FAUSTO MASÓ 18 DE ENERO 2014
Maduro juega con fuego: el dólar y la
inseguridad, dos enemigos malos. El hampón cuando asesina lleva la “guerra
económica” a su última conclusión: acaba con el odiado burgués. Maduro gracias
al asalto de los comercios en diciembre ganó el plebiscito; volverá a usar el
argumento de la bendita guerra cuando quiera arrinconar a la oposición, que no
sabe a su vez cómo responderle. Solo un ingenuo le pediría a Maduro que
explicase públicamente que imprimir dinero provoca la subida de precios, y como
viejo militante de la Liga Socialista, también le toca sus fibras íntimas ese
discurso contra la burguesía. Pero dar palos de ciego tiene sus riesgos; ahora
Maduro nombra ministros descabelladamente, mientras desaparece a Samán con un
acto de magia. Ni Maduro ni la oposición saben hacia dónde vamos.
El cazador que confunde una vaca con
un rinoceronte, una serpiente con un adorno navideño, malgasta municiones. Le
ha sucedido 15 años a la oposición. Este cazador bizco apunta a los colmillos
del elefante y le saca los dientes a un gato, mata al dulce conejo mientras la
rata se refugia en las cloacas. Igual le ocurre a la oposición, que no logra
definir al régimen que enfrenta, y a Maduro, que ignora a qué se refiere cuando
habla de socialismo. ¿Es lógico llamar al gobierno una dictadura? Chávez
celebraba tantas elecciones que nos resistimos a creer que no habrá una en
2014. ¿Se dirá que Venezuela es una democracia? ¡Por favor! Aquí la
Constitución sirve de papel tualé, usado una y otra vez. ¿Calificaremos al país
de la nueva Cuba? Se parece, pero hay diferencias; Maduro sueña con fundar un
PRI venezolano, pero tampoco sirve esa comparación porque el PRI desarrolló
México, contaba con excelentes políticos, técnicos, empresarios; sometió el
Ejército al poder civil, se llevaba bien con Washington y con Fidel Castro.
Tampoco Maduro es un nuevo Perón; aquí el Ejército manda, en Argentina daba
golpes de Estado al peronismo.
El miércoles Maduro no aclaró nada.
Mantendrá el 6,30 indefinidamente, pero seguirá el Sicad y habrá cambios,
¿cuáles? Logró que lo oyesen anunciando que revelaría medidas económicas y
provocó tal decepción que el paralelo dio un salto mortal. En realidad, nunca
en cadena nacional se anuncian devaluaciones ni aumentos del precio de la
gasolina. ¿Qué significa fijar la utilidad de una empresa en 30%? Nada. Para la
Polar 15% sería una maravilla; para un laboratorio que desarrolla medicamentos,
la ruina. Maduro inventó un adversario fácil, las telenovelas. Hace suyo el discurso
de tantos intelectuales que llevan décadas culpando a la televisión de la gripe
y de la alienación.
A Maduro lo derrotará el dólar, no la
oposición. Los centros comerciales ya no sirven de lugar de esparcimiento de
los pobres, allí respiran una atmósfera terminal, de fin de mundo. Vivimos una
cháchara triste como los pasajeros de tercera clase en el Titanic antes de
agarrar tremendo resfrío. La riqueza petrolera hace aguas, el último en irse
que no se robe el bombillo. Y, por fin, la guinda de la torta: en Aporrea, Toby
Valderrama denuncia que Maduro presentó en la Asamblea un Plan de la Patria que
altera el texto sagrado de Chávez. Maduro lo acusó de ultraizquierdista y
resucitó a Rosa Luxemburgo, la primera en condenar a Lenin por ser dictatorial.
Y, ¡oh, pecado!, Maduro plagió a Teodoro al decir que no hay revolución sin
democracia.
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