Por Leonardo Vera
Desde finales del pasado
año, las fuerzas democráticas que hacen vida en la Asamblea Nacional vienen promoviendo,
al interior del cuerpo orgánico de la sociedad venezolana, un acuerdo político
para rescatar a Venezuela de lo que bien puede ser considerado el colapso
económico y la crisis social más brutal que haya sufrido país alguno en la
región en las últimas décadas.
Este acuerdo político se
expresa en un breve documento dividido en cinco (5) capítulos y cuarenta y dos
(42) numerales con el título de “Plan País: El Día Después”. En la
identificación de problemas, el análisis y la formulación de propuestas de este
plan han colaborado las universidades, las academias nacionales, los
movimientos políticos y los gremios empresariales, laborales y profesionales.
En cierto modo, los que mucho tenían que decir y fueron deliberadamente
apartados por años.
Cuatro han sido las áreas
destacadas de consenso del Plan País: (a) en materia de políticas económicas,
(b) en materia de empoderamiento de los ciudadanos y garantía de acceso a los
servicios públicos, (c) en materia de hidrocarburos y (d) en lo contentivo a las
políticas sociales para salir de la crisis. No es un contrato exhaustivo que
atiende a todos las raíces y expresiones de la crisis. En algún sentido expresa
sólo un conjunto de líneas de acción sobre ámbitos donde se precisa actuar con
prioridad, para salir de la crisis.
En otras palabras, Plan
País, como todo programa de acción, establece unas prioridades, pero no
desestima la posibilidad de mover los acuerdos hacia otras áreas de importancia
clave para ayudar a Venezuela a superar la crisis. Por eso, en su apartado
final, promete extender los acuerdos hacia áreas como la seguridad alimentaria,
la seguridad ciudadana y la calidad de las instituciones, la justicia y la
democracia, para lo cual precisa promover la consulta.
Variadas han sido las
reacciones hacia Plan País. La sola idea y el sentir de que existe un plan para
sobreponernos a la crisis y enrumbar al país en la reconstrucción es auspiciosa
y esperanzadora. Pero hay quienes se preguntan: ¿este plan va a acabar con la
inflación? ¿Se trata acaso de entregar nuestros recursos naturales? ¿Dónde está
el retrato de la lucha contra la corrupción? ¿Por qué seguirnos endeudando? ¿Es
un viaje al capitalismo sin límites? Así que en lo posible intentaremos
despejar estas y algunas otras preguntas.
¿Plan País constituye un
programa detallado para resolver todos y cada uno de los problemas económicos y
sociales de Venezuela?
No. Plan País no es un
programa detallado de acciones y decisiones de política pública. Tampoco ha
sido formulado para resolver todos y cada uno de los problemas económicos y
sociales. Plan País es un acuerdo marco de políticas; un conjunto de
lineamientos generales sobre los cuales habrán de desarrollarse programas de
acción y políticas específicas que tomen en consideración recursos, restricciones,
horizontes temporales y beneficios y costos.
Plan País se concentra en
ciertos problemas medulares que requieren ser resueltos para mover a Venezuela
hacia una visión compartida de sociedad. Esa visión está plasmada en la
Constitución de la República, y Plan País la recoge cuando señala que el
objetivo es empoderar a la gente y liberar sus fuerzas creativas y productivas;
con oportunidades para todos; desarrollando su máximo potencial; acompañados
por un Estado democrático y de derecho puesto al servicio de los ciudadanos en
materia de bienes y de servicios.
¿Plan País supone un camino
hacia el capitalismo sin límites?
Plan País no está llamado a
establecer ningún orden económico y social dicotómico. Pretende más bien
reestablecer el orden que establece la Constitución: una sociedad de hombres
libres e iguales en dignidad y derechos, reconociendo la importancia de la
justicia social y del respeto a los derechos fundamentales. Así, las funciones
del Estado social se preservan y en lo contentivo a la actividad productiva la
concepción es igualmente fiel a la Constitución, que señala en su artículo 112:
“El Estado promoverá la iniciativa privada, garantizando la creación y justa
distribución de la riqueza, así como la producción de bienes y servicios que satisfagan
las necesidades de la población, la libertad de trabajo, empresa, comercio,
industria, sin perjuicio de su facultad para dictar medidas para planificar,
racionalizar y regular la economía e impulsar el desarrollo integral del
país”.
