JAVIER ANTONIO VIVAS SANTANA 02 de octubre de 2017
@jvivassantana
Así
como pronosticamos la derrota del madurismo en las pasadas elecciones
parlamentarias, de la cual responsabilizamos en su momento de manera directa
tanto a Nicolás Maduro como a Diosdado Cabello¹, cuando nada se podía hacer
para revertirla, la derrota en las próximas elecciones de gobernadores del
15-10-2017, indican, salvo ocurra una trampa descomunal, o inhabilitar
candidatos a través de la "constituyente", o suspenderlas con algún
subterfugio jurídico, como por ejemplo, un "recurso de nulidad" ante
el mal llamado Tribunal Supremo de "Justicia" (TSJ), todo indica que
el madurismo perderá entre 13 y 21 gobernaciones.
En
efecto, perderá 13 gobernaciones, en el caso de que la abstención, es decir, el
principal aliado del madurismo, sea entre 40% y 60% del electorado, porque ello
favorece las maquinarias de los partidos, y en este caso, la única organización
política homogénea en su concepción orgánica es el Partido Socialista Unido de
Venezuela (PSUV), porque la llamada Mesa de la Unidad Democrática (MUD) en un
error garrafal, en vez de haber visto el resultado que tuvieron en las
elecciones parlamentarias con la tarjeta única, más pudieron las apetencias
personales de la dirigencia que componen sus partidos políticos que el propio
interés como grupo opositor.
Ahora
bien, hacia finales de 2016, dijimos que el gobierno perdería 21
gobernaciones², pero tal resultado sólo será posible, si la oposición emerge
como un solo grupo electoral, y para ello, incluso el chavismo antimadurista
decide votar por los candidatos de la MUD, sin obviar que el nivel de
participación debe superar el 70% en todos los estados. O sea, cifras de
votantes similares a las registradas en las elecciones parlamentarias de 2015;
pero esa situación pareciera algo complejo, en virtud de que algunos sectores
de la oposición más radical están llamando a la abstención.
En
otras palabras, bastaría que existiera una influencia del 10% sobre el voto
opositor, para que en aquellos estados en donde se esperan cerrados resultados
como Delta-Amacuro, Cojedes, Guárico, Amazonas, Portuguesa, Falcón, Monagas, y
hasta Carabobo (en este los candidatos del PSUV-MUD, uno es peor que el otro),
las enormes presiones que hace el madurismo sobre los empleados públicos,
pensionados y beneficiarios de las misiones, pudieran terminar favoreciendo a
los candidatos oficialistas.
En el
resto de los estados, la oposición luce con ventaja, incluso en regiones como
Táchira y Nueva Esparta, la verdad es que hasta los propios maduristas van a
votar contra Vielma Mora y Carlos Mata Figueroa por sus desastrosas gestiones,
las cuales además están acompañadas de un marcado y elevado rechazo en sus
personalidades. En ambos estados, curiosamente, el primero mi estado natal, y
el segundo, el estado donde resido, serán los espacios electorales en donde el
PSUV será barrido electoralmente hablado. Ellos lo saben, y en consecuencia, la
resignación no sólo parece evidente, sino que no exageramos cuando decimos que
ya recogieron sus pertenencias. Y no es para menos, el Táchira es un estado que
ha sido abandonado a su buena suerte, mientras que en Nueva Esparta, la falta
de agua, los constantes apagones, la crisis con el combustible (de la cual
Táchira es una víctima permanente), y los más de 30 mil empleos que se han
perdido en el puerto libre y turismo, serán las causas de inevitables derrotas.
Otros
estados como Bolívar, Anzoátegui y Miranda, también lucen muy cuesta arriba
para el PSUV. En Bolívar el candidato es prácticamente un desconocido. En
Anzoátegui, considero que el madurismo se equivocó al lanzar nuevamente a
Istúriz; además por dentro el PSUV está fracturado porque Nelson Moreno merecía
haber sido el candidato, pero la cúpula volvió a marginarlo, y aunque lo nieguen,
las bases pasarán factura. En cuanto a Miranda, honestamente el PSUV se las
jugó todas al postular a su mejor ficha dentro de sus cuadros jóvenes, como
Héctor Rodríguez. La única incógnita estará en la clase media de este estado.
Si ella sale a votar, Ocariz será gobernador, por el contrario, si el
abstencionismo hace de las suyas, habrá un resultado muy ajustado entre ambos
candidatos. Hay que dejar claro, que en Miranda la oposición se ha consolidado
desde que Diosdado Cabello salió de la gobernación con máximo rechazo.
