Jesús Chuo Torrealba 04 de junio de 2017
Ya no
es un “goteo”. Lo que está ocurriendo en el oficialismo es un deslave. Tras la
valiente posición de la Fiscal General de la República en defensa de la
Constitución, cada día surgen nuevas y más vehementes manifestaciones de
magistrados, ex altos funcionarios, diputados y mucho, mucho “chavista de a
pie”, desmarcándose del proyecto de la constituyente corporativa, sectorial,
fascista, de Maduro. Por eso no me extrañó cuando al
encontrarme con un apreciado amigo, hasta hace poco simpatizante del
oficialismo, este me hiciera un análisis interesante y demoledor de la entrevista
que el Mayor General Vladimir Padrino López concediera a José Vicente Rangel el
pasado domingo 28 de mayo.
“Si
Fidel Castro hubiese escogido a José Vicente Rangel y a Vladimir Padrino para
dirigir a Venezuela en vez de designar a quienes escogió, probablemente la
situación de este país sería otra”, empezó su análisis mi amigo ex
chavista. “Para algunos esos son los dos más inteligentes líderes del
oficialismo”, hablando de los protagonistas del programa que, para él, lució
“concertado”.
“En
efecto”, dijo, “a Padrino se le permitió omitir o apenas rozar los temas de
mayor importancia o relieve, como son en lo político la violación de la
Constitución en cuanto a la elección de alcaldes y gobernadores, el brutal
desconocimiento del Poder Legislativo y la tenacidad de la rebelión popular
frente al régimen. En lo económico, Rangel dejó que Padrino pasara rápido sobre
el colapso del abastecimiento alimentario, el endeudamiento aplastante, la hipoteca
de PDVSA y el macro-fraude cambiario. No se habló tampoco de un
problema de enorme importancia estructural: El inmenso bolsón energético
encontrado por la Exxon-Mobil en las aguas del Esequibo, de ese mismo Esequibo
cuya reclamación fue preterida en forma irresponsable por los gobiernos de
Chávez y Maduro. Por supuesto, de narcotráfico tampoco se habló…”
Mi
amigo me corrije: “Yo no soy ex chavista. Yo soy un venezolano que
apreció algunos aspectos del liderazgo de Chávez, y que jamás estuve con
Maduro”. Para él, “en la introducción del programa Padrino intentó descalificar
moralmente la actual rebelión popular señalándola como producto del
‘injerencismo de una coalición de países que intervienen en asuntos internos de
Venezuela’. Sería bueno que Padrino recuerde que en lo que va de este
siglo, nadie ha sido tan ‘injerencista’ en la región como el régimen actual
venezolano, el cual por otra parte acoge amorosamente la injerencia cubana, y
además –insólitamente- paga por padecerla…”
Para
mi interlocutor, “entrevistador y entrevistado entraron en materia sólida
cuando Padrino habló de ‘una distorsión económica que empezó con el desplome de
los precios petroleros’. Ante todo, aquí no hay ‘distorsión’ sino
colapso", refutó mi amigo, para de inmediato precisar: "Y la
culpa no es de la caída de los precios petroleros: En casi dos décadas, el
petróleo ha puesto en manos del castro-madurismo más dinero que la suma de todo
el dinero manejado por los todos los gobiernos venezolanos desde que reventó el
Zumaque 1 hasta que Hugo Chávez sumió el poder en 1999. Gobiernos
anteriores dieron de comer a la población y mantuvieron funcionando al país con
petróleo a poco más de 10 dólares el barril, sin aumentar la deuda externa, que
incluso se redujo durante la administración Lusinchi. A partir de
los 30 dólares que valía el barril en 2003, durante estos años de revolución
los precios subieron hasta llegar a 120 dólares el barril, estabilizándose en
2010 alrededor de los 100 dólares el barril. Fue en el cuarto trimestre del 2014
cuando empezaron a bajar a su actual nivel de 50 dólares el barril (muy por
encima aun de los 30 dólares que costaba el barril durante el gobierno de Pérez
I)…”
Subraya
mi amigo “ya no chavista y nunca madurista” que “a todo esto hay que sumar el
violento endeudamiento que llegó al clímax esta semana cuando Maduro vendió al
banco imperialista Goldman Sachs 2.800 millones de dólares en bonos de PDVSA a
vencerse el año 2022, con un descuento de casi 70%, pagando al imperio
monstruosos intereses que llegan a casi 30% anual, puesto que el interés normal
de esos bonos es de 9,25%, lo cual se triplica cuando –como el es caso- el
comprador recibe 3 bonos por el precio de cada uno. Es así como
en 5 años Venezuela pagará por intereses 1.295 millones de dólares (9,5% de
2.800 millones multiplicados por los 5 años que faltan para el vencimiento de
esos bonos). Cuando llegue ese vencimiento, Venezuela deberá además pagar los
2.800 millones de dólares del valor facial de los bonos, por los cuales recibió
sólo 868 millones. En total Venezuela pagará más de 4 mil millones de dólares
por este ‘respirito’ para Maduro… ¿Patria?”