¿Es Plan País un Programa de
Ajuste como los implementados por el FMI en los años ochenta?
No. Plan País parte de un
diagnóstico que ubica a la economía venezolana en un contexto diferente al que
muchas veces se exponen los países que acuden a los auxilios del FMI. La
economía venezolana no sufre un desequilibrio por “sobrecalentamiento” sino más
bien padece una catástrofe productiva. Por eso el sesgo del programa de
políticas económicas, que van del numeral 9 al 22, es expansivo. Plan País no
plantea un ajuste fiscal draconiano en las primeras de cambio y mucho menos un
programa económico contractivo. La formulación del programa de políticas
económicas intenta mover la economía hacia un equilibrio con alta ocupación de
recursos, rescatando la producción (petrolera y no petrolera) y elevando
simultáneamente la demanda y el poder de compra de la ciudadanía.
Por lo demás, Plan País se
orienta por la atención inmediata de la emergencia social (humanitaria
compleja) y no pone estos aspectos por detrás de las acciones de contenido
económico, como en los esquemas más ortodoxos.
Venezuela es un país
altamente endeudado. ¿Conviene, como supone Plan País, endeudarse aún más con
los organismos financieros multilaterales?
Venezuela se endeudó
masivamente con los mercados internacionales justo en medio de una bonanza
petrolera y cuando no lo requería. Hoy, sin recursos financieros ni medios de
pagos internacionales, el financiamiento internacional es fundamental. Para
construir un fondo de reservas, para abrir el mercado cambiario, para
“normalizar” la producción, generar oportunidades de empleo y crecer
económicamente, Venezuela necesita especialmente dinero fresco. Un sólido
respaldo de recursos externos permitirá construir un mercado cambiario
funcional, recuperar las importaciones de insumos, materias primas, maquinaria
y equipos que hoy día sólo suman una quinta parte de lo que se requiere.
Necesitamos recursos en dólares para que el sector privado produzca alimentos,
pero también para que no falten importaciones de alimentos y medicinas
indispensables para la salud.
Esto explica por qué Plan
País, en el numeral 10, señala como una necesidad la “asistencia financiera
internacional extraordinaria de organismos multilaterales, préstamos
bilaterales, donaciones internacionales, reestructuración de sus compromisos de
deuda externa”.
El endeudamiento con los
multilaterales es mucho menos oneroso que la opción de ir a los mercados
voluntarios o a los bancos chinos, y si la reestructuración de los pasivos
internacionales del Estado es exitosa, Venezuela podría hacerse de un respiro
para promover la recuperación y pagar los compromisos más adelante en una fase
de crecimiento sostenido de su producción interna.
¿Plan País supone un ajuste
fiscal draconiano y reducciones del gasto social?
De ninguna manera. Los
niveles de gasto en términos reales del sector público están hoy por el piso,
en gran medida por la hiperinflación y el colapso de la tributación petrolera y
no petrolera. En el numeral 11, Plan País señala: “En materia fiscal, la emergencia
humanitaria y el colapso de los servicios públicos exigen una significativa
expansión fiscal financiada con recursos externos”. Ayudar a los más
vulnerables mientras dura la crisis estará entre las mayores prioridades. Pero,
lamentablemente, la mayor porción de ese gasto no puede ser financiado
tributariamente, por la espectacular depresión que afecta la recaudación. La
recuperación en la producción de sector petrolero y no petrolero permitirá ir
sustituyendo el financiamiento externo por impuestos internos y los programas
de apoyo en la crisis, como los subsidios, irán desapareciendo en la medida que
la economía esté en capacidad de ofrecer empleos de calidad.
Ningún país en el mundo ha
logrado cerrar una brecha fiscal de casi 20 puntos del PIB en un año. El
crecimiento y las reformas estructurales serán las fórmulas para ir cerrando la
brecha fiscal en el tiempo.
