Omar Villalba 21 de febrero de 2017
Los
derechos humanos son uno de los principales logros del mundo occidental,
racional y civilizado. Y entre ellos, que evolucionan a pasos agigantados a
medida que el mundo se complejiza. Uno de los derechos primordiales, junto al
derecho a la vida, es el derecho a libertad de expresión.
La
libertad de expresión fue uno de esos derechos por los cuales la humanidad ha
derramado mucha sangre. Es un principio controversial, que por regla general es
poco comprendido, pues suele puede dar pie a malos usos; existen muchas
personas inescrupulosas, las cuales nunca dudaran en usar para sus oscuros
propósitos. Propósitos indetenibles de forma abierta, especialmente si no se
desea violar, en el sentido más estricto a este principio. Claro ejemplo de
esto ocurre en Estados Unidos, donde las acciones y protesta de grupos racistas
y promotores del odio como son: el KKK, están protegidos por la Constitución la
cual ampara el derecho a expresarse.
Otras
de las distorsiones generadas por el mal uso de este derecho se encuentran
cuando algunos confunden la libertad de expresión con el libertinaje. El
primero consiste en expresarse abiertamente, pero sin vulnerar al prójimo y
haciéndose responsable de las acusaciones o de lo que se dice. Mientras que el
libertinaje consiste en decir aquello que te plazca sin acatar las eventuales
consecuencias. En Venezuela, en su momento, el libertinaje de expresión se
impuso, siendo el gobierno el principal promotor de esta actitud. Antiguos, y
ahora desaparecidos, programas como la Hojilla, entre otros clones que le surgieron,
cual hongos, se dedicaban a ejercer el libertinaje. Nuestros izquierdistas
trasnochados son muy hábiles en esas jugarretas, pero carecen de la piel de
cocodrilo para soportar la eventual respuesta.
A
pesar de estas previsiones a la hora de ejercer este derecho, la capacidad para
expresarse sigue siendo un valor esencial. En la actualidad este sigue siendo
uno de los pilares fundamentales del mundo occidental y democrático. Países
adelantados, civilizados, atesoran y cultivan este derecho como un valor inalienable,
a pesar de que el ejercicio del mismo pueda ir en su contra. Ejemplo de ello es
la situación de la revista satírica Charlie Hebdo, quienes han sufrido
atentados terroristas por el simple hecho de ejercer este derecho de forma
cínica y mordaz.
Sea
como sea, y se manifieste como se manifieste, es uno de los pilares
fundamentales del mundo democrático. Y, una persona cualquiera puede darse
cuenta de la calidad de la democracia en un país en función a como la libertad
de expresión es tratada. Partiendo de esta premisa cabria preguntarse ¿Cómo le
ha ido a Venezuela en este ámbito? La respuesta es mal.
La
libertad de expresión siempre fue respetada y amparada por los gobiernos
previos, tanto que alcanzó cotas cercanas al libertinaje. Esta, fue tan importante,
que permitió a la “revolución” volverse una potencia en lo comunicacional, como
ya hemos indicado, con aquellos programas que se dedicaban a montar y desmontar
matrices de opinión.
A
pesar de ello, el gobierno, cada vez más orwelliano decidió ponerle un coto a
los medios de comunicación, quienes habían dejado de sonreírle a la revolución
y comenzaban a poner en evidencia una naturaleza cochambrosa que superaba a la
vista durante la 4ta republica. A partir de este punto, Conatel se volvería un
ente dedicado a la cacería de los medios de comunicación —al día de hoy sigue
siéndolo— su talento a la hora de perseguir a los medios de comunicación no
tiene nada que envidiarle a la Inquisición Española, salvo, tal vez, que no se
pueden dar el placer de quemar a sus adversarios con leña verde como hacia el
buen Torquemada.
