Por Fernando Pereira
Sus pequeños dedos se mueven
como pez en el agua entre las teclas del punto de venta. “¿Número de cédula?
¿tipo de cuenta?” La voz delata a una niña que no debe pasar de 10 años. Ayuda
a su papá (o trabaja con él) en un puesto de economía informal en
las proximidades de la Plaza Brión de Chacaíto.
Niurka no sabe que el 12 de
junio se conmemora el Día Mundial contra el
trabajo infantil. Forma parte, sin saberlo, de los 152 millones de
niños de niños víctimas del trabajo infantil (entre 5 y 11 años) que según la
Organización Internacional del Trabajo (OIT) existen en todo el mundo.
Desde el año 2002 la OIT estableció
este como una oportunidad para tomar conciencia sobre la situación de este
vulnerable sector de la población. Este año, el Día mundial contra el trabajo
infantil examinará los avances logrados a lo largo de los 100 años de apoyo de
la OIT a los países para luchar contra el trabajo infantil.
El caso de Niurka no es
único ni aislado; aunque las autoridades así lo digan. Se pregona que la
universalización de la educación es un hecho y que los niños están en las
escuelas. Esto no está corroborado por los hechos pues no hay estadísticas
oficiales actualizadas al respecto.
El último pronunciamiento
oficial del que tenemos conocimiento data del 2012 donde las autoridades dan
cuenta de una disminución del trabajo infantil en el decenio de los
2000: “El Estado venezolano a través del Instituto de la niñez, impulsa el “Programa
para la Dignificación de Adolescentes Trabajadores (PRODINAT), el cual
atiende al sector de adolescentes trabajadores procurando su emigración a
actividades económicas dignificantes, generando acciones interinstitucionales
en la lucha contra la explotación laboral que pueda afectar su salud y
desarrollo integral, promoviendo su participación en la elaboración de las
políticas de protección. Actualmente se cuenta con 3 Unidad de Producción
Social, en los estados Lara, Trujillo y Mérida donde participan 45
adolescentes” (Informe Oficial ante el Comité de los Derechos del Niño
presentado por la Cancillería).
Ciertamente las condiciones
del país en ese período no revestían el deterioro social de hoy; pero que se
presente como un logro de estado la atención de 45 adolescentes indica que el
estado no considera una prioridad la protección de esta población y se ufana de
presentar unos logros más propios de la rendición de cuentas de una parroquia u
ONG.
El propio Comité de Derechos
del Niño de la ONU exhorta al Estado en 2014: “El Comité sigue preocupado por
la prevalencia del trabajo infantil. El Comité lamenta la falta de
información sobre el alcance del trabajo infantil y las formas en que se
manifiesta, en particular las peores formas de trabajo infantil. El Comité
recomienda además al Estado parte que preste especial atención a las peores
formas de trabajo infantil, de conformidad con el Convenio de la Organización
Internacional del Trabajo (OIT) de 1999 (Nº 182) sobre la Prohibición de las
Peores Formas de Trabajo Infantil (Octubre 2014).
El trabajo infantil se
multiplica
Desde entonces, la situación
se fue deteriorando progresivamente sin que el Estado tomara ninguna de las
medidas necesarias y miles de Niurkas salieron a las calles, campos,
mercados municipales, minas del estado Bolívar, pimpinean gasolina, bachaquean
cualquier producto. Muchos de ellos no tienen cerca a un familiar que
los proteja y están sometidos a la explotación en todas sus expresiones.
Nuestro anhelo es que se
haga realidad el lema que la OIT tomó para este año: “Los niños no deberían
trabajar en los campos, sino en sus sueños” Sabemos que para que se haga
realidad la economía del país debe posibilitar que las familias puedan
alimentar y mandar sus hijos a la escuela contando con el apoyo de programas
públicos para las familias y niños que lo requieren.
Foto: https://www.indh.cl
13-06-19
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