Por Vanessa Davies
Si se instala la constituyente
la gente tendrá aún más razones para protestar, advierte el dirigente del
chavismo democrático. Insiste en que la MUD debe hacer una sola pregunta el
16-J, “la que no hizo Maduro”: ¿quiere usted constituyente?
Nicmer Evans se marchó de
Marea Socialista en el peor momento… o en el mejor, porque todo depende del
cristal con el que se mire. En cualquier situación se puede ver una desgracia o
se puede ver una oportunidad. “La realidad del país empuja y acelera cosas
insólitas”, admite este dirigente del chavismo crítico que no quiere
estacionarse en la queja contra Maduro, sino edificar un espacio en el que se
hermanen opositores y chavistas para otro gobierno.
Como dirigente y analista
político está convencido de que la situación venezolana amerita “respuestas
mucho más claras, mucho más contundentes y mucho más incluyentes, y creo que
Marea Socialista no estaba haciendo ese ejercicio que algunos, a lo interno,
estábamos intentando hacer”.
Por eso Marea Socialista sigue
su camino mientras “yo intento hacer un ejercicio de reconstrucción de espacios
que permitan un poco más de inclusión”. Aclara que no se trata “de una ruptura
traumática”, porque con Marea “seguimos coincidiendo en los mismos espacios de
acción”, como la Plataforma en Defensa de la Constitución y la iniciativa de
los no polarizados; sin embargo, Evans se plantea consolidar un proyecto más
inclusivo, en el que también participe la oposición.
"Hay un espacio inmenso
en el país que no se siente identificado en estos momentos con la conducción
política del PSUV ni de la MUD”, señala Evans en conversación
con Contrapunto. Y agrega que “la otra verdad es que, objetivamente, la
MUD es la única que está conteniendo una política”, la del Gobierno.
La agenda nacional es
avasallante. Esta conversación ocurrió el jueves 6 de julio, un día después del
asalto al Palacio Federal Legislativo, pero un día antes de que Evans pidiera a
la MUD reformular las preguntas de la consulta del 16 de julio; dos días antes
de la medida de casa por cárcel para el dirigente opositor Leopoldo López; y
tres días antes de que el mismo Evans instara a la población a desconocer la
constituyente convocada por el presidente Nicolás Maduro.
Como chavista y dirigente de
izquierda, tiene claro que, para enlazarse con todos los sectores, debe dejar
atrás las "formulitas" que no funcionaron. “Para poder nosotros
conectarnos con ese país que está descontento con la conducción política del
presidente Maduro tenemos que tener códigos de comunicación más incluyentes”.
–¿Por ejemplo?
–Yo no rechazo per se la
propuesta de la MUD en relación con lo que ellos mal llamaron plebiscito y que
ahora dicen que es una consulta popular. El problema de fondo es el método.
Además, el grave problema son las preguntas. Ahora, yo sí creo que hay que
hablar con ellos para insistir en la necesidad de la modificación de las
preguntas, para que se deje esa vocación de un gobierno paralelo. Pero eso no
se hace rechazando de una vez la propuesta, sino asumiendo que es una propuesta
muy democrática, pero insistiendo en la necesidad de la modificación de las
preguntas porque todavía hay tiempo.
Evans insiste en que, si se
cambian las tres preguntas y se deja solamente una, el chavismo participará.
“La pregunta debía ser una sola: la que no hizo Maduro. Pregúntale a la gente
si quiere o no una asamblea nacional constituyente. Esa es la pregunta”.
De mantenerse, la segunda
interrogante promovida por la oposición “es una provocación a un
pronunciamiento de la Fuerza Armada”. La tercera, alerta el analista, puede
llevar a una confrontación civil.
La consulta del 16 de julio es
un ejercicio “brillantemente democrático, pero lo es sí, y solo sí, se hace la
pregunta que no hizo el Gobierno”, asevera.
Chavistas y no chavistas
generarán propuesta de gobierno
La iniciativa que amasa Nicmer
Evans todavía no tiene nombre ni un documento para el debate. Pero hay algo
que, para él, no es negociable: “La defensa de la Constitución”.
Se asume, a título personal,
como chavista; como integrante del chavismo democrático, que no se detiene solo
en la crítica al Gobierno de Maduro. “El chavismo tiene que generar ahora
propuestas para el país, nuevas propuestas; renovar las propuestas y ser
incluyente”, defiende.
Sin embargo, subraya que la
organización que espera constituir “no necesariamente tiene que ser chavista”.
Por el contrario, “tiene que tener la amplitud para recibir a chavistas y no
chavistas descontentos”.
–¿Chavistas y opositores para
qué?
–Para generar una propuesta al
país.
–¿Una propuesta de gobierno?
–Una propuesta de gobierno.
Una propuesta con un plan económico, un plan político, un plan social que
permita amalgamar diversas visiones en un punto de acuerdo mínimo para la
restitución del valor democrático y para la restitución también de un plan
mínimo de emergencia.
No se puede perder de vista
que “políticas de izquierda desacertadas o malinterpretadas nos han conducido a
lo que estamos viviendo hoy”, enfatiza.
Evans observa que el país se
encamina hacia una transición que debe ser protagonizada por chavistas y
opositores: “Y esa transición no es, precisamente, la de un gobierno de unidad
nacional como lo plantean las preguntas de la MUD, sino que tiene que ser
producto de un proceso democrático de elección”.
Según su visión, la única
manera de resolver la crisis “es a partir de la negociación o de que Maduro
renuncie”. Mas la renuncia “no puede ser una renuncia violenta, sino que debe
ser una renuncia también negociada. Creo profundamente en la necesidad de una
negociación, pero hoy la MUD bajó la santamaría a la posibilidad de negociar y
el Gobierno también la bajó”.
El país no se acaba el 30 de
julio
Sectores del chavismo y la
oposición luchan contra la constituyente, aunque el Ejecutivo reitera todos los
días que la constituyente "no la para nadie". “El país no se acaba el
30 de julio” con las elecciones de los constituyentes, remarca. “Tenemos que
seguir pensando en qué va a pasar después si se consagra esa asamblea nacional
constituyente”.
Si la constituyente se
instala, “debe haber un cambio en el método de lucha” de quienes se oponen a
ella, comenta de entrada. “Ahora, ¿cuál es?”, inquiere. Las dudas se aclararán
en poco tiempo, porque en la primera semana de la constituyente “sabremos si ya
se instauró de manera radical una dictadura en el país”, analiza.
Ya avizora algunas señales de
lo que podría suceder: “Hoy los poderes formalmente existen, pero están
disueltos en sus acciones. La amenaza es que, si no destituyen ya a la Fiscal,
la van a destituir con la constituyente. También van a disolver el Parlamento y
quedará entonces seguramente el TSJ con un poder supraconstitucional”.
Evans señala que esta será una
dictadura muy particular, porque el Presidente dice que construirá la nueva
Constitución con el pueblo “pero sabemos que es falso, lo que no niega que la
gente de buena voluntad que está participando lo está haciendo bien”.
Considera que el Gobierno
“está desesperado y necesita que la gente vote porque sí el 30 de julio para
tratar de generar legitimidad”. En ese escenario, el activista propone a la
población “no asistir” a los centros de votación, o –si las personas están
sometidas a muchas presiones porque trabajan en la administración pública–
“asistir y votar nulo”.
–¿No comparte la toma de los
centros de votación?
–Eso es más provocación hacia
la violencia, y si decimos que el Gobierno es violento, ¿cuál es la
contrapartida? ¿Más violencia? ¿Más violencia en una concepción asimétrica en
las que el Gobierno tiene todas las de ganar, porque tiene el monopolio de las
armas en el país? No tiene sentido. Es la misma lucha que se libra entre los
muchachitos con escudos y con molotov versus pistolas, fusiles y bombas
lacrimógenas disparadas directamente al cuerpo.
–¿De qué manera confrontar la
constituyente luego del 30 de julio?
–Si llegamos al 30, y después
de pasar ese punto de inflexión, las manifestaciones tienen que seguir. No
pueden parar. Que vea el Gobierno qué hace ahora con su asamblea constituyente
después del 30 de julio y la gente en la calle. Más que pensar que la gente se
va a desmovilizar, creo que va a tener más motivos para seguir protestando.
Esto va a tener un efecto bumerán y podemos pasar de esa movilización que no ha
llegado a más de 15% de la población, a que más de 50% se desborde en la calle.
¿Y qué va a hacer el Gobierno con más de 50% en la calle?
¿Tomarán medios de
comunicación?
Lo que sucedió en el Palacio
Federal Legislativo el 5 de julio “no es la primera vez que pasa”, por lo cual
“era esperable” que se repitiera, estima Evans. No obstante, la violencia del 5
de julio fue muy grave, porque comenzó –a juicio de Evans– con el ingreso del
vicepresidente Ejecutivo, Tareck El Aissami, más temprano. “Hay una línea de
responsabilidad evidente”.
–El presidente Maduro pidió
que se investigue.
–Cuando pide que se investigue
a mí me preocupa mucho, porque, ¿él no está al tanto de lo que se genere en
cuanto a acciones políticas? La otra pregunta: ¿no tienen mando el ministro de
Defensa y el Presidente de la República, que los guardias destacados en ese
recinto no intervinieron ni evitaron que pasara lo que pasó? El cinismo y “el
caraetablismo” no tienen nombre. Ellos no pueden lavarse las manos diciendo que
se investigue hasta lo último una cosa en la que tienen corresponsabilidad. Y
no tengo ninguna duda: tienen corresponsabilidad de esto.
–¿Por omisión? ¿Porque dieron
la orden?
–Yo no puedo decir que dieron
la orden, pero mínimamente por omisión, y por el comportamiento con el cual se
genera todo esto, tiene que haber corresponsabilidad.
–¿Pero cree que fue una orden?
–El vicepresidente no va a
actuar sin la orden del Presidente, y si no, entonces que renuncie el
Presidente o el vicepresidente. ¿Me van a vender a estas alturas la tesis de la
confrontación entre Diosdado y Maduro, y me van a decir que Tareck El Aissami
responde a los intereses de Diosdado y no a los del Presidente? Que hablen
claro, pero para mí se está jugando el rol de policía bueno y del policía malo
dentro del mismo Gobierno. Creo que es un esquema que empieza a reproducirse en
las cercanías de la asamblea nacional constituyente, porque sí hay
contradicciones en el seno del Gobierno y hay intereses que chocan. Los
intereses de Diosdado no son los mismos que los de Maduro en la forma de hacer
política, pero en el fondo son los mismos: la preservación del poder.
Para Nicmer Evans, lo que hay
por parte del Ejecutivo es “una acción articulada” que busca “seguir
profundizando la generación del temor y del terror, de perturbar la paz y el
equilibrio con el objetivo de llegar a la elección de la constituyente
generando el terror en la gente de que si no votas o no participas te puede
pasar lo mismo”.
El dirigente advierte que se
hable de la posible toma de medios de comunicación por parte de grupos
oficialistas, como lo hicieron el 5 de julio en el Parlamento.
“Hay rumores de que este mismo
esquema se va a reproducir en medios de comunicación; de que van a llegar a
tomar los medios, van a estar cinco o seis horas y se van a retirar. Es una
política de terrorismo por parte de grupos de mercenarios, mal llamados
colectivos, que están respondiendo a intereses y facciones políticas que están
promoviendo la violencia en el país y que creen profundamente que la única
manera de preservar el poder es ejerciendo la violencia”, acusó.
Se mueven en este terreno, de
acuerdo con su diagnóstico, “porque han perdido la legitimidad, la capacidad de
persuadir; perdieron la capacidad de hacer política” y lo que les queda es la
imposición. Ello implica que todavía puede haber mucha más violencia. Por eso
su alerta como chavista democrático y como hombre comprometido con un proyecto
que sume y no que reste.
10-07-17
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