Por Charlie Barrera
Los centros educativos en
Venezuela cada día tienen más problemas. La crisis económica, el alto costo de
la vida y la acelerada inflación influyen de manera directa en la alimentación
de los jóvenes en edad escolar, cuyos casos no tienen cifras oficiales por
parte del Ministerio de Educación y sus planes para solventar el asunto al
parecer son deficientes.
“Todos tenemos el
hambre cerca”. Esta fue una de las frases que soltó el secretario de
Educación del estado Miranda, Juan Maragall, la
noche del pasado jueves durante un Encuentro Ciudadano denominado: “Crisis
económica en las escuelas”. Durante su intervención, dijo que uno de los
factores determinantes en las faltas escolares es el tema económico, sin
embargo, indicó que “desde hace unos 3 años hemos visto como la alimentación y
la salud también son una de las razones que han tomado peso al momento de evaluar
el ausentismo en las escuelas”.
Añadió que deben existir tres
aspectos fundamentales para que un niño o adolescente asista a su colegio o
liceo: desayuno, aseo y transporte, “todo esto en un tiempo acorde”. El segundo
aspecto se basa en las condiciones mínimas que debe tener una escuela: “Que
tenga luz, agua, pupitres, aire acondicionado en caso de necesitarlo”, añadió,
y por último hizo énfasis en que deben tener un buen profesor.
Al verificar estos principios
en la actualidad, salta a la vista que hay carencias y deficiencias para que
los alumnos de todos los niveles educativos puedan asistir a su colegio:
“En Venezuela es cada vez más
complicado que los chamos vayan a su colegio. Los niños menores de 6 años, que
van al maternal o a un preescolar, son más del 40 % los que no van a un centro
educativo” (sic).
Al momento de publicación de
este trabajo, quedan 68 días de actividades académicas, de los 180 días que
tenía el año escolar 2016-2017, de estos, 62 corresponden a días de asueto y
feriados. Es imposible calcular los días que muchos niños en Venezuela dejaron
de ir a sus aulas porque sus padres así lo decidieron ya que no tenían nada que
darles de comer.
No obstante, según la Encuesta
Condiciones de Vida (Encovi),
que realizan varias organizaciones sociales del país y las universidades: Católica Andrés Bello y Central de Venezuela, por
la falta de comida, entre la población de 3 a 17 años, 4 % muchas veces no
asiste. Mientras que 20 % a veces y 74 % nunca falta.
Que no haya una arepa, un buen
plato de comida en el almuerzo, o algo qué comer en la cena, es una de las
razones por las que, según Maragall, hay al menos 800.000 adolescentes
entre 12 y 17 años de edad que no están escolarizados en el país.
“Sacando la cuenta, esa
cantidad de chamos llenaría 30 veces el Estadio Universitario de Beisbol de la
Universidad Central de Venezuela en un Caracas-Magallanes”, comparó. La cifra
también es equivalente a toda la población del municipio Sucre.
En resumen, se trata de casi
un millón de adolescentes, jóvenes en crecimiento, que necesitan aprender, pero
que por distintas razones —la principal es la escasez de comida—
deciden dejar de ir a la escuela, ya sea para trabajar o, en el peor de
los casos, salir a la calle a comer de la basura.
Maragall afirmó que desde el
mes de febrero del año pasado, “se comenzó a percibir el hambre en nuestro
entorno con más presencia”. Ya transcurrió un año y esa realidad es cada día
más palpable. Personas de todas las edades esperan que los establecimientos de
ventas de comida saquen la basura para hurgar entre las sobras. Incluso niños realizan
esta práctica.
Eduardo Hurtado, presidente de
la CNAE, informó que el presidente Maduro, designó 100 camiones del Programa de
Alimentación Escolar, y dijo que iban a priorizar las rutas del Distrito
Capital.
Las cifras del hambre en
Venezuela no tienen una fuente oficial. Con todo, la Corporación Nacional de Alimentación
Escolar (CNAE) este viernes realizó una actividad en el
auditorio del liceo Andrés Bello, en Caracas. Allí informaron que se graduaron
“61.000 cocineras y cocineros de la patria”.
Eduardo Hurtado, presidente de
la CNAE, informó durante la actividad que el Presidente Maduro designó 100
camiones del Programa de Alimentación Escolar y, aunque no detalló la cantidad
de escuelas, dijo que iban a priorizar las rutas del Distrito Capital.
Algunas universidades,
organizaciones sociales, grupos de trabajo y personas anónimas, se dan la tarea
todo los días de ayudar a los niños que pasan hambre. Las cifras que manejan no
son altas, sin embargo, los porcentajes que arrojan son alarmantes.
“Si vemos niños que comen de
la basura, lo más probable o lo más seguro, es que ese menor de edad no esté
yendo a la escuela”, aseveró Maritza Landaeta, nutricionista de la Fundación Bengoa.
Para que los números fueran
más precisos, en el estado Miranda se efectuó una encuesta en la que les
preguntaron a los niños que van a clase cuántas veces comían al día, a lo que
40 % respondió que se acuestan sin comer, 26 % se alimenta dos veces, y 6 %
hace una sola comida al día.
“En esa misma encuesta que hicimos, 1 de cada
4 niños nos respondieron que solo se alimentan con lo que le dan en la escuela,
escuelas que han tenido que clausurar su comedor y en otras, el PAE cada vez
manda menos comida”, sostuvo Maragall.
Para el educador, las escuelas
son la segunda casa de todos, y asegura que para estabilizar y sostener un país
es esencial invertir en los colegios y liceos de un país.
“El problema del hambre en las
escuelas es el que más rápido hay que atender. En nuestro estado hay casi 700
escuelas, y al inicio de este año escolar [2016-2017] notamos que teníamos
140.000 chamos menos ¿Qué pasó con ellos? ¿Por qué no van a clase? A eso hay
que agregarle el déficit de escuelas y liceos que hacen falta en el país”,
argumentó.
Según el docente, hacen falta
al menos 3000 nuevas escuelas, y aseguró que el Gobierno solo construye 30
centros educativos al año. La población de Venezuela aumenta, pero sus escuelas
no, y las que funcionan lo hacen cada vez con más problemas de todo tipo.
Fotos: Archivo Crónica.Uno
24-02-17
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