Ismael Pérez Vigil 19 de agosto de 2018
Desde
mi perspectiva, sí; pero “depende”, sería una respuesta más adecuada, ajustada
al momento que vivimos, y aunque el clima político está ahora centrado en la
luciferina ignominia de lo ocurrido con el Diputado Juan Requesens, la
reflexión sobre el tema político a largo plazo debe continuar.
Por
eso, con respecto a la necesidad de la unidad, quiero compartir algunas
reflexiones, al mejor estilo de Maquiavelo. La importancia, o no, de la unidad
de los factores políticos, dependerá de cuál sea la vía que se elija para salir
de esta oprobiosa dictadura.
Si
como algunos piensan, la vía, es la vía insurreccional hasta que se produzca la
renuncia del gobierno o su derrocamiento por algún grupo militar, o si la vía
es un golpe de estado, o la intervención de una fuerza de ocupación extranjera
que deponga a la dictadura, evidentemente no tiene ninguna importancia la unidad.
Bastará con la eficacia de algún grupo que se plantee esa alternativa y trabaje
denodadamente para lograrla. Obviamente, dado lo peligroso y clandestino de
esta tarea, cuantos menos lo sepan es mejor y por ello la unidad de los
factores políticos, no tendría mucho sentido, más bien sería un estorbo.
El
problema o la pregunta para estas opciones se podrá plantear después de
derrocado o depuesto el gobierno dictatorial: ¿Se transferirá el poder del
gobierno a la sociedad civil o a un grupo civil?, sí es que se va a transferir,
porque si no es así, sigue sin tener importancia el tema de la unidad; pero si
se va a transferir, muy posiblemente mediante elecciones, por ejemplo, si
previamente no se inhabilita o se prohíbe la participación de los grupos que
estuvieron involucrados en el régimen dictatorial, entonces debe volver a
plantearse el tema de la unidad para evitar que el grupo electoral de los que
apoyaban el antiguo régimen pueda imponerse nuevamente por la vía electoral.
Como ocurrió en Nicaragua con el sanguinario régimen de Daniel Ortega.
Pero
si la vía para salir de este oprobio, es organizar y movilizar al pueblo, para
que se fuerce una salida electoral, con la adecuada observación y supervisión
internacional, garantías internacionales, etc., entonces nuevamente tendrá
sentido e importancia la unidad, porque obviamente se trata de derrotar a la
dictadura mediante ese proceso electoral, creando una situación que permita
desalojarlo del poder.
Por
supuesto, tendrá sentido la unidad de los que crean en esa vía –con condiciones
adecuadas, creadas por la presión popular, no “graciosamente concedidas por la
dictadura– no tendrá sentido la unidad de los que planteen la vía electoral con
los que creen que: “dictadura no sale con votos”, “tirano no sale con votos”,
“torturador no sale con votos” y consignas similares; tampoco con los que creen
en la abstención a ultranza o los que plantean las elecciones a todo evento,
sea en las condiciones que sea; con estos no tiene sentido perder el tiempo
propugnando por la unidad.
Lo
importante es como construimos y blindamos una salida; que condiciones nos
vamos a dar nosotros, los ciudadanos, para salir del régimen; como prepararnos
y organizarnos para que eso pase y quiénes serán los líderes que defenderemos y
seguiremos. El objetivo está claro, la ruta, el camino, para muchos, no; pero
del régimen solo esperamos más violencia, persecución y repartición de miseria.
Ya lo
hemos dicho, a lo mejor ha llegado el momento en que las opciones deban
deslindarse, que cada quien siga su camino, abrir varios frentes y que sea el
pueblo el que decida.
Ismael
Pérez Vigil
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