Esta
persecución, por parte de nuestra policía del pensamiento, se concretaría en el
cierre de un canal de comunicación como fue RCTV. También en un sesgo hostil
hacia todos en Venezolana de TV, que dejó de ser el canal de todos los
venezolanos para ser la ventana de la revolución, la cual solo emite
información terciada en una actitud rastrera, digna de las televisoras
norcoreanas. No conforme con esto, Conatel se dedicó a arrodillar a otros
canales como Televen, Venevisión. Creó, a su vez, TVES, que resultó ser un
repulsivo pastiche y está lejos de ser lo que prometieron al principio. También
engendraron a Telesur como una suerte de medio de comunicación para proyectarse
al exterior.
No
conforme con ello saturaron al pueblo con otros medios de comunicación,
promover una plétora de radios comunitarios y periódicos parciales. Mientras
que otros, que son neutrales o contrarios al gobierno, mueren de mengua por la
escasez de papel. En términos sencillos, es evidente que el gobierno solo desea
mantener una hegemonía comunicacional, la cual promueve y consolida su visión
del mundo, la cual pasa a ser la verdad absoluta. Han considerado que deben
mantener una hegemonía comunicacional, algo que ULTRAJA la libertad de
expresión y, a su vez, pone en evidencia la naturaleza totalitaria y poco
democrática de este gobierno. ¿Aun lo dudan? Echen un ojo a la televisión
abierta, cuyas transmisiones son suspendidas con frecuencias por las cadenas
del presidente o los noticieros de la patria, lo cuales se emiten a cualquier
momento.
Por
último, intentaron imponerse sobre las compañías de televisión por subscripción
—quienes son los únicos que se han beneficiado de esta situación a la par que
preservaron la cordura del venezolano promedio— al exigirles a ellos el
acoplarse al gobierno cuando hiciesen sus transmisiones. Por suerte, para
muchos, estas corporaciones se negaron de plano. Aun así, esta semana la
Policía del Pensamiento se anotó un punto a su favor en su cruzada contra el
libre pensamiento: el canal CNN en español salió de la oferta de la mayoría de
las teleoperadoras por subscripción. Esto, se debe a que el canal denunció un
turbio negocio que el gobierno estaba realizada con las ventas de pasaportes en
Irán, y otros desmanes cometidos en el SAIME
Estas
acusaciones hirieron el ego del gobierno y pusieron en evidencia los sucios
negocios que Alí Babá y los cuarenta ladrones están llevando adelante. CNN en
español ha respondido de una forma inteligente ofreciendo sus servicios de
forma gratuita en internet a través de la red social Youtube. Esta semana, el
canal ganó relevancia para el venezolano que no puede resistirse a probar la
fruta prohibida. A pesar de ello, este punto conseguido por CNN fue echado por
tierra por la Policía del Pensamiento, quienes sacaron al canal de la red
social.
Ahora
bien, cabría preguntarse ¿Qué dicen estas acciones del gobierno? Lo primero es
darle la razón a CNN, puesto que intentar ocultar todo hace pensar a la gente sobre
lo turbio del negocio. Luego, pone en evidencia el carácter antidemocrático y
totalitario de este gobierno, que lejos de reivindicar y emancipar al hombre,
lo que dese
a es
llenarnos de estulticia. Han creado, una suerte de cortina de hierro y régimen
totalitario para el mundo globalizado y la red 2.0. Una actitud digna de Orwell
o del Mundo Feliz de Huxley.
Es por
esa situación que la libertad de expresión está en peligro, y por lo cual
debemos alzar nuestra voz para protegerla, porque de seguir por este oscuro
camino, pasará a ser una libertad extinta y con ella la capacidad para pensar
más allá de las gríngolas norcoreanas que la “revolución nos impondrá”. Por eso
yo propongo exigirle al gobierno que rectifique, debemos llevar nuestro clamor
a otros espacios, persistir y resistir, estar informado para que no nos
impongan su punto de vista.
La
libertad de expresión solo se puede defender ejerciéndola.
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