Por Arnaldo Esté
Estas palabras suenan cada vez
más frecuentes. La crisis general se profundiza y la revuelta permanece y, con
ella, nuestra angustia. Esa crisis general es el tercer actor, además del gobierno
y la oposición, que terminará por imponer su propio lenguaje. El lenguaje
impredecible en el que se expresan el hambre, la mengua, la inseguridad.
El escenario aparente es
mayormente político, pero el hambre y las necesidades van mucho más allá de lo
político. Uno siente crecer la crisis como un gran invasor que terminará por
coparlo todo.
Pero la política es necesaria
para evitarlo.
Estoy convencido de que el
actual gobierno va a pasar. No sé cuándo ni cómo, pero va a pasar. Ellos lo
saben y lanzan la tal asamblea constituyente como una carta en el juego de
poderes. Una carta que les ha resultado costosa, dándole argumentos a
opositores tradicionales y nuevos. La fiscal, que de ninguna manera está sola,
hace de acusadora, no tanto porque espere sacar a unos magistrados tan ineptos
y sumisos como políticamente ineficientes y torpes, sino por la importancia
jurídica de la evidencia y los castigos que de ello se podrían derivar.
Expediente que, como lo ha anunciado, incluye, en una larga lista, a todos los
jefes cómplices de la dictadura.
Nadie duda de la intensidad de
los próximos días. Hoy dos muchachos se agregaron a la lista de muertes. El
martes el jefe de la Guardia Nacional mandó a saquear un conjunto de viviendas
en El Paraíso, Los Verdes, en represalia por dos heridos en sus filas. Hay que
imaginarse ese cuadro extendido en amplitud e intensidad a todo el país, a
todas sus ciudades, a toda su gente. Ese general estará haciendo planes y
preguntándose cuántos guardias serán necesarios para reprimir a todos, y cuándo
será necesario sacar el Ejército a las calles, con sus reclutas nerviosos, y
recordará el Caracazo.
Se habla de entendimiento,
entrevistas, grupo de naciones amigas… El gobierno ve crecer su costo de
salida, el ¿cómo voy a quedar yo? El gobierno cubano, ahora menguado y
escurridizo, también saca sus cuentas. Los generales saben que son una nómina
excedida y piensan en su futuro.
El gran referente del
entendimiento y la negociación es la actual Constitución. Y no solo como
argumento en el juego político sino que bien podría ser la escritura de un
proyecto ético social para la construcción del país. Esa es su importancia de
fondo.
17-06-17
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