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martes, 28 de enero de 2014

¡Atención, señores de la OIT!, @Mario_Villegas


Por Mario Villegas, 26/01/2014

¡Caramba! Ya han pasado cinco años completicos desde que un zarpazo del autoritarismo pisoteó mis derechos constitucionales al trabajo y a la libre opinión, en castigo por el “delito” de ejercer la libertad de expresión y negarme a vestir franela y gorra rojas en mi actividad profesional como modesto trabajador al servicio de la administración pública.

Fue justamente en enero de 2009 cuando se consumó aquella arbitraria destitución del Servicio Nacional Integrado de Administración Aduanera y Tributaria (SENIAT), punto culminante de un largo proceso de persecución laboral que me llevó, en mayo de 2008, a ser trasladado ilegalmente a la Aduana de Santa Elena de Uairén, en la frontera con Brasil y a 1.400 kilómetros de mi residencia familiar en Caracas. De acuerdo con el estatuto de personal del SENIAT, ese abrupto traslado no podía realizarse sin el consentimiento del trabajador.

Numerosas y sentidas muestras de solidaridad de los más disímiles sectores del país se hicieron presentes en defensa de mis derechos y en contra de aquella injusticia que me hacía víctima a mí y a mi familia de las arbitrariedades de un desenfrenado poder. El caso motivó un sinnúmero de publicaciones periodísticas, opiniones de diversos colegas, chavistas y no chavistas, además de pronunciamientos de varios organismos gremiales de los periodistas y de organizaciones defensoras de los derechos humanos.

Mi hermano Vladimir, para entonces un importante cuadro del chavismo, condenó desde su columna semanal en El Nacional y bajo el título “Un Gulag en el SENIAT”, lo que calificó como una medida “apestosa a estalinismo, que de ninguna manera doblegaría” mi posición política. Mi otro hermano, Ernesto, hoy en funciones de ministro, primero del presidente Hugo Chávez y ahora del presidente Nicolás Maduro, también por propia iniciativa se pronunció en su programa de Venezolana de Televisión contra lo que consideró una factura política. “Ojalá el gobierno tuviera mil Mario Villegas, que independientemente de su postura política cumplan con su trabajo. Hay muchos que se ponen una gorra roja o una franela roja y no lo cumplen, o en realidad son aprovechados oportunistas que se las dan de revolucionarios”, dijo con notoria indignación entre muchos otros argumentos. Además, Ernesto dedicó también al caso su columna del semanario Quinto Día bajo el título “El autogol”.

Tanto a ellos, como al resto de quienes se pronunciaron valientemente sobre este caso, les estaré eternamente agradecido.

Y, a propósito de valentías, tiempo después un juez valiente dejó sin efecto aquel arbitrario traslado. Pero esta decisión desató la ira del mandamás aduanero y tributario, cuya sed de retaliación lo condujo a ordenar mi ilegal despido en enero de 2009, hace exactamente cinco años.

Aquellos hechos vienen ahora a la memoria justo al percatarme que ese quinto aniversario coincide con la llegada al país de una Misión Tripartita de la Organización Internacional del Trabajo, con la cual esta misma semana habrán de reunirse representantes del gobierno, del sector empresarial y del movimiento sindical en sus distintas vertientes.

De modo que cuando me tomo la licencia de tocar este tema en mi columna de hoy lo hago con el ánimo de mostrar un pequeño ejemplo, apenas uno de los muchos existentes, que evidencian que en Venezuela ciertamente se violentan los derechos constitucionales y se discrimina laboralmente a quienes se resisten a ser avasallados por la prepotencia y el pensamiento único entronizados en el poder.

Las prácticas antiobreras y antisindicales son moneda de uso corriente en la Venezuela de hoy, paradoja difícil de entender en una presunta revolución socialista y con un presidente que se proclama obrerista.

Cinco años más tarde, el caso está ahora en la Corte de lo Contencioso Administrativo. Otra evidencia de que nuestro sistema de justicia está de espaldas a la celeridad procesal que en materia laboral prevalece en el mundo y que postulan los convenios internacionales de la OIT.

