Farmacia cerrada |
MAOLIS CASTRO 19 de agosto de 2018
El
oeste de Caracas amaneció este domingo con un aire fantasmal. La inminente
entrada en vigor del bolívar soberano, medida estrella del ambicioso plan
económico del Gobierno, provocó que más comercios de lo normal estuvieran
cerrados. Un cartel colgado en la persiana de una tienda de frutos secos en el
municipio de Chacao avisaba de que el local permanecerá clausurado hasta el
próximo 28 de agosto. “Estamos reformando el sistema. Actualizándolo a la nueva
versión por la reconversión monetaria”, reza el mensaje.
Al
bolívar, por orden del Gobierno, se le quitarán cinco ceros. Una medida que
crea incertidumbre. La reducción del valor de la divisa en una situación de
hiperinflacción ha disparado el temor de la gente.
La
preocupación se ha apoderado de Josefa Hernández, una comerciante de 83 años
que hace 40 emigró a Venezuela desde Canarias. El domingo iba a abrir su tienda
de ropa de mujer en el mercado municipal de Quinta Crespo, uno de los más
concurridos de la capital, pero a último minuto se sintió confundida. Decidió
mantener cerradas las puertas de su local hasta que la situación “se
normalice”.
“Todo
el mundo está con la misma causa”, alega Hernández, “no sabemos qué hacer”. La
mujer asegura que todos se quedaron “paralizados” cuando habló Maduro. De la
reconversión monetaria todavía no sabe qué pensar. “Me siento como todos. Mal.
No sé si damos un paso atrás o un paso adelante, pero yo creo que un paso
atrás”.
Muchos
proveedores han dejado de surtir de mercancía a las tiendas ante la
incertidumbre. Entre el domingo y el lunes tampoco había banca electrónica. “Ya
existe hiperinflación, pero luego de las medidas anunciadas por el presidente
se cree que empeorará la economía”, agrega Héctor García, otro comerciante del
centro de la ciudad.
Además
de la reconversión monetaria, Maduro hizo otros anuncios, como el aumento del
salario mínimo de los trabajadores en 34 veces, lo que lo deja en 180 millones
de bolívares, equivalentes a unos 30 dólares mensuales.
En el
otro extremo de la ciudad, hay conductores que hacen cola para llenar los
depósitos de sus vehículos. Algunas gasolineras se han quedado sin combustible.
En los días anteriores, muchas personas se angustiaron al conocer que solo
podrán acceder a gasolina a precios regulados aquellos que posean el carnet de
la Patria, una medida anunciada por el Gobierno para supuestamente impedir el
contrabando de gasolina. O, como dicen los críticos, para obligar a la población
a estar alineado con el régimen.
No es
la primera vez que los venezolanos se enfrentan a una conversión monetaria. En
2008 se quitaron tres ceros al bolívar. Sin embargo, el escenario parece otro.
Esta vez los venezolanos solo tuvieron un mes para adecuarse al nuevo valor y
siete días para que los antiguos billetes de baja denominación se consideraran
ilegales. Existe la creencia general de que esto acabará por aumentar el valor
de bienes y servicios, lo que trae de cabeza a los ciudadanos.
“Con
la reconversión vamos rumbo al caos monetario, hacia el colapso del sistema de
medios de pago y a la bancarrota de toda la economía”, se aseguraba en un
artículo del periódico El Nacional.
Eduardo
Rodríguez, un taxista de 30 años, dice que no hay certezas sobre el futuro del
país. “Nadie sabe qué pasará. Todos estamos nerviosos, pero tampoco podemos
hacer mucho”, explica. Muchos coinciden en que lo mejor es esperar hasta el
martes, el día después de la aplicación de la reconversión monetaria, para
conocer los resultados de esta medida económica.
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