Por S:D:B: Alejandro Moreno
¿Por dónde buscaremos los
resquicios de verdad que en algún sitio quedarán? Entre tantas tiniebla,
rasgando tanto velo, penetrando tan espesa neblina de mentiras y más mentiras
claramente oficiales, nos resulta cada vez más difícil atisbar los vislumbres
de realidad que podemos entrever.
A toda afirmación de este
régimen por muy categórica que sea, a toda declaración de seguridad, a toda
contundencia verbal expresada con énfasis, envuelta en ropajes de absoluta
evidencia, no tenemos más remedio que ponerle la marca definitiva de falso si
no queremos navegar en el mar proceloso de la locura o revolcarnos en las
arenas movedizas y absorbentes de la irracionalidad.
Vivimos en las entrañas de
todo un mundo que nos penetra, nos rodea, nos empapa, hecho de patrañas,
perversamente fabricado para no dejarnos salida alguna, hecho además para ser
obligatoriamente creído so pena de hambre, enfermedad ineludible y hasta
muerte. Asumir, creer, ejecutar y difundir la mentira es nuestra obligación
impuesta.
El diablo, se nos ha dicho, es
el padre de la mentira. Los hijos son todos de la misma naturaleza que el
padre, lo repiten. Esto dice clara y expresamente que estamos en todo un mundo
diabólico por naturaleza. Para el sistema actual este es el mundo de la
revolución. Esta revolución será, entonces, en toda buena lógica, diabólica. No
soy el primero ni el único que lo dice.
Por tanto en una lógica ya
estructurada sobre la mentira, la misma lógica será mentirosa por naturaleza.
La mentira constituirá su esencia y, así, la serpiente se muerde la cola.
¿Cómo salvarnos de la mentira?
¿Cómo desterrarla de raíz de todo nuestro mundo de vida? Porque si no nos
salvamos de ella, si no la borramos de nuestras relaciones, nunca seremos
libres. En el Evangelio se nos dice con mucha claridad que solo la verdad nos
hará libres.
Ahora bien, este pueblo ha
dado claras muestras de no someterse a la mentira, de no aceptar la falsedad y
por preservar la verdad de toda sucia contaminación ha muerto, sigue muriendo y
sufriendo la cárcel y la tortura en su mejor y más valiente juventud.
Esta ha de ser nuestra lucha
fundamental. Con hechos verdaderos, con verdaderos sentimientos, con palabras
verdaderas, con verdaderos pensamientos, con amor verdadero por todo este
pueblo, por nuestra Venezuela verdaderamente querida, sin ceder nunca al engaño
y al embuste, manteniéndonos unidos en el verdadero amor a la patria verdadera,
lograremos la libertad, la verdadera dignidad, el verdadero triunfo sobre el
odio y la maldad que es hijo de la verdad.
03-07-18
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