Alberto D. Prieto 01 de mayo de 2019
El aún presidente de la Asamblea
Constituyente es buscado por narcotráfico en EEUU, y Rusia ya ha dado su 'ok' a
que sea uno de los sacrificados.
Cuando
en la tarde de este martes, hora estadounidense, John Bolton se
plantó en la escalinata de la Casa Blanca delante de los micrófonos no sólo
sorprendió que lo hiciera -es extremadamente inhabitual una comparecencia improvisada
del asesor de Donald Trump- sino lo que dijo.
"Figuras
clave como el ministro de Defensa, el presidente del Tribunal Supremo y el jefe
de la Guardia Presidencial han sido identificados como quienes estaban
negociando con la oposición", reveló Bolton. "Así, que si eres
Nicolás Maduro, ¿podrías seguir mirando a la cara a tu ministro de Defensa y
confiar en él? No lo creo. Pienso que Maduro está ahora dentro de una botella
llena de escorpiones y ya es todo cuestión de tiempo".
El
consejero de Seguridad Nacional de Trump se refería a Mikael Moreno, Vladimir
Padrino López y Rafael Hernández Dala, quienes quedaban
señalados ante el mundo como los caballos de Troya de la
"operación Libertad" en Venezuela.
La jugada
parecía estancada porque habían pasado ya ocho horas de que Juan
Guaidó y Leopoldo López aparecieran rodeados
de militares armados en la Base La Carlota de Caracas anunciando el
inicio del "fin de la usurpación" del poder por parte de Nicolás
Maduro. Y Bolton echaba un órdago dejando al descubierto una gran parte de
sus cartas clave en Venezuela.
El
preso político, liberado esa madrugada con la colaboración del Sebin, se
había retirado de la circulación por su seguridad y para evitar servir como
excusa de enfrentamientos civiles. La represión había comenzado y las
fuerzas chavistas lanzaban gases lacrimógenos a los manifestantes. Una tanqueta
llegó a atropellar a varios de ellos en el centro de Caracas. López,
"comprometido con la salida pacífica", según Sergio Contreras -coordinador
de Voluntad Popular en España-, buscó alojamiento en la Embajada de Chile, y lo
halló en la de España.
La
iniciativa, audaz y arriesgada, no se había lanzado de manera improvisada, pero
sí se adelantó una jornada respecto a lo previsto, según las
fuentes consultadas. Esto obligó a reaccionar con rapidez a las cancillerías de
los países implicados en apoyo de Guaidó y López: Colombia, Brasil y, por
supuesto y sobre todo, Estados Unidos.
Y es
que por detrás, la maniobra contaba con todo el apoyo necesario a nivel
nacional e internacional. Según fuentes conocedoras de la negociación
contactadas por EL ESPAÑOL, y a la espera de tener que hacerlo
públicamente, Vladimir Putin, había aceptado la salida democrática.
Tras negarse durante meses a la caída de su puntal en Latinoamérica, el
presidente ruso dio su brazo a torcer cuando obtuvo garantías del
presidente encargado, Juan Guaidó, de que Moscú cobrará la deuda que
Caracas ha contraído con su mayor apoyo internacional.
Putin
era la pieza que faltaba hasta ese momento. Porque desde enero -si no antes,
claro- la oposición democrática venezolana ya iba de la mano de la
Administración estadounidense. Y, de hecho, por mucho que sus declaraciones
sean incendiarias calificando de "golpe de Estado" la maniobra de
Guaidó este 30 de abril, el propio dictador Nicolás Maduro había
aceptado finalmente el plan.
"Lo
que dijo Bolton era cierto", explican las citadas fuentes. Maduro
había acordado con Trump, Putin y Guaidó la salida a Cuba -ya tenía un
avión preparado, según fuentes militares venezolanas-, pero como puente hacia
otro exilio más "agradable", previo paso por Moscú. "Quizás
República Dominicana", explica esta fuente.
Cabello se negó a caer
El
caso es que la carta que quedaba sola en este castillo de naipes era Diosdado
Cabello, actual presidente de la llamada Asamblea Nacional Constituyente
(ANC). Este artefacto convocado por Maduro para sustituir los poderes del
Parlamento, cuya mayoría cualificada es de la oposición desde las elecciones
del 6 de diciembre de 2015, es el órgano de fuerza de Cabello.
