José Luis Farías 01 de octubre de 2017
@fariasjoseluis
Corto
y Picante:
Cuando
uno de esos equis que pululan por la ANC planteó la destitución e
inhabilitación política de Alfredo Díaz, candidato de la MUD por consenso a la
gobernación de Nueva Esparta, semejante pretensión me sonó a un absurdo sin
fundamento. Tomo el caso que pudiera ser el de muchos de los candidatos a
Gobernador de la oposición democrática. El sujeto de marras lo acusaba entre
otras cosas de “terrorista”, señalamiento sumamente cursi contra una persona
tan conciliadora.
Pero
después de cinco días de acompañar a Alfredo en sus recorridos mañana, tarde y
noche por la isla, creo que al menos debo matizar mi juicio sobre la opinión
del fulano equis y concederle algo de razón.
Porque
la verdad es que el popular “Alfredito” ha sembrado terror, pero en el
gobernador del estado y su cúpula podrida. No encuentran forma de detener su
arrolladora victoria para este 15 de octubre cuando la gente de Margarita y
Coche expresen en las urnas electorales su indiscutible voluntad de cambio.
Alfredo
Díaz es lo que podemos llamar un margariteño de pura cepa en el cual se
descubre un carisma natural fortalecido por su accionar. En él se resumen
liderazgo, sensibilidad social, capacidad de trabajo, vocación de servidor
público y la humildad de un hombre de pueblo, que viene de abajo y sabe la
brega necesaria para salir de ese foso.
“Mi
papá era un obrero carga caja -relata con orgullo y emoción- que junto a mí
madre levantó una familia, le dio casa e hizo profesionales a todos sus hijos
en tiempos de la democracia. Una tarea que hoy no puede cumplir un profesional
porque simplemente no se le garantiza trabajo y si lo tiene no gana lo
suficiente para lograrlo. Este Gobierno nos ha igualado a todos pero por
debajo, empobreciéndonos”, un impecable, sencillo y pedagógico discurso con el
cual se conecta fácilmente con el pueblo.
Su
liderazgo temprano está asociado a su condición de deportista exitoso que llegó
incluso a ser futbolista profesional. Alfredo representó muchas veces a la
selección de fútbol de su estado, siempre como capitán del equipo. Una pasión
por el balompié heredada de su padre, quien fuera también un reconocido
futbolista, un sello que ha marcado su vida política.
Destacar
su éxito como futbolista no es un dato laudatorio ocioso sino más bien una
pista para entender en gran medida su éxito político. “Yo aprendí a jugar en
equipo jugando fútbol” y también “a liderizar ese equipo entendiendo que cada
quien tiene una función que cumplir y mucho que aportar desde la misma”, repite
con orgullo cuando explica cómo es que ha trabajado desde la alcaldía.
Los
neoespartanos le reconocen su liderazgo fruto de su desempeño durante dos
períodos al frente de la alcaldía de Mariño, que abarca la ciudad de Porlamar,
la más importante del estado. Donde se ha formado también como un gerente de
éxito que sabe qué hacer antes de ordenar el asfaltado de una calle o cómo
tomar decisiones difíciles en materia de políticas públicas.
El
reconocimiento de su disposición al trabajo en favor de la gente y en particular
su gestión social a través de la Fundación de Desarrollo Social, presidida por
su esposa Leynys, en beneficio de los más necesitados, es un elemento clave que
nadie le niega. Alfredo Díaz sabe cómo darle más al que menos tiene sin
convertirlo en un pedigüeño, pone el acento en la educación de la gente como la
clave para salir de la pobreza y en el fortalecimiento de la inversión privada
para avanzar en el Progreso.
Las
elecciones son una gran oportunidad para el surgimiento de nuevos liderazgos nacionales.
Sin duda, el nombre de Alfredo Díaz será uno a tomar en cuenta en los próximos
años. Reúne condiciones que darán mucho de qué hablar. Anótenlo. Un reguetón
compuesto por unos jóvenes margariteños lo llama el “Guaiquerí mayor”, una
calificación bien ganada por quien en pocos días se convertirá en el próximo
gobernador del estado Nueva Esparta.
@fariasjoseluis
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