¿Plan País contiene una
propuesta para detener en seco la hiperinflación?
Plan País no es en sí mismo,
ni contiene en detalle, un programa para detener la hiperinflación, pero en él
están los elementos fundamentales para hacer la tarea. El realineamiento
inicial de los precios relativos (con la eliminación de los controles,
numerales 19 y 21), la construcción de un mercado cambiario estable y funcional
(numeral 17), la reforma monetaria que supone el restablecimiento de “la
autonomía, independencia y capacidades del Banco Central de Venezuela para el
ejercicio de sus competencias” (numeral 16), la sustitución del financiamiento
monetario del déficit fiscal por financiamiento externo (al menos durante la
fase inicial, numeral 11), y la búsqueda de un ancla nominal de tipo cambiario
(numeral 18), constituyen un conjunto de acciones que se complementan en una
forma eficiente para quebrar muy rápidamente el ritmo inflacionario.
La eliminación de los
controles y la flotación inicial que deberá dársele a la tasa de cambio para
que busque (de acuerdo al nivel de reservas que se constituya) un nivel de
mercado pudieran generar ciertos ajustes de precios iniciales. Pero una vez
pasada la etapa de coordinación en los ajustes y establecidas las demás
acciones, la inflación debe caer abruptamente.
¿Si se liberan los precios
eliminando los controles, se destruirá aún más el poder de compra del salario?
En una economía con
inflación alta los precios de mercado se ajustan con una frecuencia creciente
en tanto que los salarios, por obedecer a una dinámica contractual, se quedan
rezagados. La contracción del producto tampoco permite la formación de mejores
salarios. Así que el salario termina siendo el precio más rezagado en la
economía. La fórmula para cambiar esta realidad es con un abatimiento rápido de
la inflación al tiempo que se actualiza el salario. Por ello, y al margen de
los esperados efectos contra la inflación, Plan País establece en el numeral 42
la necesidad de “implementar mecanismos transparentes y consensuados de
determinación y actualización del salario mínimo y pensiones, según lo
establecido por la Organización Internacional del Trabajo (OIT)”.
Pero una vez abatida la
inflación y actualizado el salario, la posibilidad de sostener en el tiempo una
mejora del salario real es a través del crecimiento. La conjugación de
numerosas acciones al interior de Plan País para poner a la economía en una
senda de recuperación y crecimiento (el sesgo expansivo del plan) redundará en
un mejoramiento sustantivo de las condiciones de vida de los trabajadores.
En aquellos segmentos de la
población donde por carencia de un empleo digno y/o donde prevalezca una
realidad de salarios aún bajos que comprometa la ingesta de un mínimo de
calorías, Plan País se orientará a la “sustitución de esquemas de subsidios
indirectos, ineficientes y regresivos, por subsidios directos, eficientes y
progresivos” (numeral 42).
¿Estos esquemas de ayudas y
subsidios para la población más vulnerable terminarán convirtiéndose en un
mecanismo de sujeción política?
De ninguna manera. Plan País
destaca que “las acciones en materia de políticas económicas orientadas a
elevar la calidad de vida de los venezolanos deben enmarcarse en tres fases:
(i) la atención de la emergencia humanitaria compleja; (ii) la estabilización
de la economía, y (iii) las reformas estructurales” (numeral 9). Estas tres
fases se sobreponen, pero la fase que contempla de emergencia humanitaria debe
ser transitoria. Es por eso que Plan País establece en el numeral (11) que “la
ejecución del gasto social se realizará de manera compatible con la
sostenibilidad fiscal a mediano plazo, eliminando las políticas clientelares y
de control social”.
No todos los programas
sociales deben desaparecer en la medida que la economía crezca y genere empleos
de buena calidad. Hay una política social de alcance más estructural que está
reflejada en el capítulo V de los acuerdos en materia de políticas sociales y
que está asociada a las garantías básicas que otorga un estado social de
derecho. El acceso a medicamentos asociados a enfermedades crónicas de alto
impacto, así como de distribución de medicinas de alto costo; la atención
hospitalaria pública en áreas médicas, quirúrgicas y paraclínicas, los
programas de vacunación y prevención de enfermedades transmisibles, todos
contenidos en el numeral 40, son ejemplos de estos servicios de naturaleza
permanente.
