FÉLIX PALAZZI 17 de junio de 2017
@FelixPalazzi
En la
mayoría de los países de influencia católica se celebra la fiesta del “Corpus
Christi” (cuerpo de Cristo), sea a finales de mayo o a principios de junio
(sesenta días luego de la Pascua). El centro de la fiesta es la eucaristía como
cuerpo de Cristo.
En el
origen de esta celebración se esconde un acontecimiento particular. Entre los
siglos XII y XIII santa Juliana, una monja de origen belga, tuvo un sueño en el
cual vio la luna con una brecha oscura en su centro. Esta visión fue interpretada
por la monja como la ausencia de una fiesta dedicada a la eucaristía en el
calendario litúrgico de la Iglesia. Los burgueses de la época se oponían
rotundamente a introducir un día festivo en el calendario laboral. Algunos
fieles veían que la introducción de una nueva fiesta representaría más gastos
sobre sus débiles economías. La presión y el rechazo a su pía revelación obligó
a la monja a dejar su monasterio y vagar de un monasterio a otro. A pesar de
este inconveniente, la interpretación de su visión encontró eco y apoyo
incondicional en el príncipe–obispo Robert de Tourote, quien por primera vez
celebró la fiesta del Corpus Christi.
Tradición
que perdura
En el año 1264, el Papa Urbano IV dio su consentimiento a esta fiesta, delegando a santo Tomás de Aquino la elaboración de la liturgia propia de esta celebración. El Concilio celebrado en la ciudad francesa de Vienne (1311-12) bajo el Papa Clemente V (1264-1314) elaboró las normas que debían regir la procesión. A partir del año 1447, con el papado de Nicolás V, se inició la tradición que perdura hasta el día de hoy de sacar en procesión al sacramento del altar (cuerpo de Cristo) por las calles de Roma. En el año 1551 el Concilio de Trento asocia la celebración de esta fiesta al “triunfo sobre la herejía” protestante.
En
nuestro país la fiesta del Corpus Christi dio lugar a una de las más coloridas
y conocidas tradiciones religiosas venezolanas: “los diablos danzantes de
Yare”. Su origen se remonta al siglo XVIII. No hay muchos datos sobre la fecha
exacta. Sin embargo, su tradición siempre ha estado vinculada al Santísimo
Sacramento y al mestizaje cultural que se expresa en esta celebración.
Las
cofradías de los diablos danzantes de Yare nacieron en las clases más oprimidas
y explotadas de la colonia. Estas cofradías representaban la única posibilidad
de organizarse y entenderse como hermanos. Por medio de la danza lograron
expresar su resistencia y rebeldía al sistema imperante. La danza, el color y
la participación activa del laicado eran elementos novedosos en el esquema
litúrgico de esta celebración.
Hay
dos formas de entender el significado de esta tradición religiosa venezolana.
Una primera acentúa la derrota y total sumisión de la clase explotada (esclavos
e indios) a la fe europea (representada en la eucaristía). Sin embargo, una
segunda interpretación, actual, no se basa en la contraposición sino en la
complementariedad. El cuerpo de Cristo, ante el cual se rinde el mal, es vivido
como símbolo de esperanza y de lucha. El rito de esta fiesta va mostrando que
el mal nunca tiene la última palabra. Se recupera el sentido de la eucaristía
como sacramento de la unión de la comunidad.
La
fraternidad que se vive en estas cofradías se contrapone a la división y a la
exclusión que impera hoy en nuestro país. Descubrir el sentido de nuestras
tradiciones religiosas puede ayudarnos a rescatar nuestros valores, como son la
fraternidad y la esperanza, tan necesitados hoy en día para vencer el mal.
Félix
Palazzi
Doctor
en Teología
@FelixPalazzi
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