Luis Manuel Esculpi 09 de abril de 2019
@lmesculpi
Fue un
día domingo, los apagones y la falta de agua en Caracas conformaban un cuadro
verdaderamente insoportable. La molestia se transformaba en desespero, el
creciente descontento recorría todos los espacios del municipio Libertador, la
indignación dio paso a la movilización, la otrora capital identificada con el
chavismo-madurismo manifestó protestando en treinta y siete lugares de su
geografía.
La
protesta fue eminentemente pacífica, la violencia fue protagonizada por el
grupo paramilitar que salvajemente actuó en la avenida Fuerzas Armadas, y la
FAES esa misma noche en San José y San Martín. Lo cierto es que la jornada de ese
día generó una gran preocupación en Maduro y compañía, temiendo el inicio de
una explosión social, paradójicamente, quienes justificaron el golpe del 4 de
febrero basados en el denominado Caracazo, ahora sufren de ese síndrome, porque
saben que la situación económica, social y política, unida a la grave crisis de
los servicios públicos es infinitamente superior que la que se vivía para el
año noventa y dos.
Llama
particularmente la atención la inhibición de los cuerpos tradicionalmente
represivos, al no actuar el domingo de las protestas, a partir de esa
experiencia reciente, han concentrado los esfuerzos en suministrarle energía
eléctrica y el servicio de agua al área metropolitana de Caracas., incluso en
detrimento de otras regiones del país; según fuentes del periodista Elides
Rojas, la capital fue excluida del racionamiento de luz eléctrica por exigencia
de los militares a raíz de esas movilizaciones.
En
otro orden de ideas se evidencian las contradicciones expresadas por algunos
sectores, que a menudo se quejaban por la inexistencia de protestas a pesar de
las calamidades, ahora se quejan cuando ellas se producen, porque pueden
originar repuestas violentas, obviando las razones justas que las motivan y el
carácter pacífico que prevaleció en esas manifestaciones.
Maduro
y los Rodriguez consideran haber tomado un respiro con la “normalización” de
los servicios objetos del reclamo popular en algunas regiones, sin embargo
están conscientes aunque prediquen otra cosa, del inmenso descontento hacia su
gestión, y la pérdida de credibilidad creciente, así como la mayoría no se
comió el cuento de la guerra económica, tampoco cree la versión de el ataque
“electromagnético” para justificar la ineficacia, falta de mantenimiento y
corrupción como los factores principales que causaron el colapso del sistema
eléctrico.
Aspiran
retomar la ofensiva y provocar el desconcierto en la mayoría, tarea que no les
resultará nada fácil, ya que no existe la menor comparación entre las dos
movilizaciones realizadas el pasado sábado, mientras la convocada por la
Asamblea Nacional en la avenida Francisco de Miranda fue multitudinaria , la de
Miraflores no superó las dimensiones de las concentraciones más recientes en
ese lugar.
La
otra iniciativa fue la de solicitar de nuevo un diálogo, esta vez hablo del
acompañamiento de México, Uruguay y Bolivia y del Caricom, es decir con sus
aliados, solo le faltó mencionar a Cuba y Nicaragua. Ese llamado tendría algún
sentido si estaba acompañado de la disposición que han venido negando reiteradamente,
la de dar el paso a un lado para facilitar la transición y realizar elecciones
limpias, como mecanismo culminante para salir de la crisis. Esos planteamientos
constituyen la esencia de la plataforma de las fuerzas democráticas, con sus
matices tienen el respaldo mayoritario de la comunidad democrática
internacional.
La
propuesta de un diálogo para ganar tiempo, o para repetir las escenas de otros
intentos, tiene todas las características de una maniobra propagandística, que
no será acogida por la mayoría. Si a ello se le suma el incumplimiento de
compromisos adquiridos en anteriores oportunidades, la ausencia de voluntad
política para facilitar un proceso de desenlace que posibilite la salida a la
crisis recorriendo una ruta pacífica, democrática y electoral; esa proposición
tal como ha sido formulada no tiene viabilidad.
Luis
Manuel Esculpi
@lmesculpi
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