Sin embargo, aquellos
esquemas de transferencias directas y programas de abastecimiento y acceso a
alimentos y medicamentos deben irse revisando y reduciendo en la media que la
población “supera la emergencia humanitaria compleja, promoviendo sus
capacidades creativas” (numeral 36).
¿Por qué Plan País no hace
referencia al flagelo de la corrupción?
La corrupción, el
despilfarro, el saqueo, el mal manejo de los recursos del Estado y la búsqueda
de rentas se han convertido casi que en la fórmula de trabajo para que las
cosas funcionen en Venezuela. Pero estos no son más que síntomas de problemas
sobre los que hay que ir mucho más a fondo.
La atención de estos
síntomas reclama una nueva gobernanza, nuevos esquemas de incentivos no
perversos, transparencia en la relación entre el Estado y los ciudadanos y
empresas, rendición de cuentas y respeto cabal por el estado de derecho.
En el numeral 28, estas
últimas ideas son recogidas por Plan País. Allí se destaca la necesidad de
promover “reformas orientadas a reconstruir la gobernanza de la Administración Pública
para transformar a ésta en una institución al servicio del desarrollo
productivo de los venezolanos, en el marco de los principios de sometimiento
pleno a la Ley y al Derecho, de participación ciudadana y de transparencia”.
¿Por qué es tan importante
la recuperación y expansión en la producción de hidrocarburos?
En efecto, en el numeral 31
Plan País indica que “se maximizará la producción de petróleo y gas,
garantizando el mayor beneficio para la Nación”.
Hay una realidad
insoslayable. La economía venezolana se ha construido a lo largo de más de 9
décadas bajo el cobijo y la influencia del negocio petrolero. El petróleo sigue
siendo la principal fuente de generación de divisas y el país aún ofrece (al
menos por un tiempo limitado) grandes potencialidades para la explotación y
comercialización de los hidrocarburos y sus derivados.
En un escenario de precios
internacionales inciertos, Venezuela sólo puede apostar a la expansión
volumétrica para mejorar sus ingresos de divisas. Mientras se desarrollan las
capacidades de un sector no petrolero que permita “agregar valor nacional de
cara a crear una adecuada plataforma de exportaciones que fortalezca la balanza
comercial” (numeral 25), el aporte que deberá hacer el sector
petrolero es clave ¿Clave para qué? Para generar las divisas que permitan
cubrir importaciones en volúmenes adecuados, para ir pagando las obligaciones
externas de la nación, para fortalecer nuestras reservas internacionales.
Venezuela no va a depender perennemente de la cooperación financiera
internacional y los prestamos multilaterales.
¿Se contempla la entrega de
los recursos naturales como el petrolero y el gas a las empresas
multinacionales?
En ningún sentido. Los
recursos seguirán siendo propiedad de la nación siguiendo la norma constitucional
que consagra la prohibición absoluta de ceder, traspasar, arrendar o en forma
alguna enajenar los recursos del sub-suelo. En el numeral 30, Plan País señala:
“Se preservará la propiedad de la Nación sobre los yacimientos de
hidrocarburos”.
¿Hay un plan para privatizar
a Petróleos de Venezuela?
Al respecto Plan País señala
en el numeral 32: “Dado el nivel de destrucción de PDVSA, es necesario
reestructurarla y redimensionarla para su consolidación como empresa
pública y competitiva enfocada en el sector de hidrocarburos”. La
propuesta es clara: rescatar a PDVSA como empresa pública.
¿Por qué es necesario
reformar la Ley de Hidrocarburos?
Venezuela ha perdido dos
tercios (2/3) de su producción efectiva de crudo en menos de dos décadas para
llegar hoy a los niveles de producción más bajos en los últimos 70 años. Sólo
un monumental flujo de inversiones puede parar la debacle, quebrar la
tendencia, y promover gradualmente la recuperación. La Ley de Hidrocarburos que
hoy existe, se diseñó y sancionó en un ambiente de precios altos y costos aún
bajos que PDVSA ya no disfruta, y estableció un modelo de negocios donde toda
inversión en petróleo debía hacerse conjuntamente en empresa mixta con PDVSA.
