Por Piero Trepiccione
La democracia está
asociada indisolublemente al concepto de legitimidad. No puede
existir ni funcionar un sistema político que no esté atado a raíces sólidas de
pertinencia y apoyo social. La legalidad por si sola no garantiza la
permanencia y sustentabilidad de un régimen democrático. El mediano y largo
plazo se soportan especialmente en la legitimidad.
En Venezuela estamos viendo
una compleja situación entre los poderes públicos. Existe una
discusión creciente en el seno de la legalidad. ¿Quién tiene la razón? La
fiscal, la Asamblea Nacional, el TSJ o el Poder Ejecutivo es una respuesta que,
más allá de la legalidad, debe estar atada a la legitimidad. Lamentablemente la
forma mediante la cual se pretende consultar la legitimidad en este
momento-cumbre del país no apela precisamente a un método universal, secreto y
directo sino más bien a una fórmula que distorsionaría profundamente el peso
porcentual de las opiniones de los venezolanos.
Hoy día para nadie, dentro y
fuera del país, es un secreto que más del 70 por ciento de la población votaría
en contra del presidente Maduro y sus propuestas políticas. Con el método
electoral sectorial y territorial, la opinión del 20-30 por ciento de la
población tendría el peso absolutamente mayoritario en la nueva Asamblea
Nacional Constituyente con lo cual no funcionaría sobre la base de la
legitimidad sino sobre la base de una legalidad impuesta. El resultado puede
ser todo lo contrario a la paz o al diálogo.
Cualquier propuesta
de diálogo de paz debe necesariamente pasar por reflejar la voluntad
general de los venezolanos. Pretender manipular o sesgar la
proporcionalidad de la población electoral solo agregará más leña al
fuego. La solución al conflicto venezolano pasa porque la conformación política
de las instituciones refleje la nueva realidad política del país. Hacer lo
contrario es ir contra la historia y más preocupante aún, forzar la barra para
que nuestra juventud siga poniendo más muertos en estas horas tristes de la
realidad cotidiana.
Una recomposición política es
altamente necesaria para relanzar la unidad nacional y un viraje en las
políticas públicas. Para que la economía sea la prioridad es
necesario dar cauce democrático y constitucional a los nuevos vectores de
fuerza social que se han establecido en la arquitectura de legitimidad del
territorio venezolano. Unaselecciones generales con voto universal,
secreto y directo con supervisión de la comunidad internacional serían las
más adecuadas para hacer fluir la legitimidad de origen necesaria para
preservar la democracia.
01-07-17
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico