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domingo, 2 de julio de 2017

Democracia y protesta en números por @danielfermin


Por Daniel Fermín


Esta semana, desde el Centro de Estudios Políticos, presentamos los resultados de dos estudios de opinión que resultan especialmente relevantes para los tiempos que corren. El primero se trata del Barómetro de las Américas 2016-2017, realizado en alianza con la Universidad de Vanderbilt en el marco del Proyecto de Opinión Pública de América Latina (LAPOP), y que trata fundamentalmente sobre el estado de la democracia en el país. El segundo estudio se refiere a las Percepciones Ciudadanas de la Protesta 2017, y nos ayuda a una mejor comprensión del fenómeno de calle que ha regido la dinámica cotidiana nacional en los últimos meses.

Son muchos los hallazgos que ofrecen ambas encuestas. En estas líneas, resumiremos algunos de los puntos principales. Comenzamos por el Barómetro de las Américas. Los resultados de esta investigación apuntan a la crisis y las oportunidades de la cultura democrática en Venezuela. Lo primero que hay que destacar, en ese sentido, es cómo la situación del país influye en la satisfacción con la democracia. La economía sigue siendo el principal problema para ocho de cada diez venezolanos, seguido de la inseguridad, no porque ésta haya mejorado, todo lo contrario, sino porque la gravedad del problema económico la ha hecho palidecer en menciones.

Este estudio que, a diferencia de la encuesta sobre protestas que detallaremos más adelante, fue realizado antes de las protestas, ya mostraba que seis de cada diez venezolanos consideraba el nivel de conflicto social y político como alto o muy alto. El resto del coctel lo completa una altísima intención de emigrar, sobre todo de los más jóvenes, en los que 53% de los venezolanos entre 18 y 29 años manifiesta su intención de irse de Venezuela. El resultado se evidencia en un descenso significativo en los niveles de satisfacción con la democracia: 74% de los venezolanos dicen estar, hoy, insatisfechos con el sistema democrático en el país. Esta cifra constituye el nivel más alto de todo el decenio analizado.

Asimismo, más de la mitad de los encuestados considera que Venezuela es un país poco o nada democrático, con 23% señalando al país como nada democrático. Así, una profunda crisis ha hecho tambalear el apoyo al sistema político en Venezuela, en medio de un agudo conflicto político y con una población, especialmente la más joven, buscando alternativas en otras latitudes.


Por su parte, el estudio sobre Percepciones Ciudadanas de la Protesta 2017 nos da luces sobre lo que ha sucedido luego de estos meses de manifestaciones intensas en todo el país. Lo primero que hay que resaltar aquí es la configuración de la autodefinición política de los ciudadanos. La palabra es fragmentación: 16% es chavista y se restea con el presidente Maduro; 13% es chavista pero está descontento con Maduro; 30% es opositor y se restea con la MUD y 11% se considera de oposición pero no se siente representado por la alianza unitaria. ¿Lo que falta? 31% que no se identifica con ninguna de las opciones anteriores. No es un “ni-ni” indolente, sino un independiente sin identificación con las partes que hoy pugnan en el conflicto polarizado.

Evidenciando el espíritu democrático construido por décadas, casi el 80% de los venezolanos quiere que los cambios políticos se den por la vía electoral, mientras que 12% prefiere acuerdos entre el gobierno y la oposición. Los fantasmas del golpe militar, la guerra y la intervención extranjera a duras penas registran y no son significativos del sentir nacional.

En cuanto a las expectativas sobre posibles soluciones, salta a la vista el muy escaso apoyo que suscita la propuesta constituyente del oficialismo. Apenas 5% de la población piensa que la Constituyente es lo mejor para el país. Si segmentamos, observamos que esto implica que apenas 13% del chavismo madurista apoya la Constituyente y piensa que traerá soluciones. Para la mayoría de los venezolanos, las soluciones a la crisis pasan por lo electoral, la protesta y el diálogo.

El empoderamiento ciudadano es otro asunto importante. Más de la mitad del país considera que la participación del pueblo puede influir en que el cambio político se dé.  En cuanto a la protesta, alrededor de 60% de los encuestados creen que las manifestaciones tienen poder, en distintos grados, para lograr un cambio de gobierno.

Las protestas generan expectativas en la gente. Para 24% esta expectativa es un cambio de gobierno, mientras para 23% es la realización de elecciones. De nuevo, la fragmentación: 23% considera que todo quedará peor luego de las protestas y 20% que todo quedará igual.

En lo que sí hay consenso es en que protestar es peligroso. Casi 94% de los entrevistados considera que protestar implica peligro, y para 75,7% implica mucho peligro. Pese a esto, 19% expresa haber participado en protestas activamente. Esto, lejos de ser una cifra marginal, es un número elevadísimo, sobre todo si se considera que, de acuerdo a la teoría, 3% de participación es clave para que la protesta conduzca a un cambio de régimen. ¿Por qué no participa el resto? La violencia ha subido las barreras a la participación y el miedo sigue presente como una nube negra en la disposición a protestar.

Lo hemos dicho: estos estudios ofrecen mucha tela qué cortar: los motivos para la protesta, sus principales motivadores, el apoyo de los convocantes. Invitamos a su lectura detenida y extendemos, también, la invitación a acompañarnos el 11 de julio a las 5 de la tarde en el teatro Trasnocho Cultural de Paseo Las Mercedes, donde realizaremos una conferencia para analizar más a fondo los resultados del Barómetro de las Américas. La entrada es libre, allá nos vemos.

 FOTO: @UCABISTAS



Publicado en PolítiKa UCAB el 30 de junio de 2017

01-07-17




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