Pero PDVSA en medio de una crisis financiera y operativa sin precedentes, no
tiene un dólar para invertir en ningún proyecto (en marcha o en estudio). Así
que los potenciales inversionistas, por un gran cúmulo de razones, pero
fundamentalmente por esta veda legal, no invierten.
Plan País, intenta preparar
el escenario para promover nuevas inversiones de origen privado, nacional e
internacional (numeral 33), con la idea de salir del modelo de monopolio
estatal y sentar las bases para desarrollar una
verdadero cluster industrial energético competitivo, donde PDVSA también
pueda participar. Para crear esos incentivos y avanzar hacia un nuevo modelo
energético, se precisan cambios en la Ley de Hidrocarburos. Un excelente y
mucha más amplia explicación de la necesidad de una nueva Ley puede verse en aquí en Prodavinci.
¿Qué sentido tiene esa
Agencia Venezolana de Hidrocarburos (AVH)?
Como bien señalan en un
trabajo reciente Guevara y Bellorín (2019) y siguiendo la propuesta de López y
Baquero (2017) en Venezuela Energética, el sector energético y de los
hidrocarburos venezolano debe comenzar a desenvolverse en condiciones de
competencia abierta y transparente, donde pueda fiscalizarse cabalmente el
cumplimiento de leyes, reglamentos y compromisos por parte de las empresas
petroleras (incluyendo a PDVSA), donde el monopolio estatal no sea además el
regulador. Por eso, Plan País promueve la creación de un regulador
independiente, transparente y con personal altamente calificado para “la
administración eficiente, autónoma y técnica de los yacimientos, así como para
regular y supervisar el sector” (numeral 34).
Habría que agregar que una
misión importante de la AVH será la de ejecutar rondas regulares de licitación
petroleras y gasíferas como paso inicial para atraer inversiones nacionales e
internacionales.
¿Plan País estima el tiempo
que tomará llevar a producción de crudo a 3 millones de barriles/día?
Plan País no constituye un
ejercicio de programación con metas cuantitativas. Como señalamos antes, es un
acuerdo marco en torno a unos lineamientos generales para sacar al país de la
crisis.
En cualquier caso, una
estimación de cuánto tiempo tomaría llevar la producción de crudo a un
determinado nivel meta, pasa por las complejidades de determinar el monto y el
perfil de desembolsos de las nuevas inversiones, el potencial de las áreas en
licitación, las dificultades técnicas para la explotación, las restricciones de
recursos no financieros, las tecnologías a emplear, etc.
¿Qué contempla Plan País
para recuperar la producción agropecuaria y de alimentos?
El sector productor de
alimentos no procesados y de animales para el consumo humano ha sido
terriblemente afectado por las confiscaciones y expropiaciones agrarias arbitrarias,
por la carencia de insumos fundamentales, por la falta de financiamiento, por
la frágil infraestructura, por la inseguridad, y por las políticas de
controles.
Plan País está volcado a
promover el cambio en muchas de estas realidades. Se abren oportunidades para
disponer de las divisas y de un mercado cambiario para traer semillas,
fertilizantes, vacunas implementos y maquinaria agrícola (numeral 17); para el
restablecimiento de los derechos de los propietarios afectados por
expropiaciones arbitrarias (numeral 23); para el restablecimiento de los
mecanismos de mercado y favorecer el crecimiento productivo (numerales 21 y
26); para el fortalecimiento de la intermediación financiera por el sector
bancario (numeral 26), y para desarrollar un plan de emergencia que atienda las
graves dificultades de los servicios públicos (numeral 27).
Admitiendo que estas
acciones puedan ser aún aisladas e insuficientes, Plan País además señala que
“se formulará un Plan de Desarrollo Agropecuario orientado a estimular la
producción nacional para el abastecimiento de alimentos estratégicos para los
venezolanos, así como para impulsar la agenda exportable” (numeral 24).
18-03-19
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