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lunes, 27 de enero de 2014

Es tiempo de pensar en Venezuela, @AIPOPTWITT


Por Dra. Aída Lamus Valero, 16/01/2014
Boletín 165 AIPOP

Al abrirse el compás electoral (en los dos próximos años no está previsto un nuevo proceso), se nos brinda una oportunidad única de pensar con una visión de futuro sobre el país que queremos. Es la hora de la reflexión, sin desviaciones interesadas u oportunistas de corto plazo, sin ir buscando participaciones individualistas o tratando de imponer soluciones ajenas al interés colectivo, sustituyendo este, por medidas populistas en los partidos de gobierno; denunciando problemas sin ánimos de plantear soluciones transcendentales sobre cuestiones fundamentales, tales como: ¿Queremos una sociedad integrada por ciudadanos libres, críticos, interesados en conocer y participar en los asuntos públicos, con capacidad para defender sus derechos, mediante el ejercicio del control del poder exigiendo rendición de cuentas en forma oportuna y eficiente? ¿Cuál es el tipo de Estado que queremos, un modelo centralizado en lo político, con énfasis en la empresa pública y escasa o mínima participación de la empresa privada, reglas impuestas conforme a criterios de un grupo detentador del poder, sin más limitaciones que los intereses del jerarca o del salvador creado según las directrices impuestas a los medios de comunicación, por los sustentadores del régimen?

Antes de ofrecer alternativas viables, es necesaria una simple reflexión, sobre las consecuencias de escoger este modelo en un entorno de un mundo con énfasis en el desarrollo del conocimiento, basado en la innovación, en el esfuerzo continuado de los países para obtener una mayor eficiencia, en la observación de los derechos humanos, en la protección del ambiente y en las exigencias éticas en los negocios.

El modelo en referencia, con marcada tendencia hacia la formación ideológica, en detrimento del espíritu crítico e innovador con carencia de habilidades y destrezas en áreas esenciales (matemáticas, física, química e idiomas.) fallas que, en definitiva, constituirán obstáculos para la competitividad del país, transformándose en un enclave ajeno a la evolución, conformando una sociedad de súbditos temerosos sometidos al poder, sin posibilidad de una debida protección por instituciones contraloras de ese poder.
En Venezuela, nos encontramos en un escenario caracterizado por instituciones débiles, la Asamblea Nacional y el Tribunal Supremo de Justicia actúan más al servicio del Proyecto Político del Gobierno que en la protección de los derechos del ciudadano y la justicia. En lo económico el modelo no es mejor, una inflación de 51,7 % la más alta de América Latina, y más grave aún una inflación de 72,3 % en alimentos, aunado al crecimiento del P.I.B. de 1.2 % en el 2013 con estimación de solo 1% para el 1014 (Informe CEPAL). A mayor abundamiento, una evaluación de la política de controles de precios, refleja un alto índice de escasez y una mayor percepción del riesgo país, traducido en un porcentaje más alto del interés por concepto del servicio de la deuda. El incremento de las importaciones frente a la disminución de los ingresos del sector petrolero, hace que el modelo no sea sustentable si no se toman las medidas correctivas apropiadas.

Por todas estas razones, invitamos a las personas que les interese este país a configurar grupos de trabajo, que pudiesen elaborar documentos para el debate en las cuestiones fundamentales y servir de orientación para la formación de una propuesta alternativa, que paute la ruta hacia la construcción de un país donde sea posible un desarrollo social, político y económico con la participación del esfuerzo creador de sus empresarios y emprendedores en un marco de reglas jurídicas y éticas generadoras de confianza.


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