Voluntad Popolar18 de agosto de 2018
Se
robaron el dinero de los venezolanos, destruyeron la industria petrolera,
acabaron con la producción nacional y ahora quieren que los platos rotos los
pague la principal víctima: un pueblo empobrecido y hambreado.
El día
de ayer será recordado en nuestra historia como el día más negro que jamás
hayamos tenido los venezolanos, pues la dictadura, en su afán infinito de
destrucción y de saqueo, luego de haberse robado centenas de miles de millones
de dólares, anunció su disposición criminal de pasar a saquearle directamente
los bolsillos a un pueblo que ya de por sí hoy está viviendo en una aguda
pobreza y bajo las calamidades de la falta de servicios básicos como agua y luz
eléctrica. Vaciaron las arcas de nuestro Banco Central, depredaron nuestros
bosques en búsqueda de oro, se adueñaron de nuestra renta petrolera y ahora,
cuando ya nada de eso les basta, quieren pasar a robar también lo poquito que a
los venezolanos nos queda: nuestros trabajos, nuestro dinero.
Con el
plan de destrucción económica anunciado ayer, la dictadura ha puesto de
manifiesto un desprecio categórico por todo nuestro pueblo, pero en especial
por los venezolanos más humildes que ahora tendrán más difícil poder comer. El
propósito de esto es aumentar al máximo el control social para someter nuestra
voluntad de cambio. Maduro quiere quebrarnos moral y económicamente a todos los
venezolanos para ser él el único capaz de darnos míseras raciones de comida y
medicina, de darnos bienes y servicios de mala calidad, todo a cambio de que
aceptemos su grosera entronización en el poder. Maduro quiere que nos
acostumbremos a ser humillados o que nos vayamos del país, pero que no
protestemos ni que luchemos por provocar su salida del poder.
Esta
traición al pueblo venezolano, que hoy ve amenazada ya no solo su libertad sino
además su propia existencia, se evidencia en el engaño que significa el
“aumento del salario mínimo” anunciado por Maduro, pues solo causará más
sufrimiento y dolor porque el Estado no tiene cómo pagarlo, miles de empresas
cerrarán dejando sin empleo a millones de trabajadores y el resto de la
población sufrirá de un aumento insoportable de la inflación. Además, también
resalta el repulsivo hecho de que Maduro decidió exonerar a las empresas
trasnacionales del petróleo de los impuestos que históricamente deben pagar por
explotar nuestros bienes naturales, mientras que al pueblo venezolano le subió
el pago de impuestos que no se traducen en bienestar social, sino que lujos de
la élite gobernante.
Ante
este amenazante panorama, los venezolanos estamos obligados a unirnos hombro a
hombro, desechando cualquier diferencia pasada o presente, para con la fuerza
de millones rebelarnos contra el principal enemigo y traidor a la patria:
Nicolás Maduro. Su salida del poder ya no se trata de un asunto solamente político;
si no más bien humano, pues su usurpación amenaza nuestra propia existencia
como pueblo, amenaza la vida de millones de personas inocentes.
Estamos
convencidos de que nuestro país puede recuperar la senda del desarrollo y que
los venezolanos podremos vivir en un país que brinde prosperidad y calidad de
vida, pero eso solo es posible logrando primero la salida de Nicolás Maduro del
poder y la caída de la dictadura. Estamos convencidos de que tenemos que
unificar todas las protestas y prepararnos para construir la fuerza y activar
una huelga activa general para sacar a Maduro y recuperar a Venezuela. ¡Podemos
hacerlo, y ahora más que nunca, tenemos la obligación de hacerlo!
Nosotros
asumimos el reto, aún a riesgo de nuestras propias vidas, de liberar a Venezuela.
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