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lunes, 20 de enero de 2014

Venezuela: Un nuevo gabinete sin nada nuevo

Por MARIA TERESA ROMERO Caracas, 12 enero 2014

Con bombos y platillos el gobierno de Nicolás Maduro acaba de nombrar un nuevo gabinete ministerial, justo en los días que la opinión pública nacional despertaba de las celebraciones navideñas y de la fiesta de la Epifanía con una súbita manifestación de descontento y rabia en las calles y en las redes sociales. Los homicidios de la ex miss y actriz venezolana Mónica Spear y su esposo en una de las vías más transitadas del país, luego de caer en un hueco y ser asaltados por delincuentes comunes, quienes además dejaron herida a la hija de cinco años de la pareja fallecida, sacó de golpe a los venezolanos de la modorra decembrina.

La pérdida de esta querida joven actriz fue el rostro visible de la realidad que todos los días vivimos los habitantes de este país petrolero. Nos hizo tocar tierra con la dolorosa y descompuesta situación nacional, que sólo en el 2013 dejó un saldo de casi 25 mil personas asesinadas a manos del hampa, una de las peores tasas del continente, a pesar de los 21 planes “especiales” de seguridad que el gobierno chavista ha emprendido en los últimos tres lustros y de la creciente militarización del país.

Tras el horrendo crimen, voces opositoras, como la de la diputada María Corina Machado quien aseguró en un comunicado que el régimen y su política de Estado era el responsable de la creciente inseguridad porque durante 15 años ha venido politizando y destruyendo al sistema judicial y a los cuerpos policiales, empezaron nuevamente a tener eco. Ella y otros líderes criticaron la forma cómo el gobierno quiso evadir su responsabilidad en el hecho delictivo y clamaron para que en lugar de estar persiguiendo opositores, luchara realmente en contra del hampa.

La indignación popular continuó manifestándose a causa de la negativa oficial a dar amnistía a los presos políticos, la difusión pública de una lista de opositores que viajaron al exterior durante navidades, así como la exclusión y agresión a los diputados democráticos en las primeras sesiones del año en la Asamblea Nacional. Allí no sólo se les impidió formar parte de la directiva parlamentaria, sino ejercer su legítimo derecho de palabra, más bien fueron verbalmente agredidos.

También ha sido causa de malestar la iniciativa de “diálogo” con los gobernadores y alcaldes opositores que el presidente Maduro se ha visto forzado a emprender a instancias de la Iglesia Católica y el clamor de los sectores nacionales. Pese al publicitado estrechamiento de manos entre el presidente y el gobernador opositorHenrique Capriles Radonski, a los opositores no se les ha permitido hablar ni exponer sus ideas en los encuentros.

A lo anterior se suma la continuación de los ataques a la empresa privada y a los periodistas y dueños de medios de comunicación social, la alta inflación y la escasez de divisas y alimentos conque amanecieron los venezolanos este enero de 2014. Ya había sido pronosticado por los economistas y especialistas en la materia, este año sería peor que el anterior. Pero el pueblo aún no se daba cuenta, continuaba en el letargo propio de las fiestas y de la propaganda populista con que el oficialismo se impuso en las elecciones municipales del pasado diciembre.

No parece aventurado pronosticar que el malestar popular se incrementará si el gobierno no cambia las medidas que hasta ahora ha emprendido para atajar la situación crítica y los descontentos; paliativos éstos enmarcados en una estrategia de huida hacia adelante, es decir, de mayor radicalización política con devaluación y control económico.

Una de esas medidas recién tomadas, los cambios en el gabinete ministerial para la “renovación” del gobierno -tema que nos ocupa en esta columna- tampoco han suscitado en la mayoría del país comentarios y expectativas favorables. Todo lo contrario, se le ha visto como una nueva medida efectista, de distracción pergeñada desde La Habana, ante el escándalo producido por el caso del doble asesinato de Mónica Spear y su esposo. Según el profesor universitario Ángel Lombardi, “con los cambios ministeriales el mensaje es claro Cuba sigue al mando y Maduro es lo que se ha dicho, un cuadro cubano”.

En realidad, para todos los no fanatizados es bastante claro que esos cambios no representan un cambio real ni de personas ni de timón estratégico, son más bien un retruque político. La mayoría de los siete ministros nombrados vienen de otros cargos gubernamentales, son fichas políticas del chavismo y no son expertos en el área ministerial que les corresponderá dirigir, lo cual hace suponer que continuará la ineficiencia y la corrupción en esos entes.

En el área educativa, Ricardo Menéndez será el nuevo ministro de Educación Universitaria y Héctor Rodríguez nuevo ministro de Educación. El primero viene de dirigir la cartera de Industrias y el segundo fue ministro del Deporte y luego de la Juventud. Si bien ambos fueron en el pasado profesores universitarios, ninguno tiene trayectoria en administración y gestión en materia educativa.

En el ministerio de la Juventud, fue nombrado Víctor Clark que viene de ser Secretario de la Asamblea Nacional y cuya única credencial en el área fue haber sido dirigente juvenil del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). Como titular de Deporte, el gobierno nombró al cantante venezolano Antonio “El Potro” Álvarez, sin ninguna experiencia gubernamental, luego de haber éste perdido en las elecciones del pasado 8 de diciembre la Alcaldía del municipio Sucre del estado Miranda.

El recién nombrado ministro del Trabajo, Jesús Martínez, viene de dirigir la Universidad Bolivariana de los Trabajadores “Jesús Rivero”; el designado ministro del Industrias, el militar Manuel Barrientos –uno de los participantes del golpe de Estado de Hugo Chávez en 1992- viene del Despacho de la Presidencia; y el nuevo de este mismo despacho, el también militar Hugo Cabezas, viene de haber sido gobernador de Trujillo y director del Saime.

Entre los ratificados, quedaron los ministros más criticados por su gestión - Rafael Ramírez, ministro de Petróleo, Delcy Rodríguez encargada del ministerio de Comunicación e Información, el general Miguel Rodríguez Torres del ministerio del Interior, Justicia y Paz, e Iris Varela, la ministra de Asuntos Penitenciarios.

Sin cambios en estos cargos claves, sin planes profesionales realmente acordados con los dirigentes opositores y los sectores ciudadanos interesados, sin la asesoría de expertos en las diversas áreas, sin el otorgamiento de presupuestos adecuados, el “nuevo” gabinete de Nicolás Maduro pasará a ser un mero saludo a la bandera cubano-venezolana.


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