ANTONIO MARIA DELGADO 25 de enero de 2014
El sector privado venezolano está
siendo arrastrado aceleradamente hacia el colapso ante la negativa del régimen
de Nicolás Maduro de otorgar los dólares que requiere la economía para seguir
operando, en un escenario que amenaza con convertir al país sudamericano en un
gigantesco cementerio de empresas.
Analistas consultados dijeron que las
empresas venezolanas deben cerca de $10,000 millones a sus socios en el
exterior debido fundamentalmente al incumplimiento del compromiso del régimen
de entregar los dólares que ya había asignado, en una situación sin precedentes
que está paralizando las transacciones internacionales del país.
“Ya el país está en default,
en cesación de pagos, de su deuda no financiera. Esto es muy grave. Es algo que
no había pasado antes en Venezuela”, comentó desde Caracas José Guerra,
profesor de la escuela de Economía de la Universidad Central de Venezuela.
“Las líneas de crédito [instrumento
fundamental para las operación de comercio exterior] a las empresas venezolanas
están cortadas en este momento. No se están operando líneas de crédito y eso es
una amenaza grave”, agregó.
Es una amenaza grave porque paraliza
las operaciones en el exterior de un país que se ha vuelto sumamente
dependiente de las importaciones.
Más de 14 años de políticas hostiles
al sector privado han recortado el aparato productivo del país en más de la
mitad de lo que era antes que el fallecido Hugo Chávez llegara al poder en
1999, y gran parte de los productos finales y de los insumos de la producción
nacional provienen del exterior, explican los economistas.
La falta de insumos tiene en este
momento a una serie de industrias paralizadas, incluyendo el sector automotriz,
el farmacéutico y la industria de alimentos.
Guerra dijo que de continuar, la
actual situación podría conducir eventualmente a la parálisis de la actividad
económica en Venezuela debido a la integración entre los distintos sectores.
“Esto puede generar un efecto de
cascada, porque una industria que deja de producir puede paralizar a la
industria a la que le suministra insumos. Es una cadena que se va trabando y
puede paralizar el conjunto de sectores que conforman la economía”, explicó.
Es una combinación de factores que
amenaza con generar una mayor penuria para los venezolanos y problemas de alta
volatilidad política para el régimen de Nicolás Maduro, dijo el asesor político
Esteban Gerbasi.
“Esta es una película que va a tener
un final trágico”, advirtió Gerbasi desde Miami.
“El que podía alimentar la paz con
ideología era Chávez y se murió. Maduro no tiene la profundidad para mantener
calmada a la población y ante el descontento que se le viene encima, no va
tener más alternativa que ir a la represión, lo cual es una situación muy
peligrosa porque no es mayoría”, comentó.
De particular preocupación es el
futuro del mayor grupo de alimentos del país, Empresas Polar, que el miércoles
emitió un comunicado señalando que sus operaciones están en riesgo.
“La viabilidad de la producción de
Empresas Polar está en riesgo por la deuda que mantiene Cadivi [La Comisión de
Administración de Divisas] por concepto de liquidación de divisas, lo que
impide pagar de forma oportuna a los proveedores internacionales”, dijo el
mayor fabricante venezolano de harina de maíz, alimento utilizado en la
elaboración de arepas.
“Cadivi le debe a Empresas Polar 463
millones de dólares, monto generado por la importación de materia prima,
insumos, materiales de empaque y equipos necesarios para la producción”, agregó
la compañía.
En su comunicado, Empresas Polar dejó
entrever que pronto podría verse obligada a detener sus operaciones.
“Las compras internacionales dependen
en forma directa de las líneas de crédito que otorgan los proveedores. Debido a
la demora en honrar estos compromisos por los atrasos de Cadivi, dichas líneas
de crédito se han agotado y los proveedores han advertido que no podrán
continuar enviando pedidos si no se les cancela el monto adeudado”, advirtió.
El analista y columnista David Morán
dijo desde Caracas que es posible que compañías del tamaño de Polar puedan de
alguna manera sobrellevar la situación, quizás escalonando el cierre de sus
plantas y permitiendo que una porción básica continúe operando.
“Pero las PYMES [las pequeñas y
medianas empresas] no tendrán más alternativa que cerrar. El impacto del
incumplimiento en la entrega de dólares del gobierno es inmediato. Esta es una
situación que está afectando simultáneamente el lado industrial y el lado
comercial”, explicó.
Las PYMES constituyen nueve de cada
diez empresas que operan en el país.
El escenario se complica porque el
país ya se encuentra sin inventarios, debido en parte a la “política de saqueos
controlados” implementado por el régimen de Maduro en noviembre.
Esa política, emprendida como un
desesperado acto para mejorar sus perspectivas electorales para las elecciones
municipales de diciembre, obligó a los comerciantes a ofrecer sus productos a
precios de liquidación so pena de arrestarlos, intervenir sus negocios, o
permitir que fuesen saqueados por el populacho.
El efecto de esa política es que
muchos de los anaqueles del país hasta el día de hoy permanecen vacíos.
Victor Maldonado, director de la
Cámara de Comercio de Caracas (Consecomercio), dijo que el incumplimiento del
gobierno en entregar las divisas que ya había asignado a las empresas podría
ser la estocada final para un empresariado que ya lleva años siendo sometido a
un proceso gradual de exterminio.
La situación es particularmente
perjudicial para los comerciantes, muchos de los cuales dependen de los
productos del exterior para poder mantener abiertas sus puertas.
“Esto es simplemente colocar al
comercio y a la industria en una situación tal de obstáculos que los hace inviables”,
sostuvo desde Caracas.
Y esto solo conducirá a una
profundización de la escasez.
“Por esta vía, el gobierno destruye la
capacidad productiva del país y el ánimo emprendedor, pero no coloca nada en
sustitución”, sostuvo.
El grave deterioro del ambiente de
negocios venezolanos también está llevando a las pocas transnacionales que
operan en el país a considerar seriamente la posibilidad de cerrar sus puertas.
Esto, por ejemplo, pudo verse esta
semana en las decisiones de aerolíneas internacionales de dejar de vender
boletos dentro del país petrolero, incluyendo la estatal ecuatoriana TAME, lo
cual generó sorpresa en el país.
“Lo de TAME es muy significativo. Es
una compañía estatal de un país aliado al chavismo, la que decide dejar varados
a decenas de pasajeros en Quito, diciendo que Venezuela le debe $43 millones y
que no les pagan desde abril del 2013”, dijo Morán.
“Y si eso es lo que está sucediendo
con los aliados, con los que son tus amigos, ¿qué es lo que está pasando con
aquellas empresas que forman parte del imperio?”, agregó Morán.
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