Por Piero Trepiccione
La política se
puede analizar y vivir desde tres perspectivas. La primera tiene que ver con la
denominada “Real Politik” que consiste en aproximarse a los eventos del
poder con una posición amoral y empírica para comprender mejor las propias
dinámicas desde la naturaleza humana y de la fenomenología de los hechos. La
segunda tiene que ver con la “Visceral Politik” que normalmente es
asumida por personas desde su corazón y emocionalidad, alejadas del
cálculo frío de quienes la conocen más desde su experiencia o por la academia,
y, por último, está la perspectiva de la “Ingenuo Politik”que muchas veces
es practicada incluso hasta por políticos con alguna experiencia o por
ciudadanos que carecen de los conocimientos mínimos acerca de los factores de
poder muchas veces en juego.
Estas tres formas de
visualizar y vivir los procesos políticos las traigo a colación en virtud de
una particularidad que está caracterizando el momento-cumbre actual en
Venezuela. Ciertos factores internos del Psuv, además de los
partidos que integran el gran polo patriótico, están jugando a desarrollar
negociaciones políticas con la oposición sin tener el aval absoluto
de Diosdado Cabello, mientras que desde la MUD y el variopinto
mundo opositor se pretende jugar exactamente a lo mismo, atacando desde lo
visceral y desacreditándolo permanentemente; inclusive, esta postura ha sido
enarbolada por diversos gobiernos de la región y voceros calificados de
organismos internacionales. Es decir, actuando desde lo visceral y lo ingenuo y
esto, sin duda, difícilmente permita avanzar con más rapidez en cualquier
intento de negociación política si no se considera a quienes
tienen poder real en la compleja situación venezolana.
Que quede muy claro. No
conozco personalmente a Diosdado Cabello ni le tengo ningún tipo de aprecio.
Todo lo contrario, me parece que sus modos de comunicación política y
ejercicio del poder no son los más convenientes a los fines de los grandes
intereses de la nación. Pero pretender desconocer su influencia sobre
el mundo militar venezolano y sus conexiones políticas al
más alto nivel en el gobierno central y muchos gobiernos regionales y municipales,
es como demostrar demasiada ingenuidad.
Por algo aquel 8 de
diciembre de 2012 Chávez se dirigió al país en cadena nacional
flanqueado por Nicolás Maduro y Diosdado Cabello. Cierto, su sucesor
designado fue el primero, pero el simple hecho de que el segundo apareciera en
pantalla junto a él revela un símbolo de poder que no se puede obviar. Diosdado
Cabello, nos guste o no, es un factor importante de poder en Venezuela.
Cualquier negociación pasa por incluirlo. Excluirlo, por lo contrario, lo
atrinchera dándole más poder de disuasión en muchos elementos internos de las
fuerzas armadas nacionales. Por favor, concentrémonos en la “Real Politik” y
dejemos la visceralidad e ingenuidad para otros tiempos. El país no puede
seguir esperando demasiado…
Foto: Archivo
01-10-17
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