AFP 30 de noviembre de 2017
Nicolás
Maduro ha sobrevivido a un cóctel explosivo que quizá en otro país ya le
hubiera costado el cargo a un presidente. Pero el mandatario venezolano no está
desahuciado y tendría con qué pelear la reelección en 2018.
La
comida y las medicinas escasean y no hay sueldo que alcance, pues los precios
suben a diario por una hiperinflación que según el FMI llegará a 2.300% en
2018.
Una
"economía de guerra" -según expertos- que hundió la popularidad de
Maduro, sin el carisma ni los petrodólares en que se zambulló su fallecido
mentor Hugo Chávez (1999-2013).
Entre
abril y julio pasado sorteó protestas que exigían su salida y dejaron 125
muertos, lo que terminó de aislarlo internacionalmente. Sin embargo, en
septiembre su aprobación subió 5,8 puntos, a 23,2%, según Datanálisis.
"Maduro
ha sido subestimado. Algunos han escrito su obituario político desde que se
convirtió en presidente en 2013", dijo a la AFP Michael Shifter, del
centro de análisis Diálogo Interamericano.
Por
ahora ningún experto se atreve a vaticinar la fecha de caducidad de Maduro,
elegido hasta enero de 2019 y quien según su vicepresidente buscará la
reelección. ¿Qué explica esta resiliencia?
Control
institucional
Maduro
ha perdurado gracias al control institucional que ejerce el oficialismo con los
militares a la cabeza que, activos o en retiro, ocupan 14 de 32 ministerios.
La
Fuerza Armada acaba de alcanzar otra frontera de poder al ser nombrado el
general Manuel Quevedo ministro de Petróleo y presidente de la estatal
energética PDVSA, que aporta 96% de las divisas.
"Parte
fundamental de la receta es el control de los militares. Al comprarlos y
compartir con ellos el poder, el gobierno ha logrado neutralizar cualquier
desafío de las Fuerzas Armadas", asegura Shifter.
La
influencia de Maduro se extiende a los demás poderes públicos, salvo el Parlamento,
de mayoría opositora pero declarado en desacato por la corte suprema.
También,
a una Constituyente que rige con poderes absolutos y está integrada solo por
chavitas. En la práctica, ese órgano desplazó al Legislativo.
Maduro
"sigue gobernando porque ha aplicado un paquete dictatorial",
sostiene el politólogo Luis Salamanca, recordando que en 2016 la justicia
bloqueó "ilegalmente" un referendo revocatorio de su mandato.
Fractura
opositora
Tras
un momento de esplendor por su victoria en las parlamentarias de 2015, que
pareció dejar atrás un pasado de divisiones y derrotas electorales, la
oposición agrupada en la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) volvió a
fracturarse.
Ocurrió
por la decisión de los principales dirigentes de negociar con el gobierno.
Un
primer intento de diálogo fracasó a fines de 2016, y este
viernes las partes volverán a la mesa con el rechazo de un sector de la MUD.
El
quiebre se agravó tras las elecciones regionales de octubre, en las que
el chavismo arrasó entre denuncias de fraude y alto
abstencionismo opositor. Los grandes partidos se marginaron de las municipales
del 10 de diciembre.
"La
oposición está en su punto más débil en los últimos años, agotada,
desmoralizada, con miedo y falta de estrategia y liderazgo", sostiene
Shifter.
Maduro
-añade- "intentará aprovechar esa debilidad, incluso mediante la
celebración de anticipada de las presidenciales".
Salamanca
cree que si la MUD logra reunificarse y poner la elección en términos de una
"batalla final", podría desplazar al chavismo, al que ve
"estancado" electoralmente.
Falta
de liderazgos
Pese a
su baja popularidad, Maduro es el líder chavista con más aprobación, según
encuestas.
"Aunque
es duramente criticado, puede ser la apuesta más segura para el régimen de
ahora en adelante. Reemplazarlo por alguna otra figura sería riesgoso",
opina Shifter.
Para
Salamanca, "es el menos malo" de los jerarcas oficialistas.
Maduro
suele recordar que Chávez pidió votar por él si moría y eso -según Shifter- le
da "legitimidad".
La
televisión gubernamental ha comenzado a difundir audiovisuales que ensalzan la
personalidad del presidente.
Maquinaria
clientelista
Para
paliar la escasez de alimentos -que ha alcanzado picos de 80%- Maduro lanzó en
2016 un programa de venta de comida subsidiada en zonas populares, que según el
gobierno beneficia a seis millones de familias.
También,
el "carnet de la patria", documento de lectura electrónica que ha
sido entregado a 16 millones de personas y que la oposición denuncia como un
mecanismo de control social.
Tras
votar para la Constituyente chavista que rige con poderes absolutos y en las
regionales, los carnetizados debieron presentar la credencial en mesas aledañas
del partido de gobierno para demostrar que sufragaron.
"Es
una revolución censitaria (de voto restringido) que trata de ampliar su
estructura clientelar para perpetuarse en el poder", comentó Salamanca.
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