Por Eugenio Martínez
Luis Vicente León, presidente
de Datanálisis, Saúl Cabrera, socio-director de Consultores 21, y Félix Seijas,
director de Delphos, presentaron los resultados de sus encuestas en el foro
organizado por Ecoanalítica el 12 de abril de 2019.
Desesperanza por el futuro,
dudas sobre participar el 20 de mayo aumentando la probabilidad de triunfo de
Nicolás Maduro, pérdida de la credibilidad en los liderazgos políticos y
ausencia de explicaciones claras sobre la estrategia que debe asumirse después
de las elecciones presidenciales fueron algunos de los temas que discutieron
los encuestadores.
¿Existen venezolanos
optimistas sobre el futuro?
Según Cabrera, en la medición
que la empresa realiza sobre el estado de ánimo de los ciudadanos, se evidencia
que desde la toma de posesión de Maduro (abril de 2013) la percepción del clima
de la nación ha caído hasta su mínimo histórico. De acuerdo a este estudio,
ocho de cada diez personas creen que el país va mal y que este año es peor que
el anterior. Éste es el indicador más bajo que ha registrado la firma en 20
años. Sólo durante los años 2002-2003 se experimentó una percepción similar,
aunque tal percepción mejoró sostenidamente desde el referendo revocatorio
presidencial del año 2004 y se mantuvo estable (en valores positivos) hasta la
muerte del presidente Chávez.
En este momento, la
desesperanza es el común denominador del venezolano: el 69% de los ciudadanos
dicen estar enojados, desilusionados, angustiados, desesperados o asustados,
mientras que apenas el 29% describe su estado de ánimo positivamente diciendo
que son optimistas o que están agradecidos, tranquilos, entusiasmados o
satisfechos.
En su exposición, Cabrera
explicó que ocho de cada diez venezolanos piensan que su situación económica y
la de su familia, así como la del país, es mala, y que ha empeorado en
comparación al año anterior.
Incluso, las perspectivas a
futuro no son alentadoras. Más de la mitad de los ciudadanos cree que la
situación empeorará en los próximos seis meses. En este sentido, Cabrera
destacó que el 71% de los ciudadanos descarta que la crisis económica (el
principal problema personal y del país) pueda resolverse.
Los datos del director de
Delphos no difieren de los presentados por Cabrera. Según Félix Seijas, el 85%
de los venezolanos considera que la situación es negativa, mientras que en el
grupo que la describe positivamente, el 12% dice que la situación es sólo
“regular hacia buena” (el grupo que describe la situación del país
positivamente está constituido en su mayoría por quienes se dicen chavistas).
¿Cómo se pueden resolver los problemas
del país?
De acuerdo con Consultores 21,
ocho de cada diez venezolanos piensan que la situación es lo suficientemente
grave como para que el gobierno acepte la ayuda humanitaria que han ofrecido
otros países. Los datos de Cabrera reafirman que los ciudadanos están
convencidos de que en el país existe una emergencia humanitaria: la mitad de
los venezolanos declara que no pueden pagar los alimentos, aún cuando los
consigan.
Además, cuatro de cada diez
ciudadanos sostienen que comen menos de tres veces al día, mientras que nueve
de cada diez aseguran que no logran conseguir los medicamentos o insumos que
necesitan. Por otra parte, en los datos de Delphos se concluye que el 45% de
los venezolanos comen sólo dos veces al día, mientras que el 10% reconoce que
lo hace sólo una vez por día.
¿Quién es el responsable de
los problemas?
Según los datos de Consultores
21, dos tercios de la población piensa que la causa de la crisis económica es
la mala gestión del Gobierno. En su exposición, Cabrera aseguró que siete de
cada diez venezolanos evalúa negativamente la gestión del presidente Maduro. La
región que peor describe la gestión del jefe de Estado es la central, donde
ocho de cada diez personas la evalúan como mala, mientras que la región capital
es donde Maduro sale mejor posicionado, al ser su gestión valorada
positivamente por cuatro de cada diez personas. La mala gestión de Maduro
alienta a que el 73% de los venezolanos piense que se necesitan nuevos
liderazgos en el país.
Según los datos presentados
por el director de Deplhos, entre el presidente Maduro y el sistema de gobierno
suman el 65% de los señalamientos como causantes del colapso del país. En este
grupo se encuentra un 90% de opositores y un 70% de independientes.
¿Chávez versus Maduro?
En su intervención, Luis
Vicente León explicó que este año ha comenzado la “madurización” de la
Revolución, en un intento del presidente por alejarse del peso del
recuerdo de Chávez. León aseguró que la pérdida de popularidad de Maduro (desde
2013) es mucho mayor a la pérdida de popularidad de Chávez.
