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sábado, 15 de junio de 2019

Los niños no deberían trabajar, sino en sus sueños por @CECODAP @FERNANPEREIRAV



Por Fernando Pereira


Sus pequeños dedos se mueven como pez en el agua entre las teclas del punto de venta. “¿Número de cédula? ¿tipo de cuenta?” La voz delata a una niña que no debe pasar de 10 años. Ayuda a su papá (o trabaja con él) en un puesto de economía informal  en las proximidades de la Plaza Brión de Chacaíto.

Niurka no sabe que el 12 de junio se conmemora el Día Mundial contra el trabajo infantil. Forma parte, sin saberlo, de los 152 millones de niños de niños víctimas del trabajo infantil (entre 5 y 11 años) que según la Organización Internacional del Trabajo (OIT) existen en todo el mundo.

Desde el año 2002 la OIT estableció este como una oportunidad para tomar conciencia sobre la situación de este vulnerable sector de la población. Este año, el Día mundial contra el trabajo infantil examinará los avances logrados a lo largo de los 100 años de apoyo de la OIT a los países para luchar contra el trabajo infantil.

El caso de Niurka no es único ni aislado; aunque las autoridades así lo digan. Se pregona que la universalización de la educación es un hecho y que los niños están en las escuelas. Esto no está corroborado por los hechos pues no hay estadísticas oficiales actualizadas al respecto.

El último pronunciamiento oficial del que tenemos conocimiento data del 2012 donde las autoridades dan cuenta de una disminución del trabajo infantil en el decenio de los 2000: “El Estado venezolano a través del Instituto de la niñez, impulsa el “Programa para la Dignificación de Adolescentes Trabajadores (PRODINAT), el cual atiende al sector de adolescentes trabajadores procurando su emigración a actividades económicas dignificantes, generando acciones interinstitucionales en la lucha contra la explotación laboral que pueda afectar su salud y desarrollo integral, promoviendo su participación en la elaboración de las políticas de protección. Actualmente se cuenta con 3 Unidad de Producción Social, en los estados Lara, Trujillo y Mérida donde participan 45 adolescentes” (Informe Oficial ante el Comité de los Derechos del Niño presentado por la Cancillería).


Ciertamente las condiciones del país en ese período no revestían el deterioro social de hoy; pero que se presente como un logro de estado la atención de 45 adolescentes indica que el estado no considera una prioridad la protección de esta población y se ufana de presentar unos logros más propios de la rendición de cuentas de una parroquia u ONG.

El propio Comité de Derechos del Niño de la ONU exhorta al Estado en 2014: “El Comité sigue preocupado por la prevalencia del trabajo infantil. El Comité lamenta la falta de información sobre el alcance del trabajo infantil y las formas en que se manifiesta, en particular las peores formas de trabajo infantil. El Comité recomienda además al Estado parte que preste especial atención a las peores formas de trabajo infantil, de conformidad con el Convenio de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) de 1999 (Nº 182) sobre la Prohibición de las Peores Formas de Trabajo Infantil (Octubre 2014).

El trabajo infantil se multiplica

Desde entonces, la situación se fue deteriorando progresivamente sin que el Estado tomara ninguna de las medidas necesarias y  miles de Niurkas salieron a las calles, campos, mercados municipales, minas del estado Bolívar, pimpinean gasolina, bachaquean cualquier producto. Muchos de ellos no tienen cerca a un familiar que los proteja y están sometidos a la explotación en todas sus expresiones.

Nuestro anhelo es que se haga realidad el lema que la OIT tomó para este año: “Los niños no deberían trabajar en los campos, sino en sus sueños” Sabemos que para que se haga realidad la economía del país debe posibilitar que las familias puedan alimentar y mandar sus hijos a la escuela contando con el apoyo de programas públicos para las familias y niños que lo requieren.

Foto: https://www.indh.cl

13-06-19




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