Con
una mezcla de su lucidez habitual y algo de tristeza (¿despecho?) por sus ya
extintas simpatías hacia el oficialismo, mi amigo devenido en analista afirma
que “Padrino intentó consolar al país diciendo que, tras 14 años de chavismo y
cuatro de madurismo, el régimen ahora esta dando ‘pasos para una estrategia
económica coherente y sustentable’ que buscaría ‘cambiar el actual modelo
rentista por uno productivo’. Pero si de algo ha sido enemigo el
chavo-castro-madurismo ha sido de la producción. Limitándonos sólo al tema de
los alimentos, ¿Sabrá Padrino que en 1999 Chávez encontró sembradas
4.700.000 hectáreas y que en 2017, por falta de semilla y abono, sólo se
sembraran 1.100.000? ¿Sabrá que en Venezuela había 20 millones de cabezas de
ganado y que hoy sólo hay 10 millones, cuando el abastecimiento del país
requiere un rebaño de 30 millones? ¿Acaso el Imperio se comió la
semilla y el ganado, o fueron las expropiaciones, las invasiones avaladas por
el Inti y el impune cobro de vacuna por parte de la guerrilla y las megabandas
lo que acabó con la producción?”
Mi
amigo dice “agradecer” que “el llamado a respetar la Constitución aparece una y
otra vez en la argumentación de Padrino”, pero por eso mismo lamenta “el ardor
con que defiende la imposición de una Asamblea Constituyente que derogaría la
Constitución que alaba”. En su opinión, “hay que reconocer que cuando
Padrino habló de la ética parecía un vocero opositor: Cuando denunció a quienes
quieren el poder para ponerle la mano a la riqueza nacional parecía que hablaba
de las enormes fortunas acumuladas por personajes muy conocidos. Por lo demás,
es cierta su observación de que política es el arte de ponerse de acuerdo.
Discutir sobre los problemas y no sobre las personas, como él propone, es
propio de gente seria. Y para hacerlo es fundamental colocar los
intereses de la Patria por encima de los intereses políticos, sobre todo cuando
éstos se han vuelto personales y hasta de supervivencia, con los de los
jerarcas señalados por peculado, violación de DDHH o narcotráfico, y que por
eso mismo están usando hoy al poder como barrera que los protege de una
justicia que tarde o temprano habrá de alcanzarlos… y esa es la causa de su
desesperada resistencia.”
Mi
amigo concluyó su análisis coincidiendo con Padrino en que “debemos construir
un escenario de paz que nos permita construir un país donde quepamos todos”. Pero
afirma de inmediato: “Que se lo diga a Maduro, a Diosdado, a El Assaimi, a
Reverol, entre otros. Todo el resto del país cree y lucha por eso, a pesar de
la intoxicación lacrimógena y los asesinatos con metras. A nosotros, denos por
convencidos…”.
Así
es. ¡Palante!
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