Aún hoy, casi la mitad del
país valora positivamente la gestión que tuvo Chávez, mientras que sólo el 25%
respalda la gestión de Maduro. La “madurización” implicaría más radicalización
política, aumento de la represión y reducción de las pocas garantías
democráticas que se mantienen en el país, según León.
Los números de Seijas agregan
argumentos a la necesidad de Maduro de marcar distancia del recuerdo de Chávez.
El 42% de los venezolanos dice que con Chávez se vivía mejor y sus períodos de
gobierno representan los referentes de “normalidad” para un sector relevante de
la población, mientras que un 43% asegura que la calidad de vida era superior
antes de la llegada de Chávez al poder. Apenas un 5% sostiene que con Maduro se
vive mejor.
¿Avanza el control social a
través del Carnet de la Patria?
Siete de cada diez venezolanos
dicen tener el Carnet de la Patria según los estudios de Consultores 21. A
través de este mecanismo, cuatro de cada diez dicen recibir ayudas económicas
(a través de los distintos bonos que otorga Maduro) y tres de cada diez
sostienen que reciben regularmente las cajas CLAP.
¿Se quiere ir el venezolano?
Este punto fue abordado
ampliamente en la exposición del director de Datanálisis, Luis Vicente León. El
34,7% de los ciudadanos sostiene que ha considerado marcharse de Venezuela. En
este grupo se incluye un 10% que se dice chavista, un 34% que se califica como
independiente y un 53% opositor.
Aunque manifestar el deseo de
marcharse no implique concretar el trámite, León recuerda que después del 20 de
mayo puede observarse la tercera ola migratoria de los últimos 20 años. La
primera ocurrió al inicio del gobierno de Chávez y consistió en su mayoría en
inversionistas y tenedores de capital. La segunda ola migratoria se presentó
después del referendo revocatorio del año 2004, constituida en su mayoría por
profesionales y ciudadanos que aportan al PIB, mientras que este año se
producirá la salida de quienes integran la base de la pirámide social del país
y están dispuestos a salir “por donde sea y como sea”.
Según León, el 7% de la
población emigró en los últimos 20 años, mientras que se estima que en los
próximos tres años intentará abandonar el país entre el 15% y el 20% de la
población, lo que pudiese generar un impacto entre el 3% y 5% del PIB.
¿La gente quiere votar?
Según Saúl Cabrera
(Consultores 21), la necesidad de un cambio de gobierno la comparte la mayoría
de la población en una relación 2 a 1 porque entiende que es un requisito
indispensable para cambiar su situación económica.
Además, los ciudadanos aspiran
a que este cambio ocurra rápidamente, aunque no tienen claridad acerca de la
vía para lograrlo. Según los datos de Consultores 21, para la mayor parte de
los ciudadanos lo menos traumático sería que Maduro renunciara (el 70% lo
avala), pero ante la dificultad de esta opción la gente pide que las
diferencias se diriman democráticamente.
“En democracia, esa mayoría
generaría un cambio en cualquier país del mundo”, sostiene Cabrera. No obstante,
“el caso venezolanos es distinto”.
Para desarrollar su argumento,
Cabrera explica que siete de cada diez venezolanos piensan que es mejor votar
que abstenerse y no están de acuerdo con que se llame a la abstención en las
elecciones. Sin embargo, cuatro de cada diez electores sostienen que el fracaso
en las elecciones regionales se debió a un fraude del CNE.
Si sólo se analiza la opinión
de quienes se dicen opositores (los que menos están dispuestos a participar)
destacan los siguientes números:
·
Nueve de cada diez opositores no confían en que
el actual CNE garantice elecciones libres.
·
Ocho de cada diez opositores creen que
“dictadura no sale con votos”.
·
Tres cuartas partes creen que el voto sólo
funcionará si se acompaña con protestas de calle.
·
Dos tercios de los opositores aseguran que
seguirán votando aunque les hagan trampa.
¿Falcón está ganando en las
encuestas?
La conclusión básica de
Cabrera, Seijas y León es que en una elección sin barreras, con el actual
entorno de opinión pública, un aspirante opositor de unidad debería obtener la
mayoría de los votos. Aunque admiten que después comenzaría el debate sobre si
es suficiente o no obtener la mayoría de los votos para que se reconozca el
triunfo.
No obstante, para un sector
muy importante de los ciudadanos, no existen las condiciones mínimas para que
la elección sea percibida como justa y condicionan el análisis sobre la
disposición a votar y las probabilidades de triunfo de quienes adversan al jefe
de Estado.
Según los datos de Consultores
21, si se considera la opinión de todos los electores potenciales (sin
discriminar por su intención a participar), un candidato de unidad opositor
(Cabrera no presentó datos donde se mencionara específicamente a Falcón)
obtendría un 55% de los votos, mientras que Maduro obtendría el 30%. Una
diferencia de 25 puntos porcentuales. No obstante, ése no es el escenario más
probable en este momento, marcado por la percepción o dudas que genera el
sistema electoral.