ENTREVISTA

Luis Enrique Alcalá (“Doctor Político”)
“Si yo fuera malandro estaría
feliz con este gobierno”

-Si como dice el gobierno los venezolanos somos menos pobres ¿Cómo se explica que tengamos más delincuencia y más violencia social?
-En efecto, el Banco Mundial reporta para el año 2012 un descenso del 20 por ciento de la pobreza en Venezuela. Pero, los psicólogos sociales han comprobado que la violencia se aprende de modelos agresivos y el gobierno venezolano es particularmente pugnaz y agresivo y promueve el desprecio por la propiedad privada.

-¿Se debate el presidente Nicolás Maduro entre honrar el legado de Hugo Chávez y construir su propio legado?
-Pareciera que sí porque acaba de decir que la revolución debe revisarse para no entrar en una fase de decadencia. Y la realidad en inseguridad y en economía lo obliga a pensar en su propio legado.

-¿Cómo lee los cambios introducidos por el Presidente en su gabinete ministerial?
-Este es un gobierno de muy poca capacidad de gestión con muy pocas figuras que deben ocuparse cada vez más de los escaparates que él mismo se echa en el lomo. Además de las estatizaciones, cada misión que inventa añade nuevas cargas sobre sus escasos funcionarios de mediana competencia.

-¿Hasta cuándo durará el romance del gobierno nacional con los gobernadores y alcaldes de la oposición?
-No habiendo en el panorama inminentes eventos electorales, la propensión al diálogo debiera durar por un buen tiempo. La debilidad de la oposición le permitirá esa luna de miel extendida, mientras que el gobierno necesita de ese diálogo por la cantidad de problemas que tiene encima.

-El MAS dice no estar con el gobierno ni con la oposición. ¿Puede un partido ser ni-ni?
-Sí podría serlo, podría adoptar una tercera posición. El problema del MAS, como todo los demás partidos, es que es una formación ideológica y, por tanto, forma parte de la vieja política por definición.

-¿Hacia dónde o hacia quiénes debería apuntar la oposición para escoger su próximo candidato presidencial?
-La oposición tendría que hacerse una lobotomía para dejar de pensarse como oposición y dejar de pensarse en términos ideológicos. El futuro de la política es transideológico y postideológico. Pero en todo caso, parece que la mejorcita opción que tiene la oposición en este momento es Henri Falcón. Todos los demás o están demasiados marcados por su herencia bipartidista o son tan radicales como lo más radical del chavismo.

-¿Y quién será en el chavismo el sucesor de Maduro?
-Yo no veo sucesor de Maduro en la próxima década, a menos que el gobierno colapse por fuerza de las dificultades económicas y sociales no resueltas.

-¿Se acabó la Mesa de la Unidad Democrática?
-El comediante español Enrique Javier Poncela definió a un bote salvavidas como una lancha que sirve para que se ahoguen juntos los que se iban a ahogar por separado. Eso es la Mesa de la Unidad. La falla de origen de la oposición es justamente entenderse como tal y no como una fórmula política que existiría aunque el chavismo no existiera. La madre de la MUD era la Coordinadora Democrática y ya falleció. La MUD puede estar pariendo una nieta de la Coordinadora Democrática. En Venezuela hace falta una sorpresa política que trascienda la película de la polarización en blanco y negro.

-¿Y qué va a pasar con el Polo Patriótico?
-En el Polo, a diferencia de la MUD, el PSUV es mucho más grande que el más grande de sus socios, pero es también como la MUD una alianza electoral, que en ausencia de eventos electorales inminentes pasará a un segundo plano.

-¿Le agradaría ser diputado a la Asamblea Nacional?
-No. Yo tengo vocación y experiencia ejecutiva exitosa, no legislativa.

-A propósito del auge delictivo ¿Cuánto de perniciosas tienen las telenovelas?
-La telenovela es una forma popular de literatura y la literatura refleja la realidad. Tú no debes quejarte o estar inconforme con el espejo sino con la fealdad de tu propia cara.

-¿Y el discurso político?
-El discurso político tiene de perniciosa la parte de la pugnacidad a la que me refería al comienzo y que es habitual en un concepto de la política como lucha por el poder. Si yo fuera malandro, estaría feliz con este gobierno, que es un modelo agresivo y además desprecia la propiedad privada. O sea, si ser rico es malo, cuando robo o mato a un rico estoy eliminando la maldad.

Mario Villegas
@mario_villegas

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