Luis Manuel Esculpi 27 de marzo de 2019
@lmesculpi
Resolver
en el día a día de nuestro país es cada vez más difícil. La cotidianidad es
agobiante para la inmensa mayoría. La desesperación se manifiesta en una gama
de variables; desde la emigración en búsqueda de oportunidades, hasta el deseo
de una invasión militar, sobre todo esta última circula profusamente en las
redes sociales; aunque sí nos atenemos a los resultados de encuestas recientes,
no pareciera contar con el respaldo que se expresa desde los teclados.
Esa
misma mayoría aspira razonablemente salir de la actual situación cuanto antes,
obviamente no se trata solo de deseos, no nos cansamos de repetir que los
tiempos de la lucha social y política no están solo determinados por nuestros
anhelos, la terca realidad cuenta a la hora de los desenlaces
La
situación actual es incomparablemente superior a la confrontada a fines del año
pasado, los avances han sido notables en el campo de las fuerzas democráticas,
la unidad es un factor fundamental en la recuperación de la iniciativa
política, nos aproximamos a una coyuntura decisiva, la presión nacional e
internacional se intensifica y la alternativa de cambio aparece con mayor
nitidez.
La
desesperación en el territorio adversario tiene otros signos, el sentirse
aislado le exaspera, comienzan a vislumbrarse fisuras en su entorno, crece la
desconfianza hacia el factor determinante que lo sostiene, el aferrarse a
mantener los privilegios le puede resultar sumamente costoso. Temen a la
desbandada como sustituto de las actuales deserciones individuales pero
continuas. Saben que no las tienen todas consigo. Aparentan fortalezas, para
disimular debilidades, apelan a la
manipulación más descarada y a la represión feroz.
A
pesar de todas las dificultades presentes en la sociedad venezolana, el
panorama político no luce sombrío, las expectativas transformadoras están en el
ambiente general, la voluntad de cambio no podrá ser contenida con las
acostumbradas artimañas, ni por la acción represiva.
La
dirección está consciente de todas las potencialidades actuales, de los
escollos por superar y del rol que tiene que cumplir. Se ha colocado a la
altura de la circunstancias, ha sopesado sus actuaciones, no exentas de suma
audacia y evidente coraje. La ruta diseñada cuenta con amplio respaldo y existe
la plena disposición a perseverar en ella hasta conquistar el objetivo
propuesto.
Existen
abundantes razones para confiar en la conducción y el liderazgo emergente,
plantear exigencias o reclamos por no alcanzar alguna meta, luce un
despropósito, en tres meses se ha producido un cambio en la magnitud y calidad
de la lucha que no puede ser opacado por la impaciencia. No se trata de
solicitar lo contrario, algo así como un aguante estoico que sería absurdo, sino de una
comprensión de la realidad y asumir a conciencia la complejidad de la
lucha que estamos emprendiendo.
Se
trata de no perder las perspectivas, mantener la constancia y el acompañamiento
de las acciones planificadas en correspondencia con la estrategia para lograr
el cambio político, condición imprescindible para salir del atolladero en el
cual nos encontramos los venezolanos
El
estrepitoso fracaso del modelo implantado bajo la falsa denominación de
“socialismo del siglo XXI”, es en verdad
un proyecto decimonónico que corrió
la misma suerte en todos los lugares donde se intentó imponer. Además,
la camarilla usurpadora tiene el descaro de hablar de independencia y
soberanía. cuando han asumido una conducta vergonzante, sumisa y entreguista
ante el régimen cubano, junto a los beneficios otorgados en el suministro suministro de petróleo, le
han concedido una onminosa presencia en áreas tan sensibles y vitales como la
seguridad, identificación, registros y notarias, tal como ha sido denunciado
por numerosos oficiales hasta en las propias Fuerzas Armadas.
Luis
Manuel Esculpi
@lmesculpi
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