En unas elecciones donde la
mayoría de los electores se consideren confiables, la participación pudiese ser
superior al 63% de los electores inscritos. En este escenario, un candidato
opositor obtendría el 50% de los votos y el aspirante oficialista capitalizaría
el 35%. Una diferencia de 15 puntos porcentuales.
Sin embargo, el proceso del 20
de mayo no es percibido como confiable por buena parte de los opositores e
independientes. En este sentido, si sólo se considera la opinión del 36% que
dice estar en este momento muy dispuesto a votar (mayoritariamente quienes se
dicen chavistas), el candidato oficialista tendría el 56% de los votos y el
aspirante de oposición capitalizaría el 41%.
Esta ventaja pudiese ser
superable si la mayoría de quienes dudan en participar cambian su percepción.
En este sentido, Cabrera sostiene que el 72% del segmento que no quiere
votar, si decidiese participar, pudiese apoyar a un candidato opositor.
Al igual que Cabrera, el
director de Delphos afirma que en una elección sin barreras competitivas, en un
escenario polarizado, con sólo el 20% de abstención y considerando la opinión
de todos los votantes potenciales, un candidato de unidad de la oposición (no
mencionó directamente a Henri Falcón) capitalizaría el 66% de los votos,
mientras que un aspirante oficialista sólo lograría el respaldo de un 33% de
los electores.
Sin embargo, Seijas recalca
que para que este escenario exista, deben vencerse dos barreras fundamentales
entre los votantes opositores e independientes: 1) la desconfianza en el poder
del voto y las condiciones electorales y 2) la desconfianza en el liderazgo
opositor.
Si se pregunta a los
ciudadanos si vale la pena votar con el actual CNE (sin cambios en las
condiciones), sólo el 45% responde afirmativamente.
Por otra parte, Seijas explica
que es necesario vencer las dos estrategias básicas del Gobierno para ganar:
presión a los dependientes de las ayudas sociales, especialmente las bolsas
CLAP, promoción de la abstención opositora generando frustración en los
votantes, percepción de que el voto no tiene valor, imagen del liderazgo
opositor y abstención mecánica (cierre de centros, fallas de máquinas, etc.).
Según Seijas, en este momento
las barreras que rodean a la elección provocan que sólo esté muy seguro de
votar el 51,4% de los electores. Entre este grupo, Falcón pudiese obtener el
30% de los votos, mientras que Maduro alcanzaría el 42%. En tal escenario, el
pastor Javier Bertucci capitalizaría el 12% de los sufragios.
Según el director de Delphos,
si Falcón logra generar una percepción real de triunfo, la mayoría de los votos
de Bertucci pudiesen migrar a él colocando la proyección (de un evento sin
condiciones) en empate técnico. La duda en este escenario es la capacidad de
Falcón y su comando para reclamar el triunfo.
Para Seijas la verdadera
batalla sobre el 20 de mayo gira en torno a la “legitimación o deslegitimación
del bloque de poder”. Y esta batalla pasa por los resultados de participación
que anuncie el CNE.
Para Luis Vicente Léon, la
disyuntiva entre votar o no constituye “un falso dilema”, porque lo relevante
es la unidad y la estrategia en torno a la decisión de participar o no. En su
exposición, sostuvo que ninguno de los dos grupos en que se divide la oposición
ha sabido explicar cuál es su hoja de ruta después de los comicios del 20 de
mayo.
Aunque León reconoce que la
acción internacional es la única amenaza que tiene la oposición frente al
Gobierno venezolano, lamentó que “sólo se juega a esto” y descartó que Maduro
sea legitimado como mandatario por la participación de la oposición. Así mismo,
recordó que independientemente de lo que ocurra en la elección, el riesgo de
implosión en el oficialismo es inminente.
Para el director de
Datanálisis, “el 75 % de la oposición quiere cambio de presidente, pero una
buena parte de ese grupo no quiere votar y eso afecta a la opción Falcón. Si la
gente vota en estas elecciones, el candidato de oposición podría ganar”.
En su exposición recordó que
la popularidad de Maduro sigue oscilando entre un 20% y un 25% (la mitad que
tenía en 2013), y aunque exhibe mejores números que Michel Temer (Brasil), Juan
Manuel Santos (Colombia) o Enrique Peña Nieto (México), en este escenario es
impensable que gane una elección normal, “salvo que la oposición no vote, o que
la elección no sea competitiva”: dos variables que en este momento están
coincidiendo y provocan que entre los electores muy dispuestos a votar no
existan diferencias significativas entre la intención de votar por Falcón o por
Maduro.
A pesar de la percepción
mayoritaria de falta de condiciones, León descarta que Falcón retire su
candidatura (como prometió al momento de inscribirse) “porque él ganará,
incluso perdiendo la elección”.
13-04-18
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