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viernes, 12 de enero de 2018

Los canarios en la independencia de Venezuela por @LOMBARDIBOSCAN


Por Ángel Lombardi Boscán


Yo no creo que Carlos Marx haya sido un resentido social. Llegar a esa conclusión es algo mezquino. Marx profundizó en la valía del pensamiento crítico más allá del contemplativo. Y asumió la teoría como instrumento de la política como cambio social. Creyó que el Capitalismo de su época era un sistema de explotación inhumano y sostuvo que el monopolio de la violencia por parte de las clases sociales que controlan el Estado es el principal instrumento de la dominación histórica desde que apareció la propiedad privada. Marx en realidad fue un liberal que dudó de las capacidades humanas para el bien y su socialismo real fue mal interpretado y devino en gulag.

Los revolucionarios duros como Robespierre, Bolívar, Lenin, Mao y Castro en realidad persiguieron un solo propósito en nombre de una vaga idea de cambio: la toma del Poder. La violencia como partera de la Historia estimulando las insatisfacciones humanas desde un rencor social explícito. Los de abajo, la inmensa mayoría, buscando algún tipo de revancha y venganza sobre los de arriba, siempre una minoría que acumula todos los privilegios. Incluso la Democracia más virtuosa, aún no logra destruir esta ecuación.

La Independencia de Venezuela como gesta de liberación nacional forma parte de un discurso político/ideológico que supone que los sectores sociales maltratados de la Colonia: esclavos africanos, indígenas, llaneros y pardos lograron salir de la ignominiosa explotación del sector blanco luego de la Declaración de Independencia el 5 de julio de 1811.

No obstante toda historiografía es ambigua cuando procura un desempeño profesional, así sea bajo buenos argumentos. En cambio la que tiene que ver con los gobiernos y los estados es explícitamente embustera. Así tenemos la actuación de los blancos pobres, la mayoría oriundos de las islas canarias en nuestra Independencia. Tema éste marginal porque implica adentrarse en una historia de matices que castiga las versiones infantiles al uso.


Los canarios, los blancos pobres, les tenían más resentimiento a los mantuanos que los mismos pardos. Su origen europeo y color de la piel los igualaba con los criollos pero estos le negaban el protagonismo en una sociedad hecha a la medida de sus privilegios, y además, les despreciaban. La primera reacción de descontento de los canarios se hizo presente en 1749 con la revuelta de Juan Francisco de León, un canario, en contra de los vizcaínos de la Compañía Guipuzcoana. Estos canarios fueron cosecheros marginales y contrabandistas que veían afectado sus intereses.

El incidente del padre de Francisco de Miranda en 1764, también canario, contra el todopoderoso Cabildo de Caracas, recinto de la prosapia mantuana, es otro capítulo más de esta rivalidad. Básicamente, es la demografía social y étnica, la que establece el mapa de una sociología del conflicto histórico. En 1810 había en Venezuela una sociedad de castas: 1500 españoles peninsulares (0.18%); 2500 criollos de la élite social (0.31%); 10000 canarios indígenas inmigrantes (1.25%); 190.000 canarios criollos o blancos de orilla (23.75%); 400.000 pardos (50%); 70000 negros esclavos y fugitivos (8.75%) y 120000 indios (15%). El 1% de la sociedad dominando sobre el 99%. Lo llamativo de estos datos es que será la clase mantuana la que se lanzó a una Independencia cuya propuesta de nivelación social era contraria a sí misma.

Los tres siglos coloniales tuvieron una especie de opresión feliz. No había “Derechos Humanos” y existió una ley dinástica que establecía por el nacimiento y la genealogía los limpios y sucios de sangre. 1789, un factor externo, consecuencia de la Ilustración, trajo un revuelo tectónico sobre unos amos que por primera vez fueron cuestionados por la filosofía laica, ya que la religiosa y bíblica, fue siempre su principal baluarte para mantener las cadenas sobre la “multitud promiscual”. La rebelión de los negros en Haití (1791) representó un hito histórico y prendió las alarmas del sector pudiente blanco llevándoles adoptar posiciones retrogradas y auto-suicidas desde un cordón sanitario ideológico hasta una Independencia teatral. 

La Primera República, surgida en 1811, será dinamitada por los canarios bajo el liderazgo de Domingo de Monteverde, canario de origen, y que se hizo de la vista gorda de las precarias instancias gubernamentales de la Metrópoli en ese entonces. El primer dictador de Venezuela fue Monteverde. Es por ello que Bolívar lanza su Decreto de Guerra a Muerte en 1813 contra españoles y canarios. Aunque será Boves, otro blanco pobre aunque de origen asturiano el caudillo de los pardos, llaneros y menesterosos que acabarían con la Segunda República en 1814.

Así que nuestra Independencia no fue un conflicto entre buenos y malos; entre patriotas y realistas; entre revolucionarios y tiranos sino más bien una brutal guerra civil bajo los odios más intensos por una rígida estructura social piramidal. Y los canarios, al igual que los pardos, prefirieron pelear en las banderas del Rey antes que en las banderas de la oligarquía caraqueña encabezada por Simón Bolívar.

11-01-18




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