperar!, el señor Rodríguez Zapatero se encuentra de nuevo en Caracas
para promover el diálogo.
Tomado de El País, edición
América
23-02-17
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