Américo Martín 20 de agosto de 2018
Dijo
Erasmo:
– La
guerra solo atrae a quienes no la han experimentado
Si
Lutero hubiera sido tan reflexivo como su contemporáneo Erasmo, la Iglesia y la
historia se hubiesen ahorrado algunos conflictos desgarradores, sin dejar de
actualizar sus doctrinas. Hablo de un pensador superior a su época, dotado de
un afilado sentido del humor. Verán por qué lo evoco ahora.
Roy
Chaderton sustenta la tesis contraria. Se trata del diplomático más profesional
y culto del régimen, con larga trayectoria al servicio de varios gobiernos en
un pasado que ahora abomina, durante el cual jamás había revelado aficiones
guerreras parecidas a las que ha expuesto en estos días.
– ¿Qué
harían los sabios al tener que combatir con armas si fallecen de miedo al tener
que hacerlo con palabras? arguye Erasmo, y agrega: a menos que se piense en
Demóstenes, el gran político ateniense, quien apenas vio al enemigo arrojó el
escudo y salió a galope, demostrando que era tan mal soldado como excelente
orador.
No
hago ironías con Chaderton, aunque me resulta difícil entender su empecinado
respaldo a un régimen como éste, incapaz de escapar de la trampa en la que
voluntariamente se ha metido.
–
Vamos a la guerra contra Colombia. La llevaremos a su territorio, clama ufano
Roy, y ganaremos porque tenemos 4 de aquellas y ellos no, dice con fuego
fanático en la mirada. Buen provecho, amigo.
No
creo en guerras, no comparto las hipótesis referidas a ella, y me pregunto si
sus autores ocuparán la primera línea. Sería el apocalipsis para un pueblo
diezmado hasta lo último debido al infinito fracaso de una revolución que
prometía el mar de la felicidad. Si a las primeras sueltan su escudo como
Demóstenes y se echan a correr, sabremos la diferencia entre la guerra y las
chácharas a la distancia sobre ella.
Debemos
tomar estos pueriles alardes como muestras de la irracionalidad que mancha las
decisiones estratégicas de un gobierno negado a aprovechar las exigencias
pacífico-electorales del mundo que hoy lo acusa, para irse del poder. No puede
levantar la múcura ni dejarla en el suelo”
Donald
Trump le acaba de exigir elecciones libres a Ortega. Lo mismo la comunidad
internacional a Maduro. Elecciones ajustadas a la Constitución y no como las
universalmente condenadas de mayo 2018. Salir del Palacio, Roy, al abrigo de la
Constitución, es menos oneroso que ser despedido por la legítima exacerbación
de la turba-multa. Pero hay hechos que demuestran el miedo a contarse, cuyo
sonsonete podría –él sí- arrastrarnos al fatalismo de la guerra y a la rutina
de la violencia que causa daño pero ya no asusta. La escala represiva se
proyecta ad infinitum y anula torcidas maniobras encaminadas a envenenar las
relaciones internas en la disidencia. ¿Cómo mantener la trama del
“colaboracionismo” de Borges mientras se le convierte en enemigo público N° 1?
¿O cómo hacer un delator voluntario de un héroe civil como Juan Requesens,
universalmente admirado?
Pronto
Venezuela tendrá democracia y justicia sin pasar, espero, por degollinas
guerreras. Sospecho que en su intimidad lo sabe Chaderton, a quien por cierto
vi en su entrevista bélica algo pasado de peso.
¡Hombre!
Ni Mambrú se fue a la guerra en esas condiciones.
Américo
Martín
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