FÉLIX PALAZZI 18 de febrero de 2017
@FelixPalazzi
El año
2016 fue sin duda alguna un año lleno de conflictos y parece que el 2017 puede
ser igual o peor. El descontento y la desesperanza es un sentimiento común,
tanto que Datanálisis sitúa la cifra de descontento con el gobierno en un 95%
de la población. El gobierno podrá seguir negando la realidad, e incluso
afirmar que el hambre y la desesperación del pueblo es sólo una sensación
introyectada en el sentir popular por los enemigos del proceso revolucionario.
Pero lo cierto es que no hay argumentos o ideas que alivien el peso de la
realidad que se padece. Asimismo la oposición necesita volver a captar la
confianza de sus seguidores y fijar una agenda común a favor de todos los
venezolanos.
Este
escenario desconsolador al único que favorece es a este “mal gobierno”. El
gobierno encontró que la forma más efectiva de desmovilizar a la sociedad civil
es desmotivándoles en sus luchas y requerimientos. De esta forma se ha cerrado
la posibilidad de todo proceso electoral. No es una sorpresa que incluso el TSJ
determinase suspender las elecciones estudiantiles en la UCV. Pues todo proceso
electoral que evidencie la debilidad democrática del régimen es un peligro para
el mismo.
Aunque
el descontento sea grande en la población civil, eso no quiere decir que el
gobierno se encuentre débil. Todo lo contrario, el gobierno ha logrado
reagrupar sus fuerzas y apuntalarse con el apoyo del poder militar. Mientras
que la oposición ha logrado el efecto contrario, el disgregarse y perder su
capacidad de convocatoria. Al gobierno le corresponde deponer sus aspiraciones
centralistas y de perpetuación indeterminada. Esto es bueno que lo entiendan
los que todavía proponen y ven el diálogo como una vía para solucionar nuestra
complicada realidad. Sin la vía electoral no hay posibilidad del diálogo ya que
ambas propuestas se implican mutuamente.
Es
imposible predecir cómo saldremos de semejante atolladero. No existen recetas
posibles capaces de pronosticar una salida certera. Principalmente porque todo
dependerá del desgaste y la erosión del poder del gobierno. Ello será cuestión
de tiempo porque, tarde o temprano, la misma historia abrirá una nueva opción.
Sin embargo, es necesario emprender un proceso contrario a la desesperanza que
utiliza este régimen para su sobrevivencia.
Sembrar
la esperanza en nuestro tejido social es vital para reactivar las fuerzas de
reacción contra la agresión a la vida democrática del país. La siembra de la
esperanza surge en la capacidad de observar y apoyar las iniciativas de
organizaciones no gubernamentales que se advocan a atender a los más
necesitados. Debemos mirar a la capacidad de reacción que están mostrando las
jóvenes generaciones ante el caos reinante, involucrándose con los problemas
reales que vive nuestro pueblo y buscando formas de responder a sus problemas
más urgentes. De igual forma es necesario mirar la supervivencia de las
instituciones universitarias a pesar de atravesar por la peor crisis que hemos
vivido en muchos años. También podemos ver la firme posición de la Conferencia
Episcopal Venezolana y las demás organizaciones religiosas que han tendido
puentes de ayuda a los más necesitados, a pesar de todas las amenazas públicas
que ha hecho el oficialismo.
En
fin, si el gobierno apuesta por la desesperanza como medio para dominarnos, hay
que buscar y hacer posible, incluso obstinadamente, la esperanza. Una esperanza
que nos lleve a transformar nuestra vida cotidiana y a recobrar la capacidad de
reacción como colectivo.
Félix
Palazzi
Doctor
en Teología
felixpalazzi@hotmail.com
@FelixPalazzi
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico