Luis Manuel Esculpi 17 de octubre de 2017
@lmesculpi
Mentiría
si afirmara que resulta fácil escribir a las pocas horas del primer boletín del
Consejo Nacional Electoral. Intentar hacer un balance por muy preliminar que
sea implica una labor sumamente compleja y supondría disponer en detalles e
informaciones que no se tienen a la mano.
La
vocación y el comportamiento democrático de las organizaciones que conforman la
Mesa de la Unidad, está más que demostrada cuando se participa en un proceso
plagado de irregularidades desde sus inicios, cuando no se conoció con
anticipación el cronograma electoral, inscribiendo apresuradamente los
candidatos a las Gobernaciones, cuando se violó la ley al no permitir el
respaldo de los candidatos y organizaciones que habían renunciado a sus
postulaciones, e inventaron a muy pocas horas de las elecciones unos traslados
masivos y selectivos de centros de votación. Todas estas irregularidades fueron
denunciadas en su oportunidad por la MUD.
Al no
reconocer los resultados anunciados por el CNE y exigir una auditoría, la Mesa
de la Unidad está procediendo acorde con la denuncia de un proceso cargado de
vicios, incluyendo las barbaridades cometidas el mismo día de las elecciones.
La
auditoría solicitada debe contemplar todos los aspectos mencionados, en ese
sentido coincido con una declaración del amigo Jhon Magdaleno, es necesario
conocer cuántos votos nulos hubo por región y como ellos afectaron los
resultados, también como incidieron los
traslados de última hora.
El
propio domingo una gran cantidad de máquinas no funcionaron dificultando la
participación de miles de electores, en las proximidades de varios centro de
votación en diez estados
aproximadamente, se sucedieron hechos de violencia promovidos por los
colectivos armados y que alguna incidencia tuvieron en las elecciones, incluso
los datos inicialmente proporcionados por el órgano electoral en varios estados
entre ellos Amazonas y Lara la sumatoria de los porcentajes supera el cien por
ciento. De tal manera que la auditoría
además de contrastar las actas y los cuadernos de votación, debe tomar muy en
cuenta todas las irregularidades cometidas en las diferentes fases de un
proceso sumamente fraudulento.
El
oficialismo en otras elecciones no tenía necesidad, más allá del ventajismo, el
abuso de poder, y el peculado de uso, de recurrir al expediente del fraude
descarado; en cuanto a la alteración de resultados, porque en ese tiempo eran
mayoría, mayoría que han venido perdiendo progresivamente.
La
“elección” de la ilegítima constituyente de manera fraudulenta, tal como quedó
demostrado, hasta el punto que el fraude
fue denunciado hasta por Smarmatic,
el desconocimiento universal de esa Asamblea está asociado a las
evidencias conocidas por los organismos internacionales.
Al
lado de la auditoría la Mesa de la Unidad -así se desprende de las declaraciones
iniciales- debe proceder a impugnar las elecciones en aquellas regiones donde
estemos en capacidad de demostrar el fraude.
Salir
airosos en esta etapa de la lucha exige de nosotros, como tarea de primer orden resguardar la unidad de las
fuerzas opositoras, para poder abordar las nuevas demandas que la actual
situación nos plantea.
Reorientar
la estrategia de las fuerzas opositoras requiere realizar un debate enriquecedor,
una reflexión aplomada que posibilite retomar el rumbo para alcanzar el cambio
político, cada vez más urgente, necesario y posible.
No
abrigamos dudas sobre las potencialidades unitarias para recuperar la
iniciativa y establecer las orientaciones que posibiliten el relanzamiento de
las fuerzas democráticas. En estos años duros se han superado las
dificultades en distintas coyunturas. El
procesamiento de las diferencias conservando la unidad de propósitos ha sido
clave para la plataforma opositora. Este tiempo nos exige la reflexión serena y
una actuación muy firme.
@lmesculpi
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