Julio César Arreaza B. 05 de agosto de 2018
Ese
día magnífico del 16-7-17 se proyectará en la historia republicana como un hito
del ejercicio de la soberanía popular, en el que 7.186.170 ciudadanos, se
manifestaron abiertamente en defensa de la democracia y la alternabilidad y
desconocieron al régimen forajido de 20 años.
Ese
día rechazamos y desconocimos una constituyente fraudulenta propuesta por
Nicolás Maduro, sin la aprobación previa del pueblo de Venezuela y violando la
Constitución. Ordenamos a la FA y a todo funcionario público defender la
Constitución y respaldar las decisiones de la legítima Asamblea Nacional. Y
mandamos que se procediera a la renovación de los poderes públicos con arreglo
a la Constitución y la realización de
elecciones libres y transparentes así como la conformación de un gobierno de
Unión Nacional para restituir el orden infringido.
Hoy no
cabe sino seguir el mandato y echar del poder a la narcodicatadura, los que
siempre acostumbran romper la unidad y pactan convivencia con el gobierno,
quedarán de lado y fuera de la lucha reivindicativa de la República. Son un
lastre.
Observamos
que la fuerza del cambio es ya indetenible, estamos a punto de lograr la
articulación de fuerzas, la de la gente
en la calle- diariamente ocurren 100 protestas contra el régimen y se dan colas
en Petare de hasta un día completo para comprar una bombona de gas-, la fuerza
de los mercados, la fuerza institucional reconocida por el mundo de la AN y del
TSJ legítimos, la fuerza militar institucional, la fuerza de la comunidad
internacional y la potente fuerza moral del país decente. Las fuerzas
articuladas del cambio sacarán a las mafias criminales del poder. No podemos
convivir en la infamia y afrenta contra la dignidad nacional.
La
corrupción rampante del régimen explica la profundidad de la crisis general y
se finca en la política del régimen de saquear al país para proteger a la
revolución. Maduro no gobierna sino arruina. La confesión de la ruina es el
pretendido censo automotor, en el país con las mayores reservas petroleras.
Sepamos
que el camino de los principios y valores, sin claudicación, nos conducirá a
vencer la ignominia, la mentira y el reino del mal impuestos por el régimen, y
mediante la fuerza y la constancia del camino emprendido, espantaremos los miedos y erradicaremos la desesperanza
sembrada por los cubanos comunistas. Este camino de fidelidad a la verdad, los
principios y la dignidad de la soberanía popular, cuando todo aparece apagarse,
brota con una límpida fuerza que nos impulsa hacia la meta aspirada; y es que
el camino duro con sus idas y venidas, aunque parezca paradójico, provoca el
paso seguro de la incertidumbre a la esperanza cierta de que el bien le ganará
finalmente al mal.
¡Libertad
para los presos políticos y regreso de los exilados!
Julio
C, Arreaza B.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Para comentar usted debe colocar una dirección de correo electrónico