Lara
es un estado de simbiosis política. Henri Falcón es otro candidato que ha
impuesto su hegemonía. Presenta desgaste político y ese podría ser su principal
enemigo ante la candidatura del PSUV. No obstante, el candidato de Avanzada
Progresista sigue teniendo la primera opción.
En
Barinas, también existe una enorme inconformidad por la imposición de la
candidatura de Argenis Chávez. De hecho, bastaría recordar que fue el padre de
Chávez quien primero ganó las elecciones regionales en 1998. Desde entonces, la
hegemonía familiar ha sido total. El maestro Chávez entregó el testigo a su
hijo Adán, quien por cierto, precisamente evitó ser candidato en esta
oportunidad por su marcado rechazo en las encuestas, razón por la cual, la cúpula
del PSUV optó por el actual gobernador encargado, es decir, su hermano. En este
estado se enfrenta la maquinaria del partido madurista contra la respuesta del
pueblo.
Zulia
será una bandera de honor. Tal vez por ello, veo muy difícil que el Consejo
Nacional Electoral (CNE) valide la tarjeta de Un Nuevo Tiempo (UNT) para que
los votos que aparezcan marcados sobre este emblema político favorezcan a Juan
Pablo Guanipa. Verbigracia, el hecho de que éste haya ganado las llamadas
"primarias" de la MUD, no implica que UNT no sea la primera fuerza
política de ese estado. El PSUV lo sabe, por ello, la confusión que pudiera
generarse en este aspecto, aunado con la abstención, perjudican a la oposición.
La MUD no puede olvidar que Arias Cárdenas venció al partido UNT, teniendo el
control de la gobernación en 2012, mientras que el PSUV tampoco debe olvidar
que en 2015 perdió 14 de 16 diputados. En el Zulia ganará quien mejor promueva
su maquinaria. Así lo veo.
El
resto de los estados andinos, Mérida y Trujillo, también estarán por cuenta de
las maquinarias. En Mérida le damos ventaja a la oposición, pero en Trujillo,
pareciera que el PSUV lleva la delantera. Serán resultados estrechos entre una
y otra candidatura.
Aragua
es una entidad federal en donde el candidato del PSUV, Rodolfo Marco Torres, ha
dejado una estela muy gris en su paso, tanto por la banca pública como por el
ministerio de alimentación. Ni siquiera tiene oralidad. Su campaña es netamente
mediática y asistencialista. Su adversario, Ismael García, es totalmente
locuaz, lo cual políticamente lo favorece, aunado con la crisis que ha golpeado
todos los sectores que eran pujantes en este estado como su alicaída zona
industrial y el turismo. Los niveles de abstención, por lo que he mencionado,
decidirán quién ganará esta gobernación.
Sobre
Vargas, no tengo dudas que el mejor candidato de toda la oposición es José
Manuel Olivares, médico y parlamentario, quien además no está manchado por
acciones de corrupción o ineficiencia política, y lo que inicialmente parecía
una cerrada disputa movida por maquinarias, considero que el hecho de haber
detenido al hermano del candidato de la MUD, y estar acusando a su esposa de
"ladrona" de carros, ha puesto en evidencia algo que rechaza la
comunidad, como lo es generar llamadas "ollas" en contra de los más
débiles. Siempre he dicho que cuando hay un médico que siente las necesidades
de la gente, y quiere incursionar en la política, basta que se ponga su bata y salga
por los barrios, y eso es lo que está haciendo este muchacho. García Carneiro y
el PSUV al parecer perdieron la brújula.
Sobre
Yaracuy y Apure, creo que son las dos gobernaciones seguras que tiene el PSUV.
La primera su actual gobernador es un hombre de bajo perfil que utiliza un
lenguaje de respeto por el adversario sin negar las dificultades. ¡Es más!
Merece repetir como gobernador. En cuanto al estado llanero, el PSUV sigue
teniendo el control de la población en casi todos sus pueblos. Será difícil
derrotar a la maquinaria roja en tales condiciones.
En
algunos estados han surgido terceras opciones. Lamentablemente la polarización
no les otorga opciones de triunfo. Lo que si resulta evidente es que cuando
sean totalizados los votos de todas las regiones el madurismo será nuevamente
derrotado, independientemente del número de gobernaciones que obtenga cada
bando. Esa será una realidad que también pondrá en jaque a la
"constituyente" madurista, porque no habrá forma de justificar los
supuestos "ocho millones de votos" que habrían totalizado el 30 de
julio.
Ya
veremos la respuesta del pueblo de Venezuela. En síntesis, el madurismo perderá
entre 13 y 21 gobernaciones. A propósito de ser ciego. Quien tenga ojos que
vea.
Referencias
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