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miércoles, 4 de julio de 2018

La huelga de las enfermeras por @froilanbarriosf



Por Froilán Barrios


La conflictividad laboral no es última noticia en Venezuela; es una realidad que resalta en los informes periódicos de conflictos sociales desde 2010, levantados por consultoras nacionales e internacionales, que determina cantidades promediadas en 2.000 protestas anuales y 40% de la conflictividad sociolaboral, y llama la atención que tan solo en 2 años, 2014 y 2017, registró un papel secundario, ante las justificadas movilizaciones populares dirigidas en la búsqueda de una solución política contra un régimen que ha conducido a un país a la nada y al tremedal de la miseria.

En el año 2018 ha retomado su cauce la protesta laboral, siendo su afluente primordial los trabajadores del sector salud, quienes dirigidos por sus gremios y sindicatos denuncian a diario que la población vive un calvario, y mantienen en forma estoica y perseverante su lucha por un trabajo digno y por lograr un sistema nacional de salud que no deje morir de mengua a millones de ciudadanos.

En su peregrinar televisado y escrito por los medios de comunicación, choca contra el muro cínico y sinvergüenza de una dictadura que ignora las justas reivindicaciones exigidas y mediante un vasto aparato publicitario habla del parto humanizado cuando las parturientas van a parir a Cúcuta, ante la carencia de insumos médicos que condena a madre y recién nacido a una muerte segura, o la situación extrema de pacientes con enfermedades terminales, en fin, ese drama nacional que es un rosario de enfermedades y pacientes no atendidos, que ha demostrado el fracaso absoluto del programa Barrio Adentro, donde se paga en dólares a los médicos cubanos mientras los nacionales tienen salarios de indigencia.

En esa cruenta batalla destaca el gremio de la enfermería, ese valiente cuerpo social de mujeres y hombres que, sin empacho alguno, denuncian al mundo nuestra realidad; con sus uniformes raídos por la desesperanza, muestran sus zapatos rotos y reflejan en sus rostros las consecuencias de salarios de hambre y la angustia e impotencia de ver morir diariamente a innumerables pacientes, niños, tercera edad, pues hospitales y clínicas se han convertido en antros sin medicinas e implementos sanitarios para garantizar la vida.

Ante esta tragedia el gobierno solo tiene como respuesta su manido argumento de la guerra económica, cuando en realidad lo que se libra cada minuto en todo centro de salud es una batalla por la vida, asumida valientemente por este gremio, al que se han venido sumando los colegios de médicos, bioanalistas, nutricionistas, odontólogos, los sindicatos de empleados y obreros del sector salud, quienes realizan desde la semana pasada un paro nacional indefinido, hasta que el ministro de Salud de turno dé respuesta firme a sus exigencias.


Esta valiente acción gremial no debe ser aislada como quisiera el régimen, que no ha vacilado en enviar colectivos armados para reprimirla, en amenazar con despidos y traslados a los huelguistas, en fin, la ironía del gobierno de un presidente obrero que desconoce todo reclamo laboral, para ignorar al mismo tiempo la protesta de los trabajadores universitarios, del sector eléctrico, de la Cantv, petroleros, entre otros, quienes debieran más temprano que tarde convocar unitariamente a una acción nacional de protesta contra la gestión más inhumana y antisindical de nuestra historia.

04-07-18




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