El número
dos de facto del régimen tiene una orden de busca y captura
internacional librada por la DEA, la agencia antidroga de EEUU. Y es ya
"una cuestión de honor" para Washington tener ese "trofeo",
explica Sergio Contreras. El coordinador en España del partido
político de López y Guaidó es un periodista represaliado, torturado y ex preso
político de Maduro. "Si cae Cabello, está hecho, todo se
acaba", concluye el periodista Francisco Poleo desde
Miami.
El
director ejecutivo de El Nuevo País, uno de los pocos medios libres
que quedan en el país caribeño, explica que Diosdado Cabello se sabe la cabeza
de turco de toda esta operación. Y él aún controla a parte del Ejército,
como representante de los jefes militares en los círculos de poder del régimen,
en realidad, más que como su líder. Y negándose a caer, se evitó que los
demócratas lograran el control de todos los mandos del Ejército, y se
detuvo -quizás sólo temporalmente- la "operación Libertad".
Acusado
de operar como el líder del llamado "cártel de los Soles" -la
organización narcotraficante organizada alrededor del régimen chavista en
alianza con los reductos de las FARC y el ELN colombianos-, Washington lo
quiere preso. Y para él no se había diseñado una salida en la maniobra
impulsada este 30 de abril.
Donald
Trump lo quiere preso, a Vladimir Putin no le va nada en su destino y Juan
Guaidó sí necesita un líder caído para que su liderazgo efectivo no se
inicie deslegitimado. Es preciso darle al pueblo alguien que pague su
desesperación por la hiperinflación, la falta de alimentos y medicinas y la
parálisis total del país. "Hoy Venezuela es más que un Estado
fallido, es un Estado calamidad", explica Contreras a este periódico.
"Tras los colapsos
eléctricos del mes pasado, no se ha vuelto a reanudar la producción...
no hay de nada".
Los papeles asignados
Otro
de los líderes que tampoco tienen asidero es Tareck El Aissami,
hasta hace tres meses vicepresidente y ahora ministro del Poder Popular. De
origen libanés, se le considera el enlace del régimen chavista con Irán
y el grupo terrorista chií Hizbulah, que utiliza Venezuela como base de
operaciones en el cono sur americano. "A éste lo reclama Israel, es otra
de las fichas que deben caer y que se resiste a hacerlo", explica Poleo a
EL ESPAÑOL.
La
tarde de este miércoles puede ser clave. Las tres bazas ganadoras de
Bolton tienen un rol que jugar este 1 de mayo: Mikael Moreno, presidente del
Tribunal Supremo, ha convocado en día festivo una sesión extraordinaria del
pleno. ¿Para qué? El papel que le ha asignado Washington es el de facilitar
la caída de Cabello, declarando ilegítima la ANC. En ese momento Vladimir
Padrino, general de mayor rango del Ejército y ministro de Defensa, "se
vería empoderado legalmente" para ordenar la detención de
Cabello.
Entretando,
Hernández Dala debe facilitar desde el Sebin "la coordinación de
los mandos de la Fuerza Armada" para organizar la transición pacífica.
"El problema es que los sublevados están armados... tanto como los
fieles a Cabello", explica Contreras. "Y ningún venezolano con
dos dedos de frente quiere arriesgar un enfrentamiento entre militares o, peor,
con civiles implicados". Contreras no lo pronuncia en sus términos
concretos, pero sí lo hace Poleo: "La guerra civil es una posibilidad,
es un peligro, porque los militares son sólo fieles a sí mismos".
Es
decir, a salvar su posición y su sueldo. "De la ley a la ley",
pregonan los líderes democráticos venezolanos como empeño de llevar la
transición de modo pacífico. Pero ese compromiso de Guaidó que, de un lado,
está haciendo que se desarrolle muy lentamente la "operación
Libertad" tiene, de otro lado también, un reverso tenebroso. Porque es
precisamente esa divisa la que están exigiendo los mandos militares para verse
limpios cuando cambie el régimen.. o por si no termina de cambiar.
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