Luis Manuel Esculpi 21 de agosto de 2018
En
medio de tanta incertidumbre y desasosiego generado por los anuncios del
gobierno, hoy no voy a escribir sobre el clima social de tensión que se percibe
en las calles. Sobre los terribles pronósticos de los economistas, o los
análisis de quienes han intentado explicar lo inexplicable.
Dedicaré
este artículo a rendir homenaje a un luchador social y político, un gran amigo
que ya no se encuentra entre nosotros. Se trata de Héctor Rodríguez Bauza quien
desde fines de la década de los cuarenta del siglo pasado se inicia en la
militancia política y junto a otros jóvenes de la época funda la Juventud
Comunista de Venezuela. Algunos años después (1951) participa junto a Luis
Herrera Campins de Copei, Manuel Alfredo Rodríguez de AD y José Vicente Rangel
de URD en el Comité que dirigió la huelga en defensa de la autonomía
universitaria, que había sido abolida por Pérez Jiménez.
Ese
movimiento unitario fue precursor del Frente Universitario y de la Junta
Patriótica donde en el año 57 Héctor Rodríguez Bauza cumplió un rol fundamental
en los días decisivos de la lucha contra la dictadura
Estableció
contacto con los oficiales desafectos al régimen e integró el Comité Cívico
Militar. Por su destacada actividad en ese período es promovido al Buró
político del PCV donde participa hasta el año 1971 cuando figura junto a otros
22 miembros del Comité Central del viejo partido en la fundación del Movimiento
al Socialismo.
En el
primer periodo constitucional es electo diputado, en 1963 cae preso y permanece
durante cuatro años en prisión, luego es expulsado del país. Cuando regresa
dirige un órgano (Deslinde) que jugó un destacado papel en el debate que se
desarrolló en el PCV y dio origen al MAS. Esta son historias más o menos
conocidas.
Hace
tres años escribió sus memorias tituladas: Ida y vuelta de la utopía, donde
relata algunos episodios sumamente interesante de su vida. En su prólogo
Antonio García Ponce señala: “Lo que quiero destacar es el tono humano,
sincero, cordial chispeante, con que Héctor escribe sus memorias. No es el
héroe, no es el que diseca los hechos para encontrar la verdad, sino el que
relata con espontaneidad su vida, que es una vida pública, con su militancia
política pero también con su fuerte aliento espiritual. Las líneas de su libro
destilan generosidad”…
En
otras líneas de ese prólogo Antonio resalta el valor que Héctor le asignaba a
la amistad, que junto a las ya destacadas en el párrafo señalado constituían
cualidades que eran características de Rodríguez Bauza. Héctor era una persona
gregaria cuando se separó de la militancia partidista ( hace ya casi 30 años)
promovía unos almuerzos de contribución en su casa de Valle abajo, con sus
amigos los terceros miércoles de cada mes.
Posteriormente
-también los miércoles- participa activamente de la Sociedad Royal, en una
panadería del cual tomaron el nombre, es un encuentro donde antiguos militantes
de la lucha contra Pérez Jiménez, coinciden con los de la izquierda en la
década de los sesenta y militantes del MAS en amenas conversaciones, donde la
nostalgia y el buen humor nunca están ausentes.
Las
preocupaciones por la situación del país constituye el centro de atención y de
forma unánime rechazamos al actual gobierno , nos ubicamos en el territorio de
la alternativa democrática estando en sintonía con la evolución del pensamiento
moderno.
Nuestra
amistad se consolidó a partir de estos encuentros, donde él era el decano y sin
la formalidad partidista, descubrí en ese espacio un personaje de un
extraordinario buen humor – por cierto no era la fama que lo precedía como
responsable de los calabozos en la Modelo- un ser de una gran calidad humana y
de una honestidad a toda prueba.
Hugo o
Aparicio (seudónimos que empleó en la dictadura y luego en los sesenta) vivió
siempre fiel a sus convicciones, frente a su pasado militante asumió la
conducta del hereje, jamás del renegado; para parafrasear el título de un libro
de Isaac Deutscher.; e ilustrar la conducta de quién también fue un apasionado
lector.
En
estas líneas rindo tributo póstumo al amigo y compañero de la esperanza, al
decano de la Sociedad Royal.
Luis
Manuel Esculpi
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