Carlos Tablante 19 de marzo de 2019
@TablanteOficial
Apagado,
paralizado, a la defensiva y atrincherado en la soberbia y en una ambición de
poder sin límites, Maduro, totalmente insensible al sufrimiento y dolor de los
venezolanos, se niega a negociar su retiro de Miraflores para dar paso a una
transición pacífica y electoral hacia un gobierno de unidad nacional de todos y
para todos.
El
imparable avance de Guaidó representa la alternativa democrática de cambio y de
futuro, respaldada por millones de venezolanos y gran parte de la comunidad
internacional.
Es fundamental
la incorporación de los sectores populares. Los mismos barrios que votaron en
2015 mayoritariamente por la oposición dando el triunfo en la Asamblea
Nacional, deben ahora tener el rol protagónico en esta etapa decisiva. La
prioridad debe ser abrir el canal de ayuda humanitaria con la cooperación
internacional de organizaciones como Cáritas, la Cruz Roja y el voluntariado
que dirige el diputado Miguel Pizarro, para atender las urgentes necesidades de
alimentos y medicinas.
Al
mismo tiempo, el Plan País debe tener un rostro mas humano donde la mano
invisible del mercado y la libre competitividad esté compensada con la
presencia de un Estado con instituciones fuertes para lograr cohesión social y
una mejor convivencia en una sociedad de bienestar.
Lo
urgente es atender la crisis humanitaria con políticas públicas sostenibles
para igualarnos todos hacia arriba, mejorando las condiciones de vida y con
oportunidades, sin exclusión. Tanta competitividad cómo sea posible y tanto
Estado como sea necesario, porque como ya sabemos, no se puede repartir la
riqueza que no se produce. Debemos transformar la materia prima en productos
terminados hechos en Venezuela, ser menos dependientes de las importaciones,
aumentar la producción petrolera para que sea la palanca de la diversificación
del modelo económico, reformar al Estado para democratizarlo, descentralizarlo
y tener un sistema de Justicia idóneo. Para ello es indispensable una gran
reforma educativa que promueva el emprendimiento, la innovación y la excelencia.
Se
debe reparar el daño a las víctimas de las expropiaciones, atraer inversiones
privadas nacionales y extranjeras, privatizar empresas convertidas en pasivos
por la ineficiencia y la corrupción, recuperar los bienes y fondos robados al
patrimonio público, entre otras acciones importantes.
Para
lograr todo esto es necesario curar a nuestra Venezuela de tantas heridas.
Liberar a todos los presos políticos, detener la violencia y la sistemática
violación de los derechos humanos. La mejor fórmula es aquella que se apoye en
la reconciliación, la renovación de la política, un nuevo liderazgo que sea
capaz de mirar por el retrovisor solo lo necesario para aprovechar lo mejor de
las experiencias del pasado y con visión de futuro, cargada de creatividad e
inteligencia, construir entre todos la Venezuela que queremos y seremos.
Carlos
Tablante
@TablanteOficial
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