RAFAEL LUCIANI 25 de febrero de 2017
@rafluciani
Del 6
al 10 de febrero un grupo de teólogos reconocidos por su trabajo en
Iberoamérica, nos reunimos en el Boston College —Universidad de la Compañía de
Jesús— para hacer un discernimiento de la época actual a la luz de los cambios
que viene impulsando el Papa Francisco. Parte del trabajo salió publicado en la
llamada “Declaración del Boston”, que se encuentra disponible en muchos
portales de Instituciones educativas confiadas a la Compañía de Jesús o de
noticias religiosas. Entre ellos, el portal de www.teologiahoy.com.
En
este breve espacio, resalto algunos pocos aspectos que se reflexionaron, con el
ánimo de invitarlos a leer el texto completo.
1. “La vocación eclesial nos lleva a pensar,
investigar, aprender, enseñar y comunicar la riqueza de la fe cristiana en la
Iglesia y la sociedad”. No se puede hablar de una fe vivida y pensada fuera de
nuestros contextos locales y concretos, tanto eclesiales como sociopolíticos.
2. “Compartimos la vida, la oración, la
Eucaristía, la reflexión y el diálogo para hacer un discernimiento en común de
los nuevos signos de los tiempos de nuestra época global”, caracterizada por la
creciente inequidad económica, la exclusión sociopolítica y cultural, y la
necesidad de recuperar las democracias ante el azote de los autoritarismos y totalitarismos.
Este signo de la pérdida de las democracias es uno de los aspectos que más
preocupa a la comunidad teológica iberoamericana.
3. Creemos “en la necesidad de una reforma,
tanto de las mentalidades como de las estructuras de la institución eclesial,
en perspectiva sinodal”. Por eso, cuando el Papa habla de reformas, se refiere
a un cambio integral, que implica tanto lo estructural como lo mental. Pero
desde una perspectiva colegiada y nunca impuesta por la vía autoritaria. Sólo
así podremos superar el clericalismo, el carrerismo y las demás enfermedades
que afectan una vida eclesial sana y madura.
4. Como creyentes, cada uno de nosotros estamos
llamados a analizar la realidad de nuestros países y “preguntarnos por dónde
pasa Dios hoy en nuestra historia y qué realidades se le oponen”, sea en lo
social, lo económico y lo político. De otro modo, caeríamos en una fe vacía,
sin consecuencias para el cambio de nuestras vidas y la de los otros. Muchos
han caído en la privatización de la religión que lleva a la pérdida del bien
común y la dolencia por el otro.
5. “Los pobres, muchas veces víctimas de la
violencia, han de ser para nosotros lugares teológicos privilegiados, por lo
que nuestro compromiso no sólo ha de ser el de acompañarles, sino el de
dejarnos evangelizar y transformar por ellos, en un proceso continuo de
conversión”. En este marco se reafirmó la opción por los pobres y excluidos,
pero siempre en contra de todos aquellos sistemas, sean económicos como
políticos, que sólo incrementan la pobreza y la miseria, y que convierten a los
pobres en objetos de manipulación ideológica.
6. Ante esta realidad, “urge una teología
profética que desacralice falsos dioses. No podemos dejar de denunciar las
causas de la pobreza, y debemos estar atentos a las mediaciones socio-políticas
que se implementen para su superación”. Si no estamos conscientes de las causas
de la pobreza, nunca podremos hacer una propuesta que la supere. “Para ello,
vemos necesario un discernimiento crítico de los nuevos estilos de corte
neopopulista (Documento de Aparecida, 74) que emergen en distintos países de
América”.
Los
invito a leer el documento completo y compartirlo en sus familias y
comunidades.
Rafael
Luciani
Doctor
en Teología
rlteologiahoy@gmail.com